La implementación de la campaña Granma Triunfa parece ser uno de los aciertos en la provincia oriental durante los últimos años. Se trata de una estrategia encaminada a movilizar todas las fuerzas políticas, sociales y productivas para alcanzar metas que realcen la autoestima de sus habitantes.
Busca la campaña reavivar en los granmenses el orgullo de habitar la tierra que, además de célebre por los hechos históricos, sea próspera. De ahí que es objetivo esencial elevar la calidad de vida del pueblo con principal enfoque en los servicios; una premisa que amerita elogios si se manifestara como la concepción concienzuda y organizada.
A fin de que no se quede en el intento, durante un llamado de atención a finales del pasado año, Federico Hernández Hernández, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en Granma, refirió que se debe trabajar con intencionalidad y no retroceder, porque de eso depende lograr en las familias y los trabajadores la máxima expresión de espiritualidad y satisfacción.
“En lo que creamos se nota a veces falta de cultura y de buen gusto. Desde que se remodela un inmueble hay que llevar un pensamiento superior de ambientación y, por supuesto, una mejor atención al pueblo. Seguiremos reanimando, buscando confort y perfección en la imagen. Hay que ser inconformes para desarrollarnos”.
Las tendencias actuales han impuesto en la práctica una percepción de imagen que solo relaciona elementos de lo visual, aparente o decorativo, penetrados por la moda transitoria y que se desvía del significado original, lamentablemente menos generalizado, el cual tiene una importancia social más allá de lo lingüístico.
Imagen es, en antítesis a lo anterior, el resultado de un complicado proceso en la mente de los públicos objetivos, dado por el efecto de los mensajes de la organización, por lo que relaciona valores, comportamientos y calidad del servicio de esta. En su efecto, no se trata solo de cuan reciente sea la pintura o el mobiliario de un local, en tanto los productos siguen siendo los mismos y sin mejoría en la eficacia.
Programa Imagen
Eduardo Milanés Sánchez, presidente de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales (ACCS) en la provincia, se apropia de los alusivos conceptos para alertar sobre lo que no puede continuar siendo esa realidad.
“Hoy el Gobierno invierte cuantiosos recursos en cambiar la parte física de los diversos centros que prestan atención a la población, sobre todo en los pasados días de celebraciones por el 26 de Julio, cuando se inauguraron más de 70 obras de beneficio social. Es innegable que cambia la visualidad de determinados espacios en pueblos y ciudades, pero si abordamos este asunto basados en conceptos reales, entonces queda mal nombrado el plan de acciones u objetivo, al que se le da seguimiento por las autoridades de la provincia: el Programa Imagen, incluido dentro del Granma Triunfa.
“Es doloroso que tantísimos esfuerzos hoy se deshagan ante las opiniones de quienes visitan estos remozados y ambientados lugares y, en incongruencia, reciben un servicio sin la calidad debida, contra la cual atentan desde la oferta hasta la atención del personal que labora”, señaló.
Al vincular el tema con la ciencia humanística a la que representa, Milanés Sánchez expuso:
“Cuando analizamos a través de interrogantes las tres dimensiones de la imagen, que caracterizan el funcionamiento interno, propósito y percepción pública de una entidad, nos percatamos de dónde estamos y cuánto nos falta por hacer. Por ejemplo, ¿existe sentido de pertenencia? ¿Se sienten motivados los trabajadores en esos centros? ¿Cuál es la cultura de organización que predomina? ¿Se tiene en los colectivos una filosofía real de lo que es atención al cliente? ¿Se brinda un correcto servicio para alcanzar la satisfacción de estos? ¿Cuál es el verdadero criterio que predomina?”
Y concluyó: “Mi sugerencia, para quienes deciden cambios, es que busquen con diligencia las respuestas, pero no en visitas planificadas o reuniones, sino en la cotidianidad”.
Del proyecto
Para el diseño de un inmueble se debe tener en cuenta el estilo arquitectónico de la edificación, su entorno, el tipo de servicios que brindará y con quien va a competir, asegura Rafael Chi Quesada, diseñador y miembro de la ACCS: “A partir de ahí se determinan los colores, identificación, muebles y otros elementos volumétricos”.
“En Bayamo, por ejemplo, en ese sentido constan muy buenas intenciones. Se manejan ideas y conceptos generales que tienen una base interesante, pero para lograr el propósito hay que ‘aterrizarlo’, estudiarlo un poco más, y eso se logra con un equipo multidisciplinario, que va desde el albañil hasta el arquitecto, e incluso un diseñador. Pero… ¿se tiene en cuenta a la hora de hacer los contratos?
“Un error reiterado ha sido el uso de colores modernos en el centro de la ciudad como parte de esas transformaciones, así como materiales de construcción y piezas. En el casco histórico debe utilizarse un croma alegórico a la etapa colonial por respeto a la tradición.
“Por otra parte no es decorar con algo nuevo que elimine lo deteriorado, sino ver realmente para quien se diseña y que se cumpla con la funcionalidad, porque justo ahí comienzan las prestaciones al público. No pocas veces ha sucedido que se logra el diseño; pero a los responsables del inmueble les parece pobre, lo sobrecargan con más objetos o adornos y el resultado es que se altera el contraste, siendo, además, desagradable a la vista.
Señala Chi Quesada, en el caso del sector no estatal, que se ha dejado al gusto de estos trabajadores el diseño de sus negocios sin que medie una regulación u organización: “Copian, casi siempre, algo visto en otros lugares o productos audiovisuales; sin embargo es importante que comprendan que su local debe estar en uniformidad con el contexto donde se ubica y responder a un único concepto”.
Por hacer
Continuar renovando y creando es medular. La cultura de los cubanos ha ido en progreso y abarca lo que se entiende como “buen gusto”.
Por eso a todo lo expuesto se deben sumar otras precisiones, entre las que cuentan favorecer el entorno de la obra nueva o asistida y no que sea esta el príncipe en tanto el resto a su alrededor sean mendigos; tener cuidado con los cambios de uso de las unidades de expendio sin que se realice de manera previa un estudio de afluencia o factibilidad así como analizar detenidamente lo que se prioriza, pues mientras algunos locales se alternan las reparaciones año tras año, quedan los que, de igual importancia y tal vez mayor perjuicio, continúan a la espera.
Cuando muchos serían los ejemplos para ilustrar, la intención no es herir sensibilidades, sino obrar en consecuencia.