La preocupación de que se repita una adversa situación relacionada con el otorgamiento de una plaza para su hijo en un círculo infantil es el motivo de la carta de Yunileydis Santana Lambert, trabajadora de la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei) en Moa, provincia de Holguín.
En su misiva plantea que el centro y la organización sindical no le dieron prioridad en la entrega de una capacidad, aunque tiene dos pequeños.
A la niña, de seis años, nunca logró incorporarla porque no hubo cupo y hasta que entró al prescolar estuvo pagando 150 pesos mensuales para que se la cuidaran. En ese lapso pasó por cuatro cuidadoras e igual número de casas, lo que no le permitió adquirir la preparación que le antecede al ingreso a la enseñanza primaria, agregó.
Con el varoncito de un año y siete meses parece que la situación se repetirá, pues la lectora lleva casi un semestre laborando y la única vacante para el círculo infantil concedido a su sindicato, el de trabajadores de la Administración Pública, en noviembre se le entregó a su departamento, pero no a ella, “a pesar de estar en el número uno en el orden de prioridad del centro”, subraya.
Según Yunileydis, la persona beneficiada es egresada de la universidad y entró como adiestrada, trabajó un mes y salió de licencia de maternidad sin remuneración por no acumular el tiempo necesario. “Ni siquiera ha cotizado el sindicato y carece de responsabilidad laboral —enfatiza—.
En cambio, si no tengo quien cuide al bebé, mi trabajo recaerá sobre mis compañeras y eso podría atentar contra la calidad de la información”. En busca de soluciones contactó con la funcionaria que atiende al sindicato, pero la respuesta la angustió más. Al niño se le debió dar el círculo en el mes de mayo, que es cuando le corresponde a los nacidos en junio, pero como en esa fecha la Onei no recibió plaza, debe esperar a igual mes del 2018.
Mientras, su esposo recibió similar contesta en la Dirección Municipal de Educación, y detectaron que no aparecía en el orden de prioridad de mayo. Al reclamar a la secretaria general del sindicato, esta no supo qué decir, a pesar de conocer que la planilla había sido presentada en tiempo y forma. Entonces prometió comunicarse con la remitente.
Al final de su misiva pregunta si realmente ese sistema de distribución de las plazas beneficia a las madres trabajadoras y cuestiona a qué se refieren cuando hablan de “prioridad”.
“Confío en que me ayudarán a solucionar este problema —apunta—. En junio mi niño cambiará para el tercer año de vida, y entonces, la historia que viví con mi niña se repetirá”.