En una ceremonia que no pasó de los 40 minutos, antes de que el sol asomara por el horizonte, fue develada oficialmente este domingo en La Habana la escultura ecuestre de José Martí, copia exacta de la que se erige en el Parque Central de Nueva York.
Al acto asistió el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz, dirigentes del Partido, el Estado y el Gobierno, representantes de la ciudad de Nueva York, integrantes de la emigración cubana en los Estados Unidos, el cuerpo diplomático y artistas, intelectuales y pueblo en general.
La escultura, a partir de la original de Anna Hyatt Huntington, está emplazada en un lugar de privilegio: en medio del parque 13 de marzo, frente al Museo de la Revolución, a un costado de la Iglesia del Santo Ángel (lugar donde fue bautizado Martí) y muy cerca del monumento al Generalísimo Máximo Gómez, compañero de lucha del Héroe Nacional cubano.
Ubicada sobre un pedestal de granito en el mes de octubre, se quiso que su inauguración oficial tuviera lugar justo el día en que se cumplieron 165 años del natalicio del Apóstol de la independencia cubana.
Ha sido la concreción de un sueño, gracias al aporte de decenas de personas e instituciones, como reconoció en el acto el historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler.
Una de esas instituciones fue el Museo de las Artes del Bronx, plataforma para concretar el proyecto. Tanto Leal como Joseph Mizzi, miembro de su junta directiva, destacaron en sus palabras el compromiso y el empeño de la directora, Holly Block, recientemente fallecida.
En opinión de Mizzi, la escultura es un símbolo de la amistad imperecedera entre los pueblos de los dos países.
José A. Velázquez, representante del ayuntamiento de Nueva York, leyó un mensaje del alcalde Bill de Blasio, que destaca la trascendencia de José Martí y sus aportes a la cultura y la historia de esa ciudad y todo el continente.
El discurso más extenso y emotivo fue el de Eusebio Leal, uno de los principales artífices de esta obra.
Narró, con singular vuelo, algunos pasajes del extraordinario devenir de José Martí; evocó sus actos y merecimientos, el acto de supremo sacrificio que fue su muerte en combate; valoró la trascendencia del prócer cubano en los momentos actuales; y agradeció a todos los que hicieron posible este monumento.
“Maestro, hemos cumplido. Cuba te agradece. El pueblo cubano todo deposita ante ti una ofrenda de flores. (…) ¡Bendito seas, Maestro!”, concluyó.