Uno de los especialistas consultados durante la investigación acerca del proceso demográfico que conocemos como envejecimiento poblacional y sus impactos en el mercado laboral, sentenció, con mucha razón, que se trata del triunfo de la vida sobre la muerte, que es un logro del desarrollo socioeconómico de un Estado.
Cuba ha visto envejecer el rostro de su sociedad con el aumento de la proporción de personas de 60 años y más. El tema se ha situado entre las prioridades de la nación.
Existe consenso acerca de que las causas más evidentes son “los bajos niveles de fecundidad, el incremento de la esperanza de vida y el saldo migratorio externo”, tal como reconoció en el año 2014 Marino Murillo Jorge, vicepresidente del Consejo de Ministros y jefe de la Comisión Per manente para la Implementación y Desa rrollo de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
Datos del 2016 ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei) aseguran que el 20 % de la población total de Cuba ha superado la edad de jubilación, que según la legislación actual, y sin ser obligatoria, se ha establecido en seis décadas para las mujeres y un lustro más para los hombres.
Este panorama impone que la sociedad se reconfigure, y con ella sus entornos laborales, pues será mayor el grupo que no participe activamente en la economía, o que lo haga en otras condiciones. Será preciso entonces la calificación y recalificación de la fuerza de trabajo en busca de aumentar su productividad, sobre todo cuando esta comience a decrecer. Otro sabio consejo sería que a medida que disminuya el capital humano, se invierta en desarrollo tecnológico en busca de compensar la fórmula.
En el 2014 el Consejo de Ministros, en su rol de organizar y dirigir la ejecución de las actividades políticas, económicas, culturales, científicas, sociales y de defensa, creó una comisión gubernamental que tiene entre sus objetivos principales “estimular la fecundidad, atender las necesidades de la creciente población de la tercera edad, así como promover el empleo mayoritario y eficiente de las personas aptas para el trabajo”, lo cual responde al Lineamiento 144 y es la base de algunas de las políticas sectoriales que se han formulado desde entonces.
A la par, han crecido anualmente los presupuestos del Estado destinados a la seguridad social, que hacia el 2030 deberá rondar los 10 mil millones de pesos.
Corresponde a las organizaciones sindicales y a los empresarios de base hacer una correcta pero amplia interpretación de las facilidades que ofrece la legislación actual —por ejemplo el Código de Trabajo y su Reglamento— a la hora de adecuar jornadas y regímenes laborales a las personas de mayor edad, cuya sapiencia, disciplina y compromiso social e ideológico constituyen fortalezas.
Por su connotación socioeconómica, diversos analistas han coincidido en que el envejecimiento poblacional, y en consecuencia, el envejecimiento de la fuerza laboral, es uno de los principales retos del país para sostener su desarrollo. Teniendo en cuenta esa realidad, Trabajadores utilizó algunas de las herramientas que ofrece el Periodismo de Datos para aproximarnos al tema. La información colectada se encuentra disponible en www.trabajadores.cu y fue confeccionada con datos de la Onei y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.