Literalmente no es así, pero vendría bien que lo aplicaran quienes en la gastronomía, el transporte y el comercio tratan, y muchos lo logran, de escamotearle al cliente el derecho a recibir el vuelto.
Tajantes son en el primer párrafo del texto, al asegurar que a la pregunta de ¿Vuelto o Vergüenza?, que dio título al escrito, no queda de otras que afirmar:
“Lo que no tienen algunos bodegueros y camareras es vergüenza y han convertido esta mala acción en una incorrecta práctica y violación de los derechos del consumidor”.
A continuación enumeran acciones que efectúan en el territorio a fin de “incrementar la exigencia para erradicar o disminuir tales sucesos bochornosos”. Entre estas se encuentra la elaboración de un Reglamento Interno de Protección al Consumidor, la aplicación de encuestas para conocer la satisfacción del cliente y la realización de una plenaria provincial con representantes de los decisores en el sector para ofrecer un buen servicio.
Suponemos que similares medidas se asuman en el resto de los territorios, y ojalá no quede en campañas y en preliminares buenas intenciones lo que debe ser pan de cada día en el respeto al pueblo.