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Cuba: pasado, presente y continuidad

Somos continuidad, la frase va más allá de la convocatoria hecha en el país para un twitazo a propósito de la constitución de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Y es que somos eso justamente: continuidad.

Los nuevos diputados que están en el Parlamento, los que se estrenan en cargos de trascendencia para el país, lo hacen conscientes de la responsabilidad que entraña mantener y perfeccionar todo cuanto se ha logrado en la nación.

Es este un momento que viene a tono con la diacronía de la vida, de la historia de la Mayor de las Antillas  y en especial de su proceso revolucionario, ese que inició en 1868 y ha avanzado con el paso firme de sus mejores hijos e hijas marcando la vanguardia.

Por eso la constitución del nuevo Parlamento, la renovación en los cargos del Estado y el Gobierno cubanos se asume sin alharacas.

No podemos negar que todo cambio genera una expectativa, llama la atención, interesa a millones, pero ya se sabe que el asunto tiene sus cimientos en la continuidad. De eso se trata.

Ahora se entrelazan varias generaciones de cubanos en la más alta dirección del país. ¿Es nuevo? Claro que no, de muy diversas formas aquellos que lucharon en la Sierra y el llano y protagonizaron la victoria de enero de 1959 prepararon esa continuidad que hoy se da de manera más expedita.

Esta nación siempre ha confiado en los más jóvenes, de hecho, manos bisoñas empuñaron las armas que hicieron posible que lleguemos hasta aquí, firmes e incalificables en los principios que defendemos.

La patria vive momentos trascendentes, momentos de continuidad, esos que la harán avanzar hacia un socialismo más próspero y sustentable, esos que como en Girón se verán coronados con la victoria.

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