Aniversario 90 del natalicio del Che (+Fotos, cartas,  videos y PDF)

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Hombre infatigable

Con este especial hemos querido destacar, dentro de su rica trayectoria, la labor del Che en el Gobierno Revolucionario durante los años que permaneció en Cuba, entre 1959 y comienzos de 1965

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Sobre la ejecutoria del Che en esa etapa, Fidel Castro expresó en la Velada Solemne en su memoria, el 18 de octubre de 1967:

Trabajador infatigable, en los años que estuvo al servicio de nuestra patria no conoció un solo día de descanso. Fueron muchas las responsabilidades que se le asignaron: como Presidente del Banco Nacional, como director de la Junta de Planificación, como Ministro de Industrias, como Comandante de regiones militares, como jefe de delegaciones de tipo político, o de tipo económico, o de tipo fraternal.

Su inteligencia multifacética era capaz de emprender con el máximo de seguridad cualquier tarea en cualquier orden, en cualquier sentido. Y así, representó de manera brillante a nuestra patria en numerosas conferencias internacionales, de la misma manera que dirigió brillantemente a los soldados en el combate, de la misma manera que fue un modelo de trabajador al frente de cualesquiera de las instituciones que se le asignaron, ¡y para él no hubo días de descanso, para él no hubo horas de descanso! y si mirábamos para las ventanas de sus oficinas, permanecían las luces encendidas hasta altas horas de la noche, estudiando, o mejor dicho, trabajando o estudiando. Porque era un estudioso de todos los problemas, era un lector infatigable. Su sed de abarcar conocimientos humanos era prácticamente insaciable, y las horas que le arrebataba al sueño las dedicaba al estudio; y los días reglamentarios de descanso los dedicaba al trabajo voluntario.

Algunas jornadas de trabajo voluntario en las que participó

22 de noviembre de 1959: Primera jornada de trabajo voluntario en el Caney de las Mercedes, en la antigua provincia de Oriente, para la construcción de la ciudad escolar Camilo Cienfuegos destinada a 20 mil niños de la Sierra Maestra.

23 de febrero de 1961: Crea el batallón de trabajo voluntario del Ministerio de Industrias, con el cual participó en numerosas jornadas.

7 de mayo de 1961: Estiba materias primas en los muelles de La Machina, Paula y San Francisco, en La Habana.

4 de junio de 1961: Trabaja en la construcción de una escuela en las calles 13 y 4, en el Vedado, junto con un grupo de jóvenes de la Unión Internacional de Estudiantes.

21 de febrero de 1962: Acompañado de más de 200 trabajadores del Ministerio de Industrias corta caña en la segunda Zafra del Pueblo.

Febrero de 1963: Se convirtió en uno de los pioneros en operar las primeras máquinas de cortar caña que funcionaron durante la tercera Zafra del Pueblo, las que tripuló durante una quincena en los centrales de la actual provincia de Ciego de Ávila. Constituyó la jornada más larga de trabajo voluntario permanente realizada por el Che en nuestra patria. Concluida la primera quincena acumuló 137 mil 740 arrobas de caña cortadas con un promedio diario de 11 mil 478 y con el 286,9 % de cumplimiento de la norma de 4 mil arrobas para cada jornada.

(Fuente: Un hombre bravo. Adys Cupull y Froilán González. Editorial Capitán San Luis, 1994; Che: ministro y
operador de combinada cañera. Gerónimo Álvarez Batista, periódico Trabajadores, 25 de febrero del 2013).

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El Che en el XI Congreso de la CTC

El domingo 26 de noviembre de 1961 se inauguró el XI Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).

Entre los oradores estuvo el Che, entonces ministro de Industrias, quien se dirigió a los delegados el martes 28 para exponer cuáles eran a su juicio “las tareas más importantes durante los años venideros”.

Foto: Bohemia

Comentó que nos estábamos preparando “para iniciar el primer año de lo que será el cuatrienio de 1962 a 1965 (en la industria)”, de que “ya todos conocemos que la planificación es al socialismo, lo que la anarquía de la producción es al capitalismo”, de la necesidad del desarrollo industrial del país; de que una parte importante del éxito dependía de la clase obrera; de la importancia de elevarse a una conciencia social superior, pues sin comprender esto, el plan económico serio del Gobierno fracasaría, y señaló que habíamos tenido defectos de organización y que las deficiencias no estaban superadas todavía. Recalcó que “la organización era uno de los puntos claves”.

Con el espíritu crítico que lo caracterizaba, afirmó que “en esta lucha ha habido muchos momentos en que daba la impresión que la clase obrera no entendía bien el nuevo papel que tenía que jugar”, pero reconoció que desde hacía unos meses “hemos empezado a fundirnos en una sola masa”.

