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¿Podemos aprender aún de Marx, en el siglo XXI?

Por Thalía Fung *

Hace unos pocos años se realizó una encuesta, principalmente en los países altamente industrializados, para conocer cuál se consideraba el filósofo más reconocido e influyente en el mundo, pero para asombro de muchos, no recayó en Sócrates, Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Descartes, Kant, Hegel, Schopenhauer, Nietzsche, Dewey, o Confucio, sino en aquel genio nacido en Renania hace ya dos siglos, cuya tumba fue bombardeada sistemáticamente por los pilotos alemanes durante la II Guerra Mundial, ya que osó asumir la lucha y la bandera de los desposeídos. Como dijo nuestro José Martí, porque se puso del lado de los pobres, merece honor.

Las inquietudes y los aportes teóricos del joven Marx

En 1818, en Tréveris, Alemania, nace el hijo de Heinrich Marx, de nombre Carlos, quien concluye el bachillerato con solo 17 años. Carlos Marx se enamoró de la más bella joven de Tréveris, miembro de la aristocracia, la cual conoce por su amistad con un hermano de la muchacha, y a la que pretendió aunque ella fuera 4 años mayor que él. Al conocer el padre de Marx del interés de este por Jenny von Westphalen, no consideró adecuado comunicárselo a los padres de la joven por el temor al rechazo de quienes habían acogido a su hijo con gran beneplácito. Había diferencias económicas y de rango social, además de las edades de Jenny y de Carlos. Pero no solo triunfó el amor, sino que como esposa Jenny prestó el mayor apoyo ideológico y teórico a la obra y la conducta revolucionaria de Marx, y lo aconsejó con sabiduría en determinados momentos de su vida.

Ya en Berlín, ingresa en la universidad y se inicia con los cursos de Derecho de Savigny y de Gans, es decir, de las escuelas histórica y hegeliana del Derecho. La contradicción entre ambas escuelas parecía conducir a Marx a decidirse o por el liberalismo histórico o por el conservadurismo ganstiano. De todos modos, las dos corrientes en el fondo buscaban desde lógicas diferentes el mismo objetivo político; el propio Gans, según refiere Cornu, había sido conquistado por la utopía de Saint-Simon y por los sufrimientos de los obreros, mientras que Savigny favorecía el estudio de la relación entre las ideas y los hechos. Finalmente, la elección de Marx se inclina por la filosofía y disiente de la interpretación que se da del Derecho Romano. Su primera obra de importancia teórica fue la inconclusa Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel.

La elección de Marx del camino teórico y metaforjador de la filosofía

En la no difundida Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel se distancia del autor de la Enciclopedia de la ciencia filosófica que negaba, en cierto modo, la obra de la juventud de Hegel, la Fenomenología del Espíritu. En el texto de Marx, que se publicó en Cuba como Crítica de la Filosofía del Estado, se produce por primera vez la inversión metodológica entre Estado y sociedad civil y familia. Para Hegel es el Estado, en tanto materialidad del concepto lógico, el creador de la sociedad civil y la familia, mientras que para Marx son la familia y la sociedad civil las que se abstraen en la superestructura Estado. Como puede verse, Marx se manifiesta muy temprano —tendría unos 25 años— como materialista y como dialéctico. No obstante, su recorrido hacia la política todavía requería de otros importantes cambios.

En esa inversión metodológica la primacía corresponde a lo real, a las relaciones materiales de los miembros de la sociedad, relaciones productivas y reproductivas, y son estas las que condicionan el Estado. Ello nos lleva asimismo a clarificar la relación entre legalidad y legitimidad. El Estado legaliza la organización de la sociedad, pero es la sociedad civil la que legitima las acciones del Estado.

Con el desarrollo del capitalismo, además de la Iglesia, se forman otras asociaciones que constituyen organizaciones que aglutinan los plurales intereses de la sociedad civil, y entre estas, la más reconocida en su autenticidad, por representar la actividad no gubernamental económica que sustenta y reúne a la gran mayoría de los grupos sociales de la Europa de la época: los sindicatos.

