Nada parece solucionar los graves problemas del transporte público en Cuba. La Habana, urbe de más de dos millones de habitantes, ni siquiera ha podido “aliviar” esta situación con las bicicletas, los bicitaxis o los carretones con caballo; medios muy comunes en el resto de las provincias del país.
Los porteadores privados, las nuevas rutas de taxi que la Dirección General de Transporte (DGT) de la capital ha creado y las muchas otras alternativas que este organismo, en trabajo mancomunado con el Ministerio de Transporte ha implementado, son insuficientes para una mejora sustancial en el sector.
Sin embargo, el tiempo de aquellos inmensos “camellos” abarrotados de personas va quedando en el pasado; así como las imágenes de quienes, cansados de esperar el transporte que no llegaba, iban colgando de las puertas de los vehículos. Indiscutiblemente el trabajo de tantos años —aunque lento— no ha sido en vano.
Un millón 300 mil pasajeros. Ese es el número mágico. “Nosotros queremos llegar a transportar esa cantidad de personas diariamente; cuando lo hagamos estaremos mejor”, afirmó a Trabajadores la directora general de pasaje de la DGT, Maribel Poulot Bravo, quien aprovechó la oportunidad para recordar que “la misión del Ministerio de Transporte es potenciar el sistema de transporte público”.
Partiendo de esa premisa fue aprobada una política para el desarrollo del transporte de pasajeros en La Habana, conciliada con el palan de ordenamiento territorial de la ciudad. “Aquí se definió que la urbe requería, para hacer un ordenamiento eficiente del transporte 25 estaciones urbanas de pasajeros (EUP)”; detalló en entrevista exclusiva Lupe Rodríguez Rodríguez, directora de planeamiento de la DGT.
Acompañada por el jefe del Departamento de Desarrollo de la entidad, Reinier Campos, la funcionaria explicó que “las EUP son lugares que van a facilitar el trasbordo de las personas, para que lo hagan de forma segura y ágil. Así mismo contaran con otros servicios como cajeros, puestos de Etecsa, entre otros, para que los usuarios puedan aprovechar su tiempo mientras esperan”.
El inicio del proceso inversionista de las EUP se desarrolla a partir del 2015 con los objetivos de ampliar las alternativas de transporte público, optimizar el tiempo en los cambios de ruta y en la gestión de los recorridos diversificando las opciones. Pero sobre todo, favorecer e incrementar las condiciones del estacionamiento y traslado de los pasajeros que viajan en transporte público, como continuidad del proceso de mejora del servicio e incorporando otros complementarios para brindar mayor confort y seguridad.
“Hoy el reordenamiento del transporte es parcial. No puede ser definitivo porque no están estas estaciones. Siguen existiendo rutas alimentadoras muy largas, porque no tenemos el lugar donde las personas puedan realizar los trasbordos”, acotó Rodríguez Rodríguez, quien, con la seguridad que parece caracterizarla mientras dialoga, sentenció: “Hasta que no podamos construir estas estaciones urbanas no podemos desarrollar una red eficiente de transporte”.
Este proyecto ocupa un lugar protagónico en el plan de movilidad de las personas en La Habana, toda vez que —desde la perspectiva más elemental— los trasbordos son una consecuencia propia de los sistemas de transporte masivo, donde algunos pasajeros necesitan emplear varios medios en diferentes rutas para llegar a su destino final.
“Estas infraestructuras son costosas, requieren un trabajo de proyección complejo que lleva tiempo, aun así ya está culminada la etapa de diagnóstico —levantamiento de la zona y del área— en las 25 estaciones. El proyecto más avanzado es el de Fontanar, pues pretendemos que esa sea la primera estación en comenzar a funcionar”, detalló Lupe Rodríguez.
El área propuesta para ella se encuentra en el nodo donde confluye la Avenida. Rancho Boyeros y Carretera del Wajay en el Municipio de Boyeros. El lugar ocupa un área ±2,04 h y en estos momentos posee como uso de suelo áreas verdes.
La zona escogida en Fontanar —y en el resto de los lugares seleccionados— corresponde con lo que sucede hoy en las vías. “Donde se encuentran los nodos naturales nosotros pretendemos trabajar”. Sin embargo, para proyectos como este se tiene en cuenta las características del terreno, el tamaño, el entorno, las necesidades y la posible progresividad de los espacios para el emplazamiento de las redes técnicas, entre otros múltiples factores.
“Estamos proyectando estaciones urbanas con el nivel de las de primer mundo”, enfatiza Lupe, a sabiendas de que la calidad del resultado final debe justificar los más de 5 millones de pesos que requieren estructuras de este tipo.
Un lugar seguro donde sea posible bajarse de un ómnibus y tomar otro, con el mínimo de confort para protegerse del sol y la lluvia, con la posibilidad de hacer una llamada telefónica, comprar una tarjeta, pagar algún servicio o extraer dinero; es decir, aprovechar el tiempo mientras llega el P. Un parqueo para autos estatales y bicicletas públicas y privadas donde no falte un baño o posibilidades de alimentación ligera: eso serán las estaciones urbanas de pasajeros.
¿Será posible la construcción de al menos una de ellas? Como casi todo lo que pasa por el sensible tamiz del financiamiento, dependerá del estado de la deprimida economía nacional y de las prioridades gubernamentales; además necesitará del trabajo mancomunado, preciso y adecuado de diversas instituciones, pues de no ser así, estaremos escuchando las historias de nunca acabar.
No obstante, proyectos como esto se unen a los notables intentos por mejorar el transporte en la capital; y ese solo hecho ya es esperanzador, al menos para quienes ven el vaso medio lleno.