Habló del futuro Partido Unido de la Revolución y el papel que desempeñarían en él los trabajadores de vanguardia.

Argumentó que “el Sindicato, como representante de todos los obreros, tenía la doble tarea de representarlos —para cualquier discusión de tipo sindical— y, al mismo tiempo, desarrollar las grandes tareas que es necesario cumplir a cabalidad dentro de la masa obrera”.

Planteó que había dos líneas que era preciso seguirlas hasta el final: “desarrollar la técnica y desarrollar la productividad en el trabajo”; que “el estudio debe ser una de nuestras normas de conducta en el futuro” y garantizó que “vamos a liquidar totalmente el desempleo”, que todavía gravitaba sobre Cuba.

Expuso que el Ministro del Trabajo y los demás compañeros habían hablado de las cosas buenas, pero “a mí me toca hablar de los sacrificios y de las cosas malas”, afirmación que motivó aplausos prolongados, e inmediatamente concretó, entre otras cosas que “necesitamos aumentar la productividad” y uno de los frenos eran algunos de los viejos convenios de trabajo. Agregó que “cuando hay algo que esté frenando nuestro desarrollo, debe decirse y debe llamarse a discutirlo, amplia y abiertamente”.

Señaló que hacía más de un año estaba estudiando las normas de trabajo, y subrayó que era preciso tecnificar el corte y alza de la caña, para lo cual en esos momentos se estaban probando cuatro máquinas.

Reafirmó que otra forma de orientar la productividad era la emulación y que los sindicatos debían tomarla en sus manos como una tarea fundamental del año venidero.

Habló de las asambleas de producción, de la necesidad de los cursos de seguimiento para continuar elevando el nivel de instrucción de los trabajadores; de nuevas industrias, de la sucroquímica, como medio de diversificación de la agroindustria azucarera, de borrar las diferencias entre el trabajo manual y el intelectual y entre la ciudad y el campo, y exhortó a liquidar las clases, a crear la sociedad sin clases, “la sociedad del porvenir”.

Fuente: Los Congresos Obreros en Cuba. Evelio Tellería Toca. Editorial Arte y Literatura, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1973.

Ideas para todos los tiempos

Con los pies en la tierra y la mirada en el cielo

En conversación con Tirso Sáenz, vicedirector de refinación del Ministerio de Industrias, el Che le hizo un grupo de preguntas operativas sobre la actividad que atendía, las cuales fueron respondidas correctamente. A continuación quiso saber cuáles eran sus ideas sobre la estrategia de desarrollo de las refinerías, a lo cual Tirso tuvo que responderle que no había ni siquiera pensado en ello. Entonces el Che le dijo: Que los problemas presentes no te impidan pensar en el futuro, si no, los pasos que estás dando ahora no te llevarán a ninguna parte. Un dirigente tiene que estar con los pies en la tierra pero con la mirada en el cielo.

(Tirso Sáenz. El Che ministro, Testimonio de un colaborador, Ciencias Sociales, La Habana, 2005)

Los creadores de esta Revolución

En un acto de entrega de premios a trabajadores destacados efectuado en el teatro García Lorca, el 30 de abril de 1962, expresó: “Pero quien hace la historia, quien la hace día a día mediante el trabajo y la lucha cotidiana y la convierte en realidad en los grandes momentos, es la clase trabajadora. Son los obreros, son los campesinos, son ustedes, compañeros, los creadores de esta revolución, los creadores y sostenedores de todo lo que tiene de bueno”.

(Adys Cupull y Froilán González, Un hombre bravo, Editorial Capitán San Luis, 1994)

Un terror examinando los estados financieros de las empresas

Cuenta Orlando Borrego, uno de los colaboradores más cercanos al Che en el Ministerio de Industrias, que hubo momentos en que este pasaba trabajo con los análisis económicos de las empresas. Entonces le dijo: Hace falta que me busques un profesor de contabilidad. Le buscamos a uno de los mejores especialistas y se puso a estudiar por las noches hasta que llegó a dominar la materia. Después aprendió Costo Estándar, una asignatura densa y difícil, y por último se dedicó a las matemáticas, de modo que un día el maestro le dijo: Mira Che, no puedo enseñarte más, porque ya aprendiste todo lo que sé. Fue entonces que el Che retó a su profesor, el ya desaparecido Salvador Vilaseca, a estudiar juntos investigación de operaciones. Al final, era un terror examinando los estados financieros de las empresas.

(Orlando Borrego, en: Para vivir como tú vives, Anecdotario del Che, Mayra Mendoza Gil, Editora Política, 2016)

La calidad, respeto al pueblo

“Habíamos hablado de calidad como un sentido de respeto al público, de respeto al pueblo y esto también debe aplicarse a la calidad, no solo en su terminación, sino también en el surtido, es decir, todas las formas de servir al pueblo de la mejor forma posible”.

