Entre los muchos monumentos que recuerdan a los mártires que ofrendaron sus vidas a la causa revolucionaria, se halla uno por el que sienten orgullo los avileños, y en particular los vecinos de la barriada de 3-14 del Consejo Popular Onelio Hernández, ubicado a unos cuatro kilómetros al norte de la ciudad capital de esa provincia. Se trata del mártir Cloroberto Echemendía Ulloa (Cloro), vilmente asesinado por esbirros del batistato el 11 de abril de 1958 en esa zona, donde entonces estaban los cañaverales de la finca San Clemente.
El monumento, consistente en una columna puntiaguda, con una base en forma de L inclinada, ocupa una superficie de unos 80 metros cuadrados, con espacios embaldosados a su alrededor —sobre el cual hoy transitan tractores y otros vehículos pesados—; jardineras; un área como rectangular protegida con muros, con losas en el piso, similares a las que se utilizan en los interiores de las viviendas, concebida para actos y homenajes. Allí se sembraron varias palmas, aún existentes, aunque ninguna de ellas es de la especie Real.
Hoy todas esas secciones han sido casi totalmente cubiertas por malas hierbas, como marabú, ateje y matorrales silvestres, en tanto muchas de las paredes de mediana altura que protegían el sitio de encuentros solemnes han sido demolidas por vandálicas acciones que igualmente incluyen el robo de la tarja y el deterioro de los cables que rodeaban la pilastra.
En ese lugar se realizaban con frecuencia actos de iniciaciones de niños a la Organización de Pioneros José Martí y de militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas, y de ingreso de muchachos avileños a las filas del Servicio Militar General, además de homenajes de los trabajadores de las entidades radicadas cerca de allí y que llevan el nombre de Cloroberto, entre estas una Cooperativa de Créditos y Servicios fortalecida y una unidad avícola perteneciente al Combinado Avícola Nacional.
Próximo, en el mismo Consejo Popular —con unos mil electores—, radican la Universidad Máximo Gómez, la gerencia Cimex en Ciego de Ávila, los almacenes de esta empresa y los de TRD, además de tres UEB, una de desmonte y construcción y otras dos de talleres y de transporte agropecuarios, respectivamente.
Tal vez los estudiantes, profesores, trabajadores, directivos y campesinos de todos esos centros laborales, algunos integrados por centenares de jóvenes, como los del ya citado centro de altos estudios, así como cientos de vecinos, puedan contribuir con su exigente reclamo y solidaria acción a la recuperación del emblemático monumento que, de acuerdo con el compañero Raúl Torres Armas, de 32 años, delegado durante cuatro mandatos de la circunscripción 120 del mencionado Consejo Popular, tal situación “ha sido planteada en numerosas ocasiones en las asambleas de rendición de cuenta, pero nada sucede”.