Más de un millón de personas en todo el orbe laboran relacionadas con el agua motivo más que suficiente para dedicarles en el presente año el Día Mundial de este preciado recurso, que se celebra cada 22 de marzo, desde 1993.
La fundamentación de tal decisión la dio a conocer en La Habana Myrta Kaulard, coordinadora residente del sistema de Naciones Unidas y representante en Cuba, al participar en el acto con el cual la Mayor de las Antillas recordó la efeméride, en la sede del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), organismo de la Administración Central del Estado rector de las aguas terrestres.
En su intervención leyó el mensaje de Ban Ki Moon, secretario general de Naciones Unidas, donde se formula que el Día Mundial del Agua en el 2018 se tributó a los vínculos entre ese elemento finito y el empleo.
La funcionaria enfatizó en aspectos que no por sabidos pueden pasarse por alto en dicha fecha, como lo imprescindible del agua para la existencia humana y la propia subsistencia del planeta, lo cual es amenazado por las deficiencias en su uso y abastecimiento, así como la falta de saneamiento, lo cual lamentablemente tiene mayor repercusión en las naciones más pobres.
En representación del INRH intervino el ingeniero Abel Salas, vicepresidente primero del organismo, quien destacó que en el país hay un trabajo colectivo en función de proteger y hacer un uso racional y eficiente de este recurso.
Recordó que el Día Mundial del Agua se celebró por primera vez en Cuba en 1995, con actividades que estuvieron encaminadas a fomentar un espíritu de conservación y desarrollo de los recursos hídricos entre la población y todas las entidades, a partir de su papel decisor para todo el desarrollo socio-económico y la preservación de la salud de los ecosistemas.
La ascendente presión sobre la disponibilidad del agua dulce debido a su creciente demanda, así como por la progresiva contaminación a nivel planetario es un tema de gran preocupación, subrayó, y al propio tiempo recalcó que urge una acción encaminada a revertir la tendencia actual de derrocharla y contaminarla.
Contribuyamos todos de manera eficaz para dar respuesta a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, acotó.
El pasado año el Parlamento cubano aprobó la Ley de Aguas Terrestres, cuyo objetivo es ordenar la gestión integral y sostenible de este recurso, necesidades ya planteadas cuatro años antes en la Política Nacional del Agua, refrendada para organizar y perfeccionar lo legislado hasta entonces sobre el tema y a tono con los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.