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De primerizos y recordistas cubanos en lides centrocaribeñas

Los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCAC) guardan un tesoro de nombres, anécdotas, récords y estadísticas que en cada revisión uno queda suspendido entre el asombro y la admiración. Cuba, uno de los tres países fundadores (junto a México y Guatemala) tiene una historia que contar para la cual no alcanzarían estas páginas. De todas, hemos escogido nuestros primeros monarcas y los récords que aún guardan estas citas regionales con el sello tricolor.

La inauguración de la edición inicial, el 12 de octubre de 1926, en tierra azteca, fue sencilla e intencional, pues los organizadores querían hacerla coincidir con el descubrimiento de América por el almirante Cristóbal Colón.  Los anfitriones y nuestra delegación se encargaron de darle el toque más emocionante a la primera lid multideportiva que se tenía lugar a nivel regional y continental, en tanto los representantes de Guatemala apenas regresaron a casa con tres bronces.

Para quienes gustan de curiosidades comencemos por el esgrimista Ramón Fonst, quien prestigió a la justa por su condición de campeón olímpico y sacó con la maestría acostumbrada las doradas en florete, espada y sable. Lo más extraordinario fueron los 24 asaltos ganados frente un revés y solo siete toques recibidos.

De los primerizos más recordados por Cuba estarán siempre los nadadores Lionel Smith, más conocido por Bebito, y Gonzalo Silverio. El primero se robó el show con un trío de coronas: 400,     1 500 y 4×100, estilo libre, en tanto el segundo fue el más rápido en 100 e intervino igualmente en la cuarteta triunfadora, la cual completaron Carlos González y Alberto Gou.

Con una puntería impresionante y vestido con su traje de teniente, Enrique Ros se convirtió por esos días en el pionero en obtener un oro para nuestro país en tiro deportivo. Lo hizo en la modalidad de tiro de precisión, aunque en algunas bibliografías también aparece como campeón en tres posiciones.

Detalle simpático es que el antillano no quiso participar en una especialidad que duró tres ediciones: tiro de duelo, dominada en esa versión original por el coronel mexicano Jesús Fuentes.

En dos deportes más, béisbol y atletismo, la comitiva cubana pudo acceder a la gloria en 1926. Los peloteros sonrieron fáciles en tres partidos frente a México y consiguieron el primero de sus 15 títulos en estos certámenes; mientras en el campo y pista, con más ganas que grandes marcas, nuestros atletas sacaron cinco de los 19 cetros puestos en disputa.

Los precursores del amplio dominio que luego tendríamos en el deporte rey fueron el martillista Troadio Hernández (36,07), el balista Pedro Rodríguez (11,65) y el jabalinista Luis Lewis (52,15), todos en lo que respecta a los lanzamientos. Asimismo, alcanzaron lo más alto del podio el triplista Sergio Macías (13,29) y el pertiguista José Sanjurjo (3,43).

Para estos olvidados en casi todos los recuentos y libros, el mayor homenaje recae en la inspiración y ejemplo dejado para venideros Juegos. Abrir la senda de los éxitos es honorable y además del factor suerte trae implícitas la misma entrega y dedicación de quienes portarán la bandera de la estrella solitaria en Barranquilla.

40 años con el nombre de Juantorena 

Alberto Juantorena acumuló siete preseas en estas citas, seis de oro y un bronce. Sin embargo, además del récord más longevo, su actuación más recordada sigue siendo el último relevo de 4×400 en La Habana 1982, cuando tomó el batón con casi 20 metros de desventaja y llegó primero a la meta.

Los exigentes récords impuestos en cualquier torneo cobran más fuerza mientras más años perduren. A partir de esta lógica, los archivos de los JCAC registran que la marca más longeva en estas lides la posee el mítico Alberto Juantorena, al estampar 44.27 segundos en 400 metros, durante la edición celebrada en Medellín 1978.

El Elegante de las Pistas se había coronado en 1974 en esa especialidad, en tanto en las dos vueltas al óvalo triunfó en 1978 y 1982, en esta última con récord también (1:45.15). “El tiempo de los 400 es un segundo más que lo que corrí en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 cuando gané. Que nadie lo haya roto en 40 años puede tener muchas razones, pero lo cierto es que me hace sentir feliz porque nunca subestimé esos Juegos”, comentó el actual vicepresidente de la Federación Internacional de Atletismo.

A pesar del amplio dominio de medallas con respecto a otras naciones, solo 43 primacías regionales permanecen hoy con nuestras firmas, lidereadas por el atletismo con 18, las pesas (13) y el tiro (8). Completan la lista el ciclismo (3) y la natación (1). En la última edición de Veracruz 2014, los libros archivaron 57 cotas para los Juegos, de estas 12 corrieron a cargo de cubanos.

Sin ser quizás tan mediático, el tirador Hermes Rodríguez es el deportista con más títulos en JCAC con 19, aunque si adjuntamos sus tres metales de plata sumaría 22 preseas, para ubicarse en el sexto puesto, entre los hombres con más podios en estas citas, lista que encabeza el colombiano Bernardo Tobar con 29.

Hay otras marcas históricas que también sellan hitos como las 19 doradas del riflero Hermes Rodríguez, considerado el rey de los JCAC por un palmarés inalcanzable hasta hoy, o la invencibilidad de las discóbolas desde 1962 con Caridad Agüero hasta Denia Caballero hace cuatro años, con las únicas excepciones en el 2002 y el 2010, cuando no asistimos a los juegos.

En la venidera cita en Barranquilla caerán no pocos récords y una de las expectativas estará centrada en ver si alguien destrona lo hecho por Juantorena o Hermes o siguen inmortalizados un cuatrienio más a nivel regional.

Fuente: Los juegos regionales más antiguos, Enrique Montesinos, 2013

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