¿Desaparecieron las causas que condujeron a Marx a luchar por el establecimiento de una sociedad diferente?

Desde su juventud, Marx encuentra una sociedad europea en la cual la clase obrera se halla hundida en la extrema miseria, lo que se refleja en las obras de los intelectuales de la época, como la carencia de alimentación adecuada, de escuelas, de atención médica, mientras que los campesinos sufren de pobreza, y general desatención escolar y social.

Supuestamente, el capitalismo tenía que constituir un sistema en parte civilizador que mejoraría las condiciones de vida de las clases pobres, y ello se comportó desde las posibilidades de la revolución tecnológica en favorecer el rendimiento laboral, pero no de mejorar las condiciones sociales y de vida de los trabajadores; inclusive producen la conversión de los obreros en parte o extensiones de las máquinas, así como de su sustitución, lo que encontró una reproducción artística genial, a posteriori, en las películas de Chaplin.

Solo sus beneficios económicos se volcaron hacia una minoría cada vez más pequeña y elitiaria de la sociedad, en tanto las mayorías sufrían situaciones peores que en los feudos. También la revolución industrial originó una dependencia varias veces degradante en aquellos países que constituyeron su periferia, y que sirvieron de abastecimiento de materias primas y mano de obra barata al centro de dicha revolución; por lo que se forma cuantitativa y cualitativamente el sujeto que Marx considera que cambiaría el mundo, la clase obrera —en lo cual han coincidido los historiadores de la época— pero a su vez comienzan a formarse los grupos anticapitalismo y antiburguesía en los países sometidos y dependientes.

La Liga de los Comunistas encomienda a Marx la redacción de su Manifiesto, en el que se incluyera su convocatoria de unidad a los proletarios de todo el mundo en aras de cambiar la sociedad política existente en Europa, el que, el genio de Tréveris concluye en febrero de 1848.

Los levantamientos de esa fecha, que fue calificada de año loco en Europa, para 1852 han perdido fuerza y es entonces que Marx se plantea que irá en busca de un triunfo científico para su partido político, y se dedica a escribir la crítica de la economía política burguesa, es decir, su obra cumbre El Capital.

Con El Capital, obra insuperable de la ciencia económica y política, Marx devela la esencia de la formación socioeconómica capitalista y su necesario paso a una sociedad nueva, el socialismo y donde fundamenta el papel del obrero como su sujeto de cambio. Dicha obra sienta las bases para que se devele la pluralidad en la universalidad del planeta, tarea teórica y de acción práctica que realizarán, con nuevos sujetos, actores y protagonistas, Vladimir Ilich Lenin, Mao Tse Tung, Ho Chi Minh, hasta que un joven abogado cubano, Fidel Castro, toma las ideas socialistas y comunistas portadas por dichos genios de la política y las trae hacia el Sur, hacia una isla del Caribe, Cuba.

El recorrido de Marx no ha terminado. Desde su extrema juventud, sufrió la persecución de los defensores de la sociedad capitalista, que no han cejado hasta hoy, y aunque no inició la lista de los reprimidos por el régimen burgués, fueron también de su responsabilidad las acciones emancipadoras incrementadas contra el sistema; además, tuvo que padecer la envidia, inclusive de aquellos con los cuales había compartido posiciones políticas.

Mientras existan formas de explotación de los hombres y de destrucción por los hombres de la naturaleza Marx vivirá, ya que la revolución que concibió en primer lugar fue la revolución humana, de la que la revolución del proletariado es un estadio necesario y transicional.

* Dra. Cs. Thalía Muklan Fung Riverón, Profesora de Mérito de la Universidad de La Habana; presidenta de la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas y miembro del Comité de Dirección de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía.

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