El estar bañados por las aguas del mar quizás les ha permeado con una coraza que revierte cualquier rotura. Durante años lo han demostrado. Y hoy son algo así como genios, si de recuperación se habla.
Cuando finalizaba el mes de enero un recalentamiento eléctrico les complicó el día: un incendio se alzaba y provocaba, además de graves daños físicos, la salida de servicio de las dos unidades que estaban operando y el retraso en la entrada de la otra unidad que se encontraba en mantenimiento. Se detenían así los motores de la Empresa Termoeléctrica 10 de Octubre, de Nuevitas, al norte de Camagüey.
Algunos consideraban que “era cosa de tirar la toalla”, “que era tremenda pesadilla”, o “algo muy difícil de arreglar”; pero los trabajadores de la 10 de Octubre aseguraban que la misión de reparar el daño y volver a sincronizarse al Sistema Electroenergético Nacional podía ser posible.
Con ayuda
Tras el suceso, la incertidumbre enrarecía las labores de la Central. Pero no por mucho. Lo primero que se ideó fue extender las horas de trabajo a 24, para así, además de arreglar, dar mantenimiento.
“La termoeléctrica es el caballo de batalla de la generación eléctrica en el país. Imagínate el daño que provocaba estar parados, y ni hablar del gasto económico que implicaba la inversión”, explica Miguel Labrada Muñoz, secretario general del buró sindical de la entidad.
“Para poder acometer la tarea, cuenta Miguel, la Unión Nacional Eléctrica buscó trabajadores de distintos oficios dentro del sector energético. Se nos unieron unos 245 hombres que nos dieron tremendo apoyo”.
Y así, en menos de un mes la unidad número 4 echó a andar. Pero esa era tan solo la primera parte, “la más dura, con los equipos más dañados”, aún quedaba trabajo por hacer, áreas por limpiar.
Nadie se detuvo y con el mismo ritmo “ultimaban detalles en la unidad 5 y atendían las afectaciones propias del incendio que sufrió también la 6, la cual se prevé comience a funcionar en los meses venideros”.
Gracias a muchos hoy pueden contar así, de forma sencilla, lo sucedido en la Termo, como asegura José Ángel Porro Esquivel, técnico en mantenimiento, quien ve en esa ayuda el secreto: “Fue muy bueno que viniera tanta gente hasta aquí para apoyarnos, sobre todo en la rama eléctrica, la más afectada. Solos hubiera sido muy difícil”.