• Proceso complejo, pero caminamos
• Remuneración y profesionalidad…
PROCESO COMPLEJO, PERO CAMINAMOS
Ramiro Domínguez, director jurídico del Inder
Esto es un proceso altamente complejo que se ha venido consolidando de manera progresiva y constituye un gran reto para el movimiento deportivo cubano, por tanto su implementación, ejecución y resultados futuros dependerán de la capacidad e inteligencia de todos los factores que intervienen.
Cuando hablamos de contratación de atletas cubanos en el exterior, siempre hay que recurrir al pensamiento de Fidel, en especial a su Reflexión del 24 de agosto del 2008, en la que expone muchas verdades sobre las realidades del deporte mundial: corrupción, profesionalismo, robo de talento, comercialización desmedida, mafias, dopaje, entre otros males que no se pueden minimizar.
De ahí que la filosofía o concepciones nuestras deben adaptarse a esas nuevas realidades. El Inder, como la sociedad, ha emprendido el camino de la actualización de sus políticas con la intención de preservar y superar los logros obtenidos hasta hoy. Y en ese contexto se implementa el proceso de contratación.
La comercialización de la actividad física en el mundo es un hecho. Como también resulta obvio que cualquier deporte de alto rendimiento lleva implícito un lado competitivo que exige elevados recursos económicos para su sostenimiento. Este aspecto debe tenerse presente al realizar cualquier análisis sobre los resultados de la inserción de atletas cubanos en clubes internacionales.
Nuestro proceso de contratación se rige por la ética de la Revolución y no sostiene ni incentiva que la motivación fundamental sea atesorar un patrimonio de bienes externos a la práctica deportiva. Nos oponemos a la experiencia generalizada de introducir los valores de mercado en nuestra concepción, principalmente de los vestigios de búsqueda de dinero, fama y rentabilidad desmedida de las inversiones efectuadas, dejando de lado los verdaderos fines del deporte, que nada tienen que ver con el mercado y la economía capitalista.
Es justo reconocer que cada persona puede perseguir sus propias metas, pero no es meritorio olvidar que un atleta forma parte de una unidad común a la que llamamos equipo, y en el cual se presupone la cooperación colectiva para alcanzar las metas propuestas y el beneficio mutuo, que en el caso de Cuba también se llama pueblo.
Lo loable del proceso de contratación sería mantener siempre un equilibrio ético entre medio-fin, sin olvidar que el fin de la filosofía de nuestra práctica deportiva es la obtención de la excelencia moral y maestría deportiva, mediante el estricto cumplimiento de las normas aprobadas a tales efectos. No desconocemos que los bienes externos constituyan una buena ruta para lograr los verdaderos objetivos del movimiento deportivo cubano, pero solo se podrá conseguir a través del compromiso consciente que debe asumir cada participante en el proceso de contratación en el futuro.
REMUNERACIÓN Y PROFESIONALIDAD…
Víctor Joaquín Ortega
Cuando Maheu presidía la Unesco mandó a quitarse las máscaras en un artículo relacionado con el amateurismo. Declaró que junto a los reconocidos profesionales, los grandes contendientes no eran aficionados, sino profesionales del Estado (campo socialista), o de corporaciones. Las exigencias del frente obligaban a dedicarse a este por entero; más de 40 años después de la publicación, dicha consagración es irreversible.
Su autor había añadido: si un poeta, músico, bailarín o pintor cobran por lo que hacen, ¿por qué un deportista no va a tener el mismo derecho al llenar las instalaciones con una acción tan cultural como los versos y los cantos, el ballet y los cuadros?
Profundizo. Profesionalismo: cultivo o utilización de una actividad como medio de lucro. Lucro: ganancia o provecho que se obtiene de algo, especialmente de un negocio. Profesionalidad: calidad de profesional. Eficacia en la propia profesión. Profesional: relativo a la profesión. Que ejerce una profesión u oficio, por oposición al aficionado. Profesión: actividad permanente, medio de vida.
