La cita comenzó con la música del quinteto Santa Cecilia, aunque fuera este un encuentro meramente literario, lo cual demuestra una vez más, la maravilla de las artes para combinarse y entregar un producto cultural de excelente factura.
Como es habitual la entrega se los Premios se realizó en la sala Nicolás Guillén de la Fortaleza San Carlos de la Cabaña.
Un jurado, compuesto por los escritores Aida Bahr, Daniel Díaz Mantilla y Atilio Caballero, decidió otorgar el lauro a Los impares, de Claudia Alejandra Damiani, en la categoría de narrativa por “la certera construcción de los personajes, así como por la frescura y la naturalidad del lenguaje empleado”. La mención fue para Tres estaciones en la noche, del joven Daniel Sayas Aguilera.
En poesía, el jurado lo integraron los vates Sergio García Zamora, Laura Ruiz Montes e Ismael González Castañeda, quienes galardonaron al cuaderno El factor discriminante, del holguinero Moisés Mayán Fernández. En tanto las menciones fueron para Escaras, de Daniel Sayas Aguilera; Estaciones de la utopía, de Eydel Pérez Noguera y Números impares, de Lilia Rodríguez Peña.
Asimismo los títulos Cuando despiertes, de Daniel Burguet Villegas; Un tambor para el viaje, versión del texto Viaje a la semilla, de Alejo Carpentier, con la firma de Gladys Gabriela Balloqui, y Cantábulas y Epopemas, de Junior Fernández Guerra, se alzaron con el premio en ciencia ficción, teatro y literatura para niños y jóvenes, respectivamente.
En un segundo momento, la Premio Nacional de Literatura 2016, Margarita Mateo Palmer, reseñó los libros ganadores del certamen anterior: La isla iluminada, de Maikel Rodríguez Calviño; Paraísos perdidos, de Martha Acosta Álvarez; Dios no me tiene en cuenta, Yonnier Torres; Paisajes de vida interior. Especializaciones en la poesía de Juana Borrero, de Natalie Roque Vega y Las peregrinaciones de los dioses, de Malena Salazar Maciá; otra prueba de que el futuro de la literatura nacional transita por acertados derroteros.
