Nacidos un 14 de junio, ambos se convirtieron, en épocas distintas, en titanes de la lucha por la libertad. El comandante argentinocubano habló de Maceo en un discurso pronunciado en 1962, de su contribución a la historia patria, en el pasado y en la coyuntura que vivía el país después de la victoria.
“Hoy, dijo el Che, que empezamos una nueva etapa de la historia de América, el recuerdo de Antonio Maceo adquiere luces propias. Empieza a estar más íntimamente ligado al pueblo, y toda la historia de su vida, de sus luchas maravillosas y de su muerte heroica, adquiere el sentido completo, el sentido del sacrificio para la liberación definitiva del pueblo.
“Antonio Maceo tiene dos momentos, los más importantes de su vida, los que lo definen como hombre y como genio militar.
“El primero de ellos es cuando contra todas las corrientes, contra todos los conformismos, contra todos los desesperados que querían alcanzar algún tipo de paz después de 10 años de lucha cuando se desintegra el Ejército de Liberación y se firma la Paz del Zanjón, Antonio Maceo expresa la Protesta de Baraguá y solo trata de seguir la lucha en condiciones imposibles. (…). Fue infructuosa en ese momento, pero se continuó en la idea. Y todos los grandes patriotas, algunos en Cuba, otros diseminados por el Caribe o por otros países de América (…) iban intentando una y otra vez volver a la Patria para darle su libertad.
“En el año 95 lo lograron por fin. (…) Y entonces se preparó la segunda de las hazañas definitorias de la vida de Maceo: la Invasión.
“Para hacer esto que hoy se puede referir en pocas palabras, se necesitaba un inmenso poder de organización, una inmensa fe en la victoria, y en la capacidad de lucha de sus hombres, y un poder de mando extraordinario (…) Cuando Maceo deja el Ejército de Occidente, cruza la Trocha y llega a esta zona donde perdiera la vida, se había cumplido su tarea fundamental, la Revolución estaba encendida en todo el territorio de Cuba.
“La muerte de Maceo prácticamente selló la suerte de las tropas de Occidente como poder combatiente, y quedaron, en lo fundamental, las tropas de Las Villas, dirigidas personalmente por Gómez, y las tropas de Oriente dirigidas por Calixto García, sosteniendo el peso fundamental de la lucha.
“Después vino el Maine, vinieron los norteamericanos, vino la Enmienda Platt, vinieron cincuenta años de penumbra en nuestra vida, de preparación para las nuevas batallas, de intentos repetidos por distintos patriotas que fracasaban y a veces morían en el empeño (…).
“Pero hemos llegado a un momento donde el machete de Maceo vuelve a estar presente y vuelve a adquirir su antigua dimensión. Hemos pasado por la prueba más dura que puede pasar pueblo alguno, hemos estado frente a la destrucción atómica (…).
“Nuestro pueblo todo fue un Maceo, nuestro pueblo todo estuvo disputándose la primera línea de combate.
“Por eso, sus palabras, sus frases tan queridas resuenan tan hondo en el corazón de los cubanos, y es de obligada recordación esa frase que está inscripta al costado del monumento: ‘Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha’. Ese fue el espíritu de Maceo y ese fue el espíritu de nuestro pueblo.
“Por eso hoy levantamos el pensamiento de nuestros grandes héroes, de los luchadores de aquella guerra gloriosa, y lo hacemos nuestro y lo repetimos una y otra vez, porque no han sido nada más que fases de la misma lucha de la humanidad por deshacerse de la explotación. Porque todas las frases de Antonio Maceo, de Martí o de Gómez, son aplicables hoy en esta etapa de la lucha contra el imperialismo, porque toda su vida y toda su obra, y el final de su vida, no es nada más que un jalón que marca el mismo largo camino de liberación de los pueblos”.