Una sentida carta envían a esta sección trabajadores del cine-teatro Cárdenas, radicados en ese municipio, restaurado hace 12 años a instancias del líder histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz —según plantean en su carta—, como la obra más importante de la Batalla de Ideas en la denominada Ciudad Bandera.
El licenciado Darían Pérez Castillo, director de la instalación, suscribe la misiva, en la cual refiere que a siete meses de cerrado el lugar siguen sin comenzar los trabajos de reparación previstos y lo más triste, “desconocen cuándo se iniciarán”, pues no se define quién los financiará.
Mientras se ponen de acuerdo las instancias provinciales —léase, Dirección de Cultura, Consejo de las Artes Escénicas y el gobierno—, la población y los trabajadores del teatro se preguntan si abrirán algún día, porque no hay respuestas de lo contratado, expone el funcionario.
“Temo que el mantenimiento constructivo pactado se convierta en una reparación capital que tarde años en concluir” —subraya—, si bien reconoce que los trabajadores no han dejado solo el lugar, a pesar de las muestras de deterioro.
Humedad en los equipos de audioluces, moho en el lunetario, caídas de falso techo con peligro para cualquiera y salida definitiva de personal especializado, cansado de la espera y la incertidumbre, son algunas de las consecuencias de este demorado proceso inversionista que, sin duda, requerirá un mayor monto en dinero y las derivados pérdidas, expresa.
Pérez Castillo reconoce en su carta que saben “las huellas que a diario nos impone el brutal bloqueo norteamericano, la situación económica del país y las prioridades aprobadas, entre las que está la recuperación de los daños provocados por el huracán Irma, pero no podemos olvidar la importancia de la recreación sana que brindan las instituciones culturales aun en tiempos difíciles”.
Precisa en el texto que este año el cine-teatro Cárdenas cumple siete décadas, con un notable legado al acervo cultural local, pues ha sido escenario de múltiples e importantes espectáculos.
Sin embargo, lo que pudo ser festejo se ha convertido en pesadilla que traspasa los vetustos muros de la instalación, pues tampoco contribuirá a las celebraciones por el aniversario 190 de la ciudad.