Escogió como sentido de su vida la militancia comunista y el combate sindical hasta convertirse en el máximo dirigente de los trabajadores de su sector y fundador de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC).
Las conquistas que consiguió arrebatarles a los patronos perjudicaban a las empresas navieras y los intereses estadounidenses en el puerto, por ello se planeó su asesinato. El 17 de octubre de 1948, matones a sueldo lo balearon cuando discutía con un grupo de sindicalistas el documento que le harían llegar al Ministro de Trabajo en rechazo a las arbitrariedades impuestas en el puerto. Su ejemplo de batallador incansable perdura hasta hoy.