Teshigawara, uno de los más reconocidos coreógrafos del Japón, quizás el más renombrado, explora con la agrupación cubana los desafíos del futuro, en un ejercicio que ha seducido a los bailarines: Mil años después.
“Estamos en el medio: entre un futuro lejano (que no es posible conocer o predecir), y el pasado, que en realidad no alcanzamos a ver o a comprender con todas sus implicaciones. Esa es la realidad. Partiendo de ahí, pensé en cómo podríamos tener esperanza hacia un futuro que no está confirmado” —afirma el coreógrafo.
Teshigawara también bailará en esta temporada, junto a una de las bailarinas de su compañía Karas, Rihoko Sato. Abrirán el programa con un dúo de singular lirismo: Lost in Dance, Perdidos en la danza.
Acosta Danza ofrece nuevamente a sus bailarines la posibilidad de montar con coreógrafos de diferentes procedencias.
Junto a Teshigawara, ensaya por estos días el sueco Pontus Lidberg, un creador ya conocido por el público cubano.
Su coreografía, Paysage, soudain, la nuit (Paisaje, de repente, la noche), dialoga también con nuestras circunstancias. La música es de Leo Brouwer y del sueco Stephan Levin.
La obra contará en escena con una instalación de la artista cubana de la plástica Elizabet Cerviño.
En Acosta Danza coexisten bailarines de disímiles formaciones (del ballet académico a la danza más moderna), pero este programa es esencialmente contemporáneo.
Será una oportunidad para apreciar el trabajo de dos coreógrafos de primer nivel, habituales en las más reconocidas agrupaciones del mundo.
Las entradas están a la venta en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.