Seré un preso político, ha dicho Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT) y candidato con mayor intenciones de voto de cara a las presidenciales brasileñas previstas para octubre de este año.
Entre el 26 y el 28 de marzo, mientras se encuentre en Foz de Iguazú, las autoridades del 4.º Tribunal Regional Federal de Porto Alegre, el cual confirmó y amplió la condena dictada por Moro, divulgará los fundamentos de su fallo, procedimiento que habitualmente precede a la detención de la persona implicada.
Por tal razón, la cúpula del PT y el propio Luiz Inácio Lula da Silva, han declarado estar listos para que el expresidente vaya a prisión en las próximas semanas. Se espera incluso que tal suceda el 1.º de abril, o cerca de Pascua, aseguró el politólogo y sociólogo brasileño Emir Sader.
Mientras tanto, el hombre que empezó su carrera política entre los sindicatos de la metalurgia, persistirá en pasar sus últimas semanas de libertad “encarcelado por su pueblo” en maratónicas y multitudinarias jornadas calificadas por el propio Sader como “las experiencias políticas de masa más extraordinarias”, donde el líder se entrega física y espiritualmente para transmitir “un mensaje de esperanza, de que con la mayoría a favor de un proyecto de desarrollo económico con distribución de renta, es posible revertir la situación actual, recuperar la democracia, volver a tener un país que confíe en sí mismo, que se vuelva a respetar en el mundo”.
“El pueblo sabe por qué me condenan. Estoy listo”, ha declarado Lula.