El pasado viernes 18 de mayo se celebró el Día Internacional de los Museos, efeméride acordada en 1977, durante la Asamblea General del Consejo Internacional de Museos (Icom), efectuada en Leningrado, para homenajear a los trabajadores que laboran en esos centros diseminados por todo el mundo, y también dedicar la fecha a la realización de actividades dirigidas a la comunidad.
Por tal motivo, recientemente visitamos el Museo Municipal Casa Hermanos Troncoso, en el municipio pinareño de Los Palacios, donde se desempeñan siete mujeres que han convertido esa institución en uno de los principales proyectos de la cultura en ese territorio con una población ascendente a unos 39 mil habitantes distribuidos en 26 asentamientos, de los cuales cuatro son urbanos: Paso Real de San Diego, Paso Quemado, San Diego de los Baños y la ciudad cabecera. En el Plan Turquino están localizados los poblados de Las Yeguas y La Güira.
“Nuestra labor se extiende a todos esos lugares de nuestra accidentada geografía, en los que hay 32 escuelas de la enseñanza primaria y secundaria. A estas hacemos visitas dirigidas con piezas que atesoramos aquí, además de conversatorios sobre la historia nacional y local, como los relacionados con los mártires que rememora esta vivienda construida en 1830. El inmueble tuvo varios usos, entre ellos, cuartel de la guardia civil española, antes de ser morada de Enrique —que nació aquí el 30 de agosto de 1938— y Adrián Troncoso, venido al mundo en otro barrio, el 31 de agosto de 1930”, dijo Ana Gloria Crespo, licenciada en Educación y directora de la entidad desde hace unos 10 años.
Ambos fueron asesinados por los esbirros de Batista hace 60 años. Adrián, el mayor, el 4 de abril de 1958, durante los preparativos de la Huelga de Abril en Santiago de Cuba. Una semana después, en las minas de Moa, Enrique fue vilmente ultimado. Sin embargo, allí existen escasas pertenencias de ellos —una mesa, un reloj y una manilla de Enrique, así como unas pocas fotos de la familia—, “ya que sus padres donaron casi todo su patrimonio a los centros de trabajo y escuelas que llevaban el nombre de estos heroicos jóvenes”, explicó Ana Gloria.
Sería bueno solicitar esos objetos entre las empresas que los atesoran, con el fin de enriquecer la colección de este emblemático sitio de la calle 21, número 2802, entre 28 y 30, donado al Estado cubano en el año 1980 por Sol Ángel —veladora—, hermana de Enrique y Adrián, cuando en todos los municipios se crearon las 10 instituciones básicas de la cultura.
Las cuatro técnicas: Gloria Miranda (investigadora); Beatriz Argos (inventario); Tatiana Contreras (animación sociocultural); y Yoslaidy Camargo (registro y atención a monumentos), todas graduadas en alguna licenciatura afín; más la otra veladora, María Julia Zayas, y la auxiliar general, Dulce María Iglesias, cuidan con esmero —con el apoyo de dos custodios— los bienes que se conservan en este museo inaugurado el 30 de diciembre de 1980. A pesar de las dificultades y las carencias —sobre todo de una computadora que les facilite su mejor desempeño—, ellas efectúan numerosas actividades, entre estas las relacionadas con la atención al adulto mayor; la educación estética; el conocimiento de la vida y la obra de José Martí; la creación de un club de tejedoras y la celebración de importantes efemérides.
La instalación cuenta con cuatro salas: época de la colonia; las luchas por la independencia nacional desde 1868 hasta 1959; economía y sociedad; y la transitoria. Estas son visitadas por unas 500 personas —en su mayoría estudiantes— todos los meses. En la última mencionada se exhiben diferentes obras de creadores locales, en su mayoría aficionados de las artes visuales y la artesanía artística.
“Nuestro colectivo es un ente vivo de la comunidad, por tal motivo le adjudicamos especial atención a las acciones de extensión y animación en los barrios, poblados y caseríos, sobre todo a aquellos integrados al programa especial del Plan Turquino”, expresó Ana Gloria, quien precisó que entre los objetos extraños poseen una pieza única, inexistente en otros museos: una desnatadora sueca para hacer mantequilla, utensilio que data de inicios del siglo XX.
Este centro, como todos los de su tipo en Cuba, está al servicio de la sociedad. Entre sus objetivos, además, se encuentran investigar, difundir y exponer los testimonios materiales del hombre y su entorno para la educación y el entretenimiento del público.