El compromiso con el pueblo como esencia y línea directriz ha caracterizado el trabajo del Poder Popular, desde que en 1974 quedó validada la experiencia en la provincia de Matanzas y luego se extendió a todo el país.
Al margen de dificultades, insatisfacciones y asuntos por resolver —que no son pocos teniendo en cuenta las limitaciones económicas y los propios errores cometidos— durante estos años ha primado la confianza de la población en el órgano supremo del poder del Estado y en sus correspondientes niveles en la base, municipio y provincia, cuyos peldaños integran ciudadanos de todos los sectores y territorios, con méritos, capacidades y trayectorias sobresalientes en el cumplimiento de sus tareas.
De ahí el deber de asumir el próximo domingo 11 de marzo cuando Cuba dará cumplimiento —como siempre en un clima de tranquilidad y paz— a la segunda etapa de las elecciones generales (convocadas en junio del pasado año) para elegir a los 605 diputados y a los mil 265 delegados provinciales del Poder Popular, quienes por un término de cinco años representarán los intereses del pueblo.
Este será, entonces, un acto cívico, ciudadano, patriota; un adeudo para aquellos que sienten la patria como algo propio e imperecedero y profesan, además, profundo respeto hacia quienes lo sacrificaron todo, hasta la vida, por la real y definitiva independencia.
Tras un arduo trabajo de las comisiones de candidaturas, este segundo domingo de marzo en las dos boletas que los electores tendrán ante sí (de colores verde y blanco, para elegir a los diputados y delegados provinciales, en ese orden) estarán plasmados los nombres de personalidades del país, de la política, del arte, del deporte, de las ciencias y también de trabajadores, obreros, campesinos, estudiantes, que a diario dejan una huella en los espacios donde se desenvuelven.
Es cierto que tales propuestas —según el decir de una periodista en un encuentro de colegas— maduraron sobre la base de los méritos y la capacidad. Pero trascienden tal realidad, pues esos desempeños traen consigo un tremendísimo sacrificio y extensas jornadas de dedicación y labor. Integrar el Parlamento o una Asamblea Provincial deviene orgullo, además implica obligación y entrega con quienes —entre tantos— los seleccionaron.
Recordemos, como señala el Reglamento de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), que esta “representa y expresa la voluntad soberana de todo el pueblo y es el único órgano con potestad constituyente y legislativa en la República”.
Por lo tanto —entre otras atribuciones— aprueba, modifica o deroga las leyes y las somete previamente a la consulta popular cuando lo estime procedente; discute y acuerda los planes nacionales de desarrollo económico y social y el presupuesto del Estado, y ejerce la más alta fiscalización sobre los órganos del Estado y del Gobierno. ¡Tamaña encomienda!
Se trata de una responsabilidad difícil y seria que hoy reclama un mayor vínculo con la base y la ampliación de los mecanismos de participación con el pueblo, así como otros tantos elementos esenciales expresados en el Programa de Atención Integral al Perfeccionamiento del Poder Popular.
A pocos días de la celebración por el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, y a propósito del tema, la secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, Teresa Amarelle Boué, comentó que de los 605 candidatos a diputados, 322 son mujeres (lo cual representa un 53,22 %), y de ellas 179 son delegadas de circunscripción, lo cual reclama de estas féminas un mayor sacrificio y empeño.
Tenemos conciencia —subrayó la también miembro del Buró Político del Partido— que entre las más de 4 millones 300 mil federadas muchísimas pudieran estar representadas en esas canteras por sus liderazgos, aportes y fidelidad al proceso.
El 25 de marzo y el 19 de abril venideros, al quedar constituidas las Asambleas Provinciales y el Parlamento, estaremos ratificando una vez más los conceptos de “unidad, compromiso y victoria” que, precisamente, constituyen el lema del proceso orgánico del XXI Congreso de la CTC. El cumplimiento exitoso de esta tarea será la expresión de otro Sí por Cuba, que es decir Sí por todas las cosas buenas alcanzadas durante estos años de batallas.