Al Aeropuerto Internacional José Martí le corresponde celebrar el acto por el Día del Trabajador de la Aviación Civil el próximo 15 de febrero, un reconocimiento obtenido por el trabajo realizado el pasado año, pero que a su vez debiera ser acicate para que la entidad perfeccione sus servicios, que aún generan no pocas insatisfacciones.
“Ese momento resumirá un período de mucho esfuerzo; en el 2017 alrededor de 6. 4 millones de pasajeros transitaron por este aeródromo, una cifra muy significativa teniendo en cuenta nuestra infraestructura, que es la misma de hace dos décadas”, explicó a Trabajadores el director general de la entidad, Rolando Parera López.
El funcionario destacó, además, las labores constructivas que se acometen en las diferentes terminales; y aunque todavía los estándares no son los apropiados, al menos se han solucionado problemas que parecían eternos.
En la Terminal 3 –donde hasta hace poco el calor resultaba insoportable— se logró regular la temperatura, que ya se mantiene por debajo de los 24 grados y, después de más de 30 años la Terminal 1 —finalmente— volverá a contar con una escalera eléctrica.
A estas y otras acciones de mantenimiento y reparación se unen una serie de transformaciones en la dinámica del funcionamiento de las estaciones. “En el 2017 rompimos con la estructura centralizada que siempre tuvimos y ahora cada una de las terminales tiene la misma autonomía del otro aeródromo, una decisión que se sustenta en la cantidad de operaciones que a diario acumulan”, detalló.
De acuerdo con el directivo, en el 2018 los objetivos apuntan a consolidar las estructuras sobre las que se han venido laborando y ejecutar un grupo de inversiones que eleven el confort en los diferentes espacios que conforman el Aeropuerto Internacional José Martí.
“Tenemos que trabajar muy fuerte en los servicios sanitarios de las terminales 2 y 3, una tarea complicada y grande. Además, está previsto montar una quinta estera en la Terminal 3 y automatizar todos sus sistemas centralizados de climatización”, apuntó.
No obstante, los tangibles avances se ven opacados por esas circunstancias tan comunes donde el único afectado es el pasajero. Por ello, Parera López reconoce que “aún no están satisfechos”. Mejorar —de manera sustancial— la calidad de los servicios, ofrecer una atención amable y profesional, e informar correcta y oportunamente a la población son compromisos sin saldar.
El próximo jueves —por primera vez— el acto por el Día del Trabajador de la Aviación Civil se realizará dentro del aeropuerto. Ojalá sirva este escenario, no solo de agasajo y reconocimiento a profesionales destacados, sino también de compromiso para desempeñar una mejor labor, pues este sector, de acuerdo con las experiencias de los pasajeros, apenas alcanza la calificación de regular.
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