El niño extiende su manito, agarra el juguete que acaban de regalarle, lo mira, sonríe, levanta la vista y dice: “Gracias”.
La escena, no por repetida deja de conmover, porque darle un poco de alegría a un pequeño enfermo y hospitalizado es agrandar la obra de infinito amor que constituye atenderlos, cuidarlos y hacer todo lo humanamente posible para curarlos.
Una y otra vez llegan al hospital pediátrico universitario Paquito González Cueto, de la provincia de Cienfuegos, integrantes de colectivos laborales que, en gesto altruista, aportan parte de su salario o de la estimulación para mejorar el confort de las salas o hacer donativos a los pequeños ingresados, fundamentalmente los de larga estadía, como los que sufren padecimientos oncológicos o hematológicos.
El más reciente fue el de la Agencia número 7 de la Empresa de Protección del Ministerio de la Construcción (ESPONS).
“Lo hacemos con mucha motivación porque conocemos lo que significa ese aporte para esos niños y sus familiares, aunque no sea tan grande como quisiéramos”, afirmó a Trabajadores Jorge Luis Peña Herrera, director de esa Agencia.
Explicó que el salario de los agentes y demás trabajadores es realmente bajo, pero eso no impidió que respondieran a la convocatoria hecha por la dirección administrativa y la sindical.
Al hospital pediátrico cienfueguero llegaron con ventiladores y golosinas diversas.
La doctora Dumeivy García Sánchez, subdirectora del centro asistencial, expresó el agradecimiento por tan generoso gesto y ponderó el significado real de los donativos, no solo para lograr unas condiciones mejores de estancia para los pacientes y acompañantes, sino también para aportarles un poquito de alegría.