Oscar conocía muy bien las implicaciones de su indisciplina. Así y todo optó por arriesgarse. Necesitaba comunicarse con su familia en el extranjero y, como no eran tiempos de nauta ni wifi, usó la conexión de aquella Empresa de Proyectos.
De vez en cuando adjuntaba mensajes que inmediatamente “eliminaba” de la bandeja de enviados hasta que un día lo llamaron a contar. “Usted sabe que violó lo establecido. Será sancionado”, le informaron, luego de admitir su culpa y jurar que primero muerto que volver a incurrir en lo mismo.
Ese día abandonó la oficina del director sin sospechar que 48 horas después pondrían en sus manos el documento donde le notificaron la medida que abruptamente ponía fin a una larga relación laboral.
Sin embargo, en el Reglamento Disciplinario solo se estipulaba la suspensión temporal o definitiva del acceso a su cuenta de correo, y no la salida de la empresa. “Tanto me molesté que decidí no apelar. Tenía una fama bien ganada de ser muy cumplidor, pero demasiado polémico…, había que salir de mí y yo les di la oportunidad. Lo triste es que yo llevaba 23 años allí y el director solo tres. A mí me botaron, tiempo después al director lo promovieron, y en mi antiguo centro ningún arquitecto dura nada. ¿Quién salió perdiendo? La empresa…”.
La historia narrada llegó a mis manos luego de que Trabajadores publicara ¿Disciplina sin justicia?, texto defensor de la necesidad de que sanciones e infracciones se parezcan, y el sindicato lo exija, manera salomónica de preservar el orden laboral.
Confesiones como la de este arquitecto alertan de un asunto en el que ciertas administraciones incurren cuando separan de la entidad a trabajadores sin reparar en los costos/beneficios de una medida que quita de sus puestos a empleados hábiles, capaces, expertos, de los que se prescinde a veces con la misma facilidad con la que un árbitro expulsa del terreno a un pelotero solo por protestarle el conteo.
Baja productividad, artículos defectuosos, trámites demorados, planes imposibles de cumplir. Es larga la lista de las consecuencias de reemplazar a personas competentes por quienes no lo son, un gasto que no consta en partida alguna, a pesar de los significativos perjuicios que genera.
A esta, que debiera ser una sanción extrema, parece recurrirse sin que tiemblen las manos de sus ejecutores, escudados, en algunas ocasiones, en que “de arriba mandaron a ser implacables”, y no queda otra opción que cumplir, y en la obediencia privan de su continuidad laboral a trabajadores con una vida entera fraguada allí.
Las oportunidades para enmendar ayudan a ser mejores, me escribió un chofer de Transtur Varadero, a quien permitieron quedarse cuando debió irse, alternativa vedada a no pocos sentenciados a romper su vínculo laboral, como le acaba de suceder a cinco mujeres del Correo Central de Matanzas.
Ni indulgencia, ni paternalismo. Quizás un poco de sentido común, también de sensibilidad para entender qué conviene más a los empleados, a la empresa, a la fábrica, a ese país pequeño donde el sindicato necesita ser más verbo que sustantivo, más acción que voz.
Yorgenis, lo veo así también, los malos ejemplos que dan algunos directivos que actúan como dueños y no como administradores de bienes del Estado y del pueblo, facilitan actitudes negativas en los trabajadores y son muchos y variados los ejemplos y como dices ni Sindicatos ni Organos, total tolerancia, ya sea por complicidad o miedo a represalias. Hay que estar claro, el cumplimiento de las leyes y los principios de nuestra Revolución hay que defenderlos.
sachiel, estoy contigo, pero son muchas mas las indisciplinas que se comenten y no se analizan y no solo perjudican la disciplina sino la economia del pais , sobre todo si los directivos actuan como dueños y no como representantes de los bienes del Estado y del Pueblo. Esta actuación le da paso a los trabajadores para que violen tmbien la disciplina.
Sabemos que a veces las sanciones son injustas y que ni siquiera tomamos lo que dice el código de trabajo a la hora de aplicar una sanción. en cuanto lo que llamamos delitos informáticos, existen leyes que regulan estos delitos informáticos y en cada empresa cubana debe por regulación haber un funcionario que atienda la seguridad informática, cada cierto tiempo cada empresa debe ser visistada por la OSRI (Oficina de seguridad de redes Informáticas, para los controles y supervisión de esta a las entidades, en cada uno de estos controles la OSRI emite un informe final sobre la situación de la seguridad informática o mejor dicho la seguridad de las infocomunicaciones ya que en todos los lugares no están desligadas estas. por otra parte cada usuario de una red empresarial en el momento de su creación debe firmar las planillas correspondientes al mismo en las cuales debe decir a que servicios de la red tiene acceso, cuales puede usar y hasta donde, debe dárcele a conocer cuales son sus privilegios. además para los casos de delitos informáticos hay leyes específicas tanto del MIC como del MININT y los propios reglamentos y regulaciones que son particulares de cada ministerio y entidades, ya que la Res- 127/07 del MIC es la general y los ministerios y entidades la llevan a sus necesidades y tipos de empresas.
Dicho todo esto creo que hay más de una ley o resolución que diga que hacer en estos casos y no justifica a ningún directivo que tome sin consideración alguna ni siquiera lo que dice la ley, sancionar sin más, solo pasa cuando sucede como pasa a diario en muchas empresas de nuestro país, que ponemos un director por cubrir un lugar y nada más, directivos sin tener la preparación necesaria a veces para ocupar el cargo, también ocurre que tomamos ese cargo para ser un dios y nadie por debajo ( ni sindicato ni órgano de justicia labora le aclara que tambien existen leyes y que el no es un dios) solo creo que hay que aclarar al trabajador que los presupuestos asignados para infocomunicaciones son para uso laboral y no para lucro personal…
Muchas gracias Yorgenis. Muy valiosos sus argumentos.
Saludos
Sachiel:
Se trata de analizar la infracción y sancionar con justeza. Oscar fue víctima de la mala aplicación de un Reglamento Disciplinario Interno que en sus letras no incluía la separación del centro. Exactamente porque «la vida no es en blanco y negro, el comentario propone evaluar la relación costo/beneficio de la sanción que se impondrá. Pero, primero que todo, hay que respetar el Código de Trabajo y los Reglamentos disciplinarios. Lo otro sería tomarse la «justicia» por sus manos. Tal irreverencia sí sería perjudicial.
Saludos
«ni implacables, ni tolerantes…» asi me lo definia un excelente compañero, pero la vida no es en blanco y negro, ni se puede ser justiciero, sin saberse toda la verdad de cada asunto. Una «indisciplina» como la descrita, puede conllevar a otros males nemores y mayores, se hace hábito, y se abusa de la confianza, y de un medio que no es propio. Hoy muchos cubanos disponen de las TICs asignadas igual que del vehiculo o de diferentes medios: para provecho personal y no para su trabajo real.