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Desafío desde el Tercer Frente

Alcides se siente como en casa en la UBPC, por eso se reincorporó luego de jubilado. Fotos: De la autora

Allá en lo intrincado del monte, donde el río Contramaestre serpentea entre lomas y derriscos, el silencio apacigua los ánimos más exaltados y el viento fresco purifica los pulmones, hay un paraíso laboral que lleva por nombre Santa Rosa.

Esta unidad básica de producción cooperativa (UBPC), del municipio de Tercer Frente, distingue entre las de su tipo en la provincia de Santiago de Cuba y deviene paradigma en lo económico, social y sindical.

La esencia de que así sea radica en sus 80 trabajadores, gente bonachona y hacendosa, presta a cumplir cualquier encomienda que les permita crecer en producciones e ingresos, bien sea en la ganadería (vacuna, ovina, cunícula, avícola), los cultivos varios, e incluso en la fabricación de materiales de la construcción, de conjunto con la edificación de viviendas.

Todo ello en 22 caballerías que se ubican en medio de una montañosa geografía, hermosa, sin duda, pero llena de desafíos, en especial cuando se trata de lidiar con el ganado.

Sube, sube, hasta las nubes

A punto de cumplir 17 años de fundada, el próximo 8 de junio, Santa Rosa se confirma como un singular laboratorio en el que se valida la posibilidad de diversificar la crianza de animales, de ahí que muchas unidades de su tipo en la provincia la tomen como referencia y la visiten para hacer suyas las mejores experiencias.

No por gusto el primer golpe de vista que recibe el viajero a su llegada es una gran laja en la que manos campesinas escribieron una sentencia martiana: “Si el hombre sirve, la tierra sirve.

“Lo importante es tener un adecuado manejo de la masa, explica con orgullo Roberto Díaz Martínez, administrador fundador de la UBPC, y eso solo se logra con una entrega absoluta. No hay feriado, no hay distingo entre un lunes y un domingo, no hay detenimiento en las horas del día… los animales necesitan permanente cuidado para que avancen al ritmo que hace falta y eso es lo que hacemos aquí”.

Esa doctrina de trabajo les ha permitido un sostenido crecimiento de la masa, ejemplo de ello es el convenio que en el área porcina permitió al cierre del pasado año la entrega de 27 toneladas (t) de carne. Para el presente la meta es duplicar esa cifra.

Igual sucede con la ceba de toros y muy en particular con cría de pollos, en ascenso de 12 mil a 14 mil gallinas, y más de 30 mil huevos.

En este último quehacer van de la mano juventud y experiencia, bien lo saben Nervis Alarcón y Arturo Alcides Guerra, la primera con apenas unos meses en la UBPC, el segundo fundador de la unidad y reincorporado a la misma luego de su jubilación.

“Siempre me interesó trabajar aquí —comenta ella—, en la zona la gente sabe que es lo mejor, por eso aproveché la oportunidad que me dieron y estoy en el cuidado de los pollitos, con la guía de quienes tienen más experiencia.

“Este lugar es mi vida —dice Alcides—, después de jubilado no aguanté estar en la casa y regresé. Me ocupo de atender a los pollos, pero hago lo que sea necesario, porque a mis 78 años me siento fuerte y aquí me acogen con mucho amor”.

Amalgama perfecta

En Santa Rosa se entremezclan empeños, resultados, ambiente laboral, sentido de pertenencia, entrega, y accionar administrativo y sindical.

Basta hablar con la gente, consultar el estado financiero, ver los frutos de la labranza, desandar las áreas, llegarse hasta el módulo pecuario, apreciar el orden, la higiene, la disciplina…

“Aquí halamos parejo, comenta Yanner Pineda Hernández, emplantillado como médico veterinario y al frente de la sección sindical de Santa Rosa, y aunque las cinco fincas que tenemos están distantes, en cada una hay un buen funcionamiento, porque en todas está la representación administrativa y también sindical con un activista.

“Nuestra gente está contenta, eso no se puede negar, el salario promedio es de 725 pesos, pero hay compañeros que llegan hasta 2 mil. Eso depende de lo que hagan, y no hay queja de la atención, con garantía de buena merienda y almuerzo, la venta mensual de un módulo con carne, viandas, vegetales y granos, y una respuesta siempre rápida ante cualquier problema”.

Según comentaba a Trabajadores el administrador de la UBPC, en breve habrá otro alegrón en Santa Rosa. “El 2017 lo cerramos con 106 mil pesos de ganancias, ahora en mayo corresponde hacer el balance económico y vamos a repartir entre todos los cooperativistas hasta el 65 % de ese monto, lo cual es un incentivo más que se suma al que damos igualmente cuando se venden los animales del convenio porcino.

“Eso no quiere decir que todo sea perfecto, todavía hay que seguir mejorando lo que hacemos, principalmente crecer y diversificar más las producciones y en correspondencia con eso los ingresos colectivos e individuales”.

Cemento, ladrillo y arena

Elsa es de las beneficiadas con el plan de construcción de viviendas que se materializa en Santa
Rosa.

Elsa Hidalgo Reyes es feliz en lo intrincado del monte. Atiende los conejos que ha visto crecer y multiplicarse. “Comenzamos con 10 y en pocos meses vamos ya por 50”. La reconforta igualmente su vida más allá del módulo pecuario porque tiene casa nueva gracias a la UBPC.

“Me la construyeron de tipología cuatro, mampostería, madera, techo de zinc, con su piso de cemento pulido y baño sanitario, nada que ver con lo que tenía antes. Pero no soy la única, a otros trabajadores de aquí también les han hecho la suya, tan buena como la mía”.

La edificación de viviendas con esa tipología, que la provincia santiaguera potencia para las zonas rurales, es otra de las prioridades en Santa Rosa.

“En esta primera etapa del 2018 nos corresponde hacer cuatro, comenta Neldis Gómez Corrales, jefa de producción de la UBPC, pero hay años que hemos asumido hasta 12 casas, que no solo levantamos para nuestros cooperativistas, sino también para apoyar casos sociales, u otros destinos que nos pida el territorio.

“Tenemos como fortaleza una sólida experiencia en la fabricación local de materiales de construcción, principalmente ladrillos, una producción que ha crecido de 180 mil a 280 mil, que es el plan de este año, Además, ya comenzamos a incursionar en lo que a bloque se refiere”.

Así andan estos hombres y mujeres por el lomerío del Tercer Frente, en un constante desafío a la geografía que les rodea, siempre con metas nuevas y empeños renovados.

La fabricación local de bloques se suma a los empeños de diversificar las producciones.
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