Admiremos la profesionalidad, su eficacia, el aumento de las posibilidades y no el lucro por los negocios del profesionalismo. No es igual poder entregarse al deporte de su elección, vivir para el deporte y no del deporte, porque el pueblo lo quiere, lo permite y lo festeja, que la actividad pringada de diversas regiones.
La remuneración y los contratos deportivos no son mágicos y obligan a saber andar por esos caminos. Aparecen nuevas complicaciones, aunque la decisión está sustentada según documento oficial en que se recibirá “lo que le corresponde según su trabajo; pues los ingresos del atleta dependen de los resultados alcanzados en el deporte que practica…”. No siempre se ha respetado, por el abrazo al igualitarismo y no a la equidad martiana coincidente con la visión marxista: a cada cual según su trabajo.
Se agrega: “Debe cumplir con su actuación en las selecciones del país y tiene la posibilidad de contratarse en equipos en el exterior, protegido por el Inder y las federaciones deportivas, sin ser tratado como una mercancía”, y será comprendido en la Seguridad Social. El movimiento deportivo cubano, el más puro del mundo, es perfectible. Hay que transformarlo, rescatarlo, fortalecerlo, teniendo muy en cuenta orientaciones fidelistas como la siguiente: “El fin número uno es promover con el desarrollo del deporte, el bienestar y la salud del pueblo; y el fin número dos, buscar campeones…”.
Ineludible: preparar el alma de los atletas para vencer la vileza estén donde estén, con más calidad en la formación integral, en la atención espiritual y material. Los directores técnicos, los entrenadores, más que nunca están obligados a ir más allá del aumento de la habilidad, la fuerza o la rapidez de sus discípulos.
¿COLOR DE ROSA TODO?
Joel García
La contratación de nuestros deportistas en los últimos cuatro años ha pasado de un aprendizaje inicial con no pocas irregularidades a una apropiación de conocimientos, leyes y capacidad de negociar que asombra a muchas contrapartes, pues lo principal que ponemos sobre la mesa no son los ingresos económicos del atleta, sino su salud, los derechos que tendrá, la evolución técnica y su pertenencia a su nación natal, por solo citar algunos de los acápites más relevantes.
Sin embargo, en un tema tan escabroso y desconocido para nosotros en su real dimensión por mucho tiempo, hay ejemplos de que todavía todo no es color de rosa. Incluso, cuando así parezca, habrá necesidad de actualización constante, pues hay conceptos mercantiles cada vez más crecientes en el deporte mundial, que cambian al ser humano por monedas con la misma facilidad que se rasga una hoja de papel.
En Cuba aún es posible acortar los tiempos para estudiar las propuestas y dar respuestas a quienes se interesan por una contratación con nombres y apellidos. Eso da seriedad, prestigio y evita que perdamos una buena inserción en la liga o equipo que más pudiera aportarle al jugador.
Urge también que crezca la agresividad de las federaciones nacionales para llevar a los atletas de más perspectivas y con mejores resultados a escuadras internacionales de mayor nivel. Voleibolistas, peloteros y baloncestistas han mostrado enormes talento y envidiable preparación física y técnica, de ahí que poco a poco sean estos atributos los primeros a la hora de sentarnos a conversar sobre un contrato.
Asimismo en las rúbricas de los documentos cada vez hay que velar más por los derechos de imagen y comunicación del deportista, pues eso hoy genera un porciento elevadísimo de los ingresos en grandes figuras mundiales. Sería muy amargo que los nuestros reciban migajas de una tajada tan grande como la de los patrocinios o publicidad.
Por supuesto, promover la formación de especialistas desde la rama del derecho, el marketing u otras afines para crecer el departamento jurídico del organismo debe ser una prioridad a corto plazo, pues hablamos de un personal que ha negociado ya millones de dólares sin recibir ni siquiera un porciento de la transacción como sucede con los intermediarios de estos casos en el mundo.
Hemos centrado el análisis en lo alcanzado hacia el exterior, pero el orden hacia dentro también ha llevado el establecimiento de contratos para quienes juegan en equipos nacionales o participan en las series nacionales de béisbol, por poner dos ejemplos. Ahí también hay telas para cortar, pero será abordado en una próxima polémica.