Cuando esto lo afirma un periodista de la talla de José Alejandro Rodríguez, con décadas de fecundo bregar reporteril, sus colegas y el público pueden aquilatar la importancia que él concede a ser el editor principal de Acuse de recibo, una de las secciones de correspondencia con más tiempo y aceptación entre los cubanos.
“Cuando empecé, muchos me criticaron, sin embargo hoy ven con respeto este ejercicio de periodismo ciudadano, que permite interactuar directamente con los lectores, ser el puente entre ellos y las autoridades. Esto cobra cada vez más importancia, pues las quejas y estados de opinión tienen que ver con los cambios en nuestra sociedad, la diversidad de gestión, fallas e incongruencias, lo cual genera variedad de criterios e insatisfacciones”.
Se equivocó Gardel
Veinte años recién cumplió ese espacio homólogo de Buzón abierto y numerosas enseñanzas ha dejado para el equipo que lo gestiona y multiplica también en la página web de Juventud Rebelde, donde al decir de Pepe, la interactividad es muy grande.
“Los lectores son la raíz y el sentido de nuestra labor, son quienes nos miden todos los días y en la medida en que la informatización de la sociedad sea mayor, así resultará la retroalimentación”.
Con tal percepción no es de asombrarse que en sus amaneceres la prioridad recaiga en revisar las cartas, “desde la más humilde, escrita en un papel viejo, con caligrafía nerviosa y difícil, hasta el correo más inmediato. En ellas están todas las tendencias y visiones de la sociedad, los reconocimientos, muchas mencionan frases y discursos de Fidel para apoyar la denuncia.
“Y aunque hay quien gusta de escribir al Nuevo Herald para contar hormonalmente lo que vio en una esquina, buscando un trasfondo o cazando solo las cosas malas, abunda la gente que se dirige a nuestros medios de prensa porque tiene confianza y ve seriedad en su trabajo. Con más razón nosotros tenemos que estar a su altura”.
De ahí que el compromiso de la sección sea colectivo. “Comparto la redacción con Jesús Arencibia, quien muy rápido acopló con el estilo. En la retaguardia están Sarita, Dalia,… los encargados de recepcionar las cartas, clasificarlas, introducir en la base de datos, sacar estadísticas.
“Siempre hemos tenido el apoyo de la máxima dirección del periódico, desde el surgimiento de este sitio, en 1997, cuando éramos semanario y el único antecedente era Apartado 2009, en Trabajadores, con características diferentes a la asumida cuando tomó el nombre de Buzón abierto hace unos 15 años, para dirigir la diana, al igual que nosotros, a publicar el hecho, las violaciones y confiar a priori en los lectores, de los cuales muy pocos nos han engañado en 20 años, y ha sido de forma parcial”.
No todos los enjuiciados en la sección de correspondencia de un medio de prensa asimilan la queja desde un inicio y algunos nunca superan esa actitud. Nuestro entrevistado recuerda que la segunda ocasión en que salió Acuse… fue motivo para la primera reunión de quienes reclamaban al periódico “pidiendo sangre” como decimos en buen cubano y por no haber investigado, error este último que todavía se arrastra, pues seguir la pista a la denuncia y responder es responsabilidad del organismo o la institución.
Dicen que el tiempo todo lo cura y sin términos absolutos, Pepe sonríe porque aquellos comportamientos hoy son esporádicos. Claro que no por generación espontánea. La transparencia y la perseverancia defendidas y demostradas han calado hondo.
“La tendencia apunta a comprometerse con la crítica y algunos jefes de Departamentos de Atención a la Población reconocen públicamente que consideran a la sección como un instrumento para su trabajo. Este ha sido uno de los mayores saldos y percibo, por la cercanía, que así sucede con las análogas en el resto de los periódicos nacionales. Las hay muy fuertes en algunas provincias, admiro lo que hace Lázaro Manuel Alonso en la televisión”.
Por eso es partidario de aprovechar tal fortaleza y, como las dudas y quejas devienen termómetros de los sucesos en la sociedad, sus temas pueden ser el punto de partida para perfilar la política editorial de los periódicos, tratándolos a partir de diversos géneros, incluido el reportaje de investigación.
Sin esperar la obligada pregunta me regala uno de sus clásicos movimientos de cabeza como para sacudir malos recuerdos y recalca en un singular que es plural: “Hacer este periodismo ciudadano es gratificante, pero a veces tiene un alto costo, porque estar tocando casi siempre los lados difíciles de la realidad muchas veces no agrada. Quienes así piensan deben reflexionar que no somos enemigos sino aliados honestos, que alertamos de los problemas.
“Lo otro es la calidad de las respuestas, ya dejaron de ser tan justificativas, aunque en un gran número falta profundizar. La línea es sancionar al que comete la infracción o provoca el conflicto y no a quien permite y deja de controlar.
“Acuse… y las otras secciones de correspondencia no son la obra de un francotirador enloquecido y aislado, sino de profesionales que actúan con la potestad que confiere el Partido a los órganos de prensa al servicio de la Revolución, como parte del proyecto de democracia socialista de este país”.
Decir con respeto y elegancia
Para mi interlocutor, el valor educativo de esos espacios radica en que funciona como una autopista de doble vía; “y a ello el periodista debe aportar con un lenguaje de respeto, decencia y elegancia, a tono con su profesionalidad y ética”.
Visto en el terreno ideológico, es un convencido de que esas secciones “son una vía para no dejarnos arrebatar los temas difíciles de la sociedad por otros medios de prensa, que están en otras órbitas, alejados de nuestros intereses.
“Nos corresponde no dar una visión edulcorada del país, pues Cuba no vale porque sea perfecta sino porque por encima de las insuficiencias y los errores es una sociedad que aspira y lucha todos los días por la justicia y el valor humano”.