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Martin Luther King y el sueño que aún perdura

Martin Luther King
Martin Luther King pronuncia en 1963 el discurso que pasó a la historia como “Yo tengo un sueño”. Foto: www.lavanguardia.com

“Estados Unidos dio al negro un cheque sin valor que fue devuelto con el sello de fondos insuficientes. Pero nos rehusamos a creer que el banco de la justicia está quebrado”.

Es agosto de 1963 y el que habla es el pastor bautista de 34 años que para entonces ya había alcanzado reconocimiento por su lucha a favor de los derechos civiles, en particular, de los derechos de los negros. Martin Luther King se dirige a cerca de 250 mil personas reunidas frente al Monumento a Lincoln, como parte de la marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad. Y su alocución, que pasó a la historia como “Yo tengo un sueño”, resultaba incómoda para quienes cinco años más tarde terminarían por quitarle la vida.

Fragmento del discurso “Yo tengo un sueño” (agosto de 1963):

Este cuatro de abril el mundo conmemora 50 años del asesinato del “rey del amor”, como le llamara la jazzista estadounidense Nina Simone en la canción Why? (¿Por qué?). A medio siglo de su partida, y del informe de la Comisión Kerner que denunció la inequidad económica y social existente en la nación norteamericana, sus reclamos aún parecen insatisfechos.

Un estudio de este año del Economic Policy Institute reconoce los avances del país norteño en la búsqueda de la igualdad racial, no obstante, revela que la brecha continúa vigente en muchos ámbitos.

El documento refiere que el sector con un panorama más favorable es el educativo, pues las tasas de finalización de estudios secundarios y universitarios han aumentado de forma considerable. Sin embargo, “los afroamericanos de hoy todavía tienen la mitad de probabilidades de tener un título universitario que los blancos de la misma edad”.

Por su parte, la esfera del empleo es una de las más desiguales. Los trabajadores negros ganan solo 82,5 centavos por cada dólar recibido por los blancos. Asimismo, la tasa de desocupación para los primeros fue del 7,5 % en el 2017, mientras que para los segundos solo alcanzó el 3,8 por ciento.

Si bien la proporción de afroamericanos que viven en la pobreza ha disminuido en las últimas cinco décadas, este grupo poblacional tiene 2,5 veces más posibilidades de estar en situaciones vulnerables que las familias blancas, las cuales atesoran una riqueza 10 veces mayor que la de las negras.

Con respecto a la vivienda, el Economic Policy Institute señala que las cifras no han variado mucho desde 1968: en el 2015 la tasa de propiedad por parte de afroamericanos apenas alcanzaba el 40 %.

Tales indicadores han derivado en masivas protestas, sobre todo, luego de que asumiera la presidencia Donald Trump. Desde entonces, el 65 % de los ciudadanos negros estadounidenses asegura que las relaciones raciales se han deteriorado en un país que ya tuvo un mandatario con ese color de piel, pero donde los titulares noticiosos se manchan de sangre afro con frecuencia.

Manifestantes protestan en Washington en diciembre del 2014 contra los abusos policiales hacia los negros. Foto: Reuters

“Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia”, decía en 1963 Luther King. Y hoy la comunidad negra en los Estados Unidos sigue exigiendo el cheque más justo.

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