(Ángel Arcos Bergnes. Evocando al Che, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2009)


Amor de hijo, de esposo, de padre

En estas cartas, llenas de cariño, dirigidas a sus seres queridos, el Che conjuga la nostalgia, el compromiso con la obra a la que se había entregado por entero y en ocasiones su sentido del humor. Son expresión íntima de un ser humano que mucho tuvo que sacrificar por sus ideales

Caminamos sobre historia pura

A sus padres, desde Cuba, diciembre de 1959

Queridos Viejos:

Saben lo que me cuesta escribir. Hago un paréntesis a las 6:30 de la mañana, no de inicio sino de final de día, para desearles lo deseable en estos días.

Cuba vive un momento que es definitivo para América. Alguna vez quería haber sido soldado de Pizarro; para mi afán de aventuras y mis ansias de otear

momentos cumbre, no hace falta eso; hoy está todo aquí y un ideal porque pelear junto a la responsabilidad de un ejemplo que dejar. No somos hombres; máquinas de trabajar, luchando contra el tiempo en medio de circunstancias difíciles y luminosas.

El Departamento Industrial era hijo de mi propia mano; lo solté a medias, con dolor de papá avejentado, para sumirme en la aparente ciencia insulsa de las finanzas. Tengo también el cargo de Jefe del D. de Instrucción del E. Rebelde y el mando directo de un regimiento en Oriente. Caminamos sobre historia pura de la más alta categoría americana; somos futuro y lo sabemos, construimos con alegría aunque nos hemos olvidado de los cariños individuales.

Reciben el cariñoso abrazo de esta máquina de prorratear amor a 160 millones de americanos y a veces, el hijo pródigo que vuelve en el recuerdo. Che

(Canto inconcluso. Una vida dedicada al Che. Adys Cupull y Froilán González. Editora Política, La Habana 1998)

A su hija Hildita y a la tía  Beatriz

Dos cartas enviadas desde África donde se encontraba visitando varios países al frente de una delegación cubana

A su hija Hildita dirige esta misiva en febrero de 1965:

Mi querida: Cuando recibas estas notas, estaré en algún país africano y tú habrás cumplido tus nueve años. Te mando este regalito para que lo lleves de recuerdo; no sé si te cabrá o te quedará grande, pero en alguno de los cinco deditos puede ir.

Tengo muchas ganas de verte  Ya llevo dos meses fuera y todo estará un poquito cambiado.

A ver si este año también eres alumna ejemplar para hacerme quedar bien, igual que a tu mamá.

Viejita, recibe un beso grandote y un abrazo muy fuerte de tu papá que te quiere.

Saludos a todos por allí.

Le escribe a su tía Beatriz el 8 de marzo de 1965 desde Egipto:

Tiíta:Desde Tebas, primera capital de los sueños, te manda un recuerdo este poeta que no hace poesía y se ha convertido en un digno burócrata de panza respetable y hábitos tan sedentarios que marcha nimbado de añoranzas de pantuflas y críos (con la correspondiente fábrica, claro está). Un abrazo grande y recuerdo a las Hercilias y, quizás al Hercilito, del antiguo.

Tete

(Un hombre bravo. Adys Cupull y Froilán González. Editorial San Luis, 1994)

Un largo beso, como de reencuentro

 Primera carta enviada a Aleida March desde el Congo, 1965:

Mi única en el mundo: (Se lo pedí prestado al viejo Hikmet)

¿Qué milagro has hecho con mi pobre y viejo caparazón, ya no me interesa el abrazo real y sueño con las concavidades en que me acomodabas y en tu olor y en tus caricias toscas y guajiras?

Esto es otra Sierra Maestra pero sin el sabor de la construcción ni, todavía al menos, la satisfacción de sentirlo mío.

Todo transcurre con un ritmo lento, como si la guerra fuera una cosa para pasado mañana. Por ahora, tu temor de que me maten es tan infundado como tus celos.

Mi trabajo se compone de la enseñanza de francés en varias clases al día, aprendizaje de swahili y medicina. Dentro de unos días comenzaré un trabajo serio, pero de entrenamiento. Una especie de Minas del Frío, de la de la guerra; no la que visitamos juntos.

Dale un beso cuidadoso a cada crío (también a Hildita).

Sácate una foto con todos ellos y mándala. No muy grande y otra chiquita. Aprende francés, más que enfermería y quiéreme.

Un largo beso, como de reencuentro.

Te quiere

Tatu

(Evocación, mi vida al lado del Che, Aleida March, editado por Ocean Sur)

Carta de despedida a sus hijos (+ Video)

 

 

 

 

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Acerca del autor

Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …

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