Los afiliados al Sindicato Único de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (Suntracs), de Panamá, el mayor de esa nación, están hace 20 días en huelga en reclamo de salarios dignos por las fuertes labores que ejecutan diariamente.
En las negociaciones con la Cámara Panameña de la Construcción (Capac) los representantes de ese gremio se negaron rotundamente “a aceptar limosnas”, como ellos afirman, y se “plantaron duro ante empresarios insensibles que se llenan los bolsillos con el dinero que produce el esfuerzo y el sacrificio de sus asalariados”.
Los miembros del Suntracs afirman que “la pelea se gana peleando”, y eso hacen, con la firme convicción de que vencerán.
Durante la huelga ese sindicato ha recibido múltiples adhesiones y abrazos solidarios de otros gremios panameños y de todos los movimientos vinculados a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba). Entre los que han manifestado de manera reiterado el apoyo está el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción (SNTC), de Cuba.
¿Cuáles son las razones?
La lucha histórica del Suntracs ha sido orientada al logro de mejores condiciones de vida para los trabajadores de la industria de la construcción. Ese batallar incluye la obtención de un salario digno en base a una justa distribución de la riqueza que producen los afiliados.
Las ganancias en ese sector suman más de 30 mil millones de dólares en los últimos cuatro años, las que se embolsaron unos pocos empresarios. Mientras, los salarios sumaron apenas 5 mil 917 millones, un 15 % de lo generado. Esos pagos se distribuyen entre más de 150 mil trabajadores. La patronal ha ofrecido un aumento miserable de solo cuatro centavos para el ayudante general y cinco para el obrero calificado.
Para justificar la cifra de los salarios, la Capac ha incluido todas las prestaciones legales a que cada trabajador tiene derecho, sea del sector público o privado, además del fondo de cesantía en el segundo. O sea, las suman al salario base, lo que constituye una verdadera patraña.
El trabajador de la construcción gana mensualmente 771 balboas (equivalente al dólar estadounidense), pero solo trabaja ocho o nueve meses al año, porque labora por contratos y fases de los proyectos. Pero con ese salario debe vivir con su familia todo el año.
Los empresarios no quieren cumplir con la responsabilidad que les corresponde por ley de pagar el seguro social, el seguro educativo, las vacaciones, el décimo tercer mes, los riesgos profesionales y los días feriados.
El Suntracs exige, con total razón, una distribución más equitativa de la riqueza que producen los trabajadores de la industria de la construcción.
Por otra parte, la patronal se niega a entregar los uniformes e implementos de trabajo, aunque está establecido en el artículo 134 del Código de Trabajo. Según aseguran directivos de ese sindicato, también pretenden que los trabajadores compren con su salario las herramientas para laborar.
“Las direcciones empresariales no quieren cumplir con lo pactado, ni mucho menos mejorar lo conseguido; al contrario, quisieran eliminarlo”, afirmaron en un comunicado difundido recientemente.
“El Suntracs ha desarrollado una negociación con la Capac por más de 250 días; es decir, durante siete meses, sin que ellos hubiesen sugeridos aumentos de salarios. El 1º de marzo del 2018 propusieron la limosna de 2 centavos de aumento por hora y por año para el obrero de la construcción. Este indigno ofrecimiento es mantenido hasta hoy”, aseguraron.
“Hemos mostrado capacidad técnica y de negociación para sostener los estudios y la firme exigencia de un salario digno para los obreros de la construcción”, señalaron.
La huelga ha paralizado 260 proyectos, entre ellos la ejecución de la Línea 2 del Metro de Panamá y la ampliación del Aeropuerto Internacional de Tocumen.
Trabajadores se ha mantenido en contacto permanente con los principales dirigentes de ese sindicato, quienes han manifestado la decisión de mantener la huelga hasta tanto logren una respuesta positiva de la patronal.