El imperativo de actuar con precisión, unidad, organización y ante la adversa situación que muestra hoy el desarrollo de la zafra azucarera en el país fue ratificado este sábado por los participantes en el 104 Pleno del Consejo Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
A los daños provocados por el azote del huracán Irma en septiembre de 2017 en gran parte de las áreas cañeras del país, se suman las continuas lluvias en los últimos meses fundamentalmente en las regiones central y oriental del país, lo cual ha motivado paralizaciones de las labores en la agroindustria azucarera, según recoge una información presentada por Orlando Celso García Ramírez, presidente del grupo empresarial Azcuba.
La alta humedad de los suelos y la mala calidad de la materia prima hacia las fábricas de azúcar son dos elementos que conspiran contra las normas potenciales de molienda, el rendimiento industrial y la entrega de energía al sistema electroenergético nacional, apuntó el directivo quien valoró de compleja la actual situación en el sector.
Ante la momentánea interrupción de las labores en un grupo de centrales, Ulises Guilarte De Nacimiento, secretario general de la CTC, subrayó que la zafra es como una guerra en la que es preciso no descuidar las fuerzas productivas que en ella intervienen y sobre todo la atención al hombre que labora en la noche y la madrugada, de ahí la importancia del acompañamiento de los dirigentes sindicales en esos puestos de trabajo.
Recordó cómo la industria azucarera tributa de manera significativa al encadenamiento productivo de otras actividades y citó a modo de ejemplo la obtención de alcoholes destinados a la elaboración de rones para la exportación y el turismo; el bagazo, que mezclado con otros ingredientes, favorece la alimentación animal, así como la generación eléctrica y de esa forma disminuir la importación de combustible.
En opinión de Enrique Sosa, sindicalista azucarero de la provincia de Camagüey, es necesario hoy más que nunca una permanente labor de convencimiento mediante el diálogo con información adecuada y argumentos ante los trabajadores, pues las adversidades afectan los salarios y la estabilidad laboral.
Salvador Valdés Mesa, vicepresidente del Consejo de Estado, apuntó que el cambio climático es una realidad y tenemos que prepararnos para esas contigencias.
No podemos dejarnos superar por la desmotivación y el desaliento agregó al destacar la combatividad y la experiencia que caracterizan a los azucareros. El país no puede hacer milagros; tenemos que hacerlos nosotros desde las estructuras políticas, administrativas y sindicales para llegar a cada trabajador.