Antony Stokes, embajador del Reino Unido (RU) en Cuba, está convencido que la salida de su país de la Unión Europea (UE) puede ser buena para todos: “Los británicos deseamos que el proyecto de la UE tenga éxito, queremos que siga siendo un buen sueño para muchos europeos y que, hacia el futuro, podamos crear relaciones muy estrechas y especiales entre nuestro país y la Unión”.
Interrogado por Trabajadores en una fresca tarde de diciembre, el diplomático reconoció que muchas razones pudieran explicar los resultados del referendo efectuado el 23 de junio del 2016 (52 % de votos favorables a la salida, frente al 48 % por la permanencia), “cada persona tendría las propias, y no se les preguntaron, por lo tanto solo podemos suponer algunas, entre ellas la necesidad de mayor soberanía. Actualmente hay reglas comunitarias hechas en Bruselas que tienen supremacía sobre las leyes británicas, y la gente desea cambiar eso”.
¿Cuáles leyes?
“Son muchas, entre estas las que regulan el comercio. Si la UE negociara un acuerdo en este sector con Cuba, nosotros no podríamos pactar una rebaja de los impuestos para productos y servicios. Tendríamos que obedecer a las reglas de la Unión, sin poder negociar de manera bilateral
Otro ejemplo es que no controlamos la entrada y salida de personas a través de nuestras fronteras pues la política migratoria también se establece desde Bruselas. Eso resta soberanía a los Estados.
El RU está fuera de la unión monetaria, es decir, no usamos el euro sino la libra esterlina, pero la UE tiene un proceso de integración en marcha que impulsa un mayor acercamiento político en aras de potenciar la unidad económica. Esa es otra de las preocupaciones.
Lo importante es que fue el pueblo el que decidió, no fue el Gobierno que, para ser sinceros, hasta que se supo el resultado del referendo mantenía una postura favorable a permanecer en la Unión.
Entre el grupo que votó por mantenerse en la UE destacan los jóvenes, y la mayor parte de Escocia e Irlanda; mientras que entre los que optaron por la salida resaltan los habitantes de las grandes ciudades. ¿Qué lecturas ha hecho el Gobierno al respecto?
Estemos dentro o fuera de la UE existen diferencias hacia lo interno del RU, ya sean entre las naciones que lo integran (Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte), entre la gente del campo y las ciudades, entre las generaciones, entre mujeres y hombres, etcétera.
La diversidad constituye, en cierto sentido, el corazón del funcionamiento del país. Las raíces de nuestra democracia tienen distintos colores, etnias, culturas… y el referendo fue una muestra de cómo hay pasiones muy fuertes en cada lado, y que ese debate es interesante, estimulante y se mantiene vivo.
A mediados de diciembre pasado el Parlamento decidió que es preciso someterle a consulta el Acuerdo final que el Gobierno haya pactado con la Comisión Europea, el cual será también aprobado por el Consejo Europeo. Los legisladores podrán evaluarlo antes de convertirlo en ley, solo entonces podrá pasar a los gabinetes ministeriales. Esta decisión fue como ratificar el poder que tiene el Parlamento frente al Gobierno.
¿Qué se está negociando actualmente con la UE?
Hay tres líneas negociadas en la primera fase: los derechos de los ciudadanos europeos en RU y viceversa; el método de cálculo de la factura de salida que deberá pagarse a la UE; y el mantenimiento de la libre circulación entre Irlanda y la zona británica de la isla.
Le sigue la segunda fase donde se establecen las condiciones de la transición y cómo quedarán las relaciones hacia el futuro entre el país y la Unión. Para nosotros es muy importante esta etapa pues pretendemos que los negocios, los ciudadanos y las empresas funcionen sin problemas, que los cambios les afecten lo menos posible, buscamos una transición suave.
El diseño de las relaciones futuras es otro reto pues existe interés en construir vínculos estrechos, eficaces, buenos desde el punto de vista político, económico y comercial. Queremos un acuerdo que haga florecer el comercio libre en el mismo corazón del libre comercio. Es un proceso complejo, pero avanza.
¿Existe alguna posibilidad de que el interés mayoritario de Escocia e Irlanda por permanecer en la UE provoque una fractura dentro del RU?
Lo que puedo decir es que ahora mismo existe un acuerdo absoluto entre cada una de las partes de preservar el país integrado tal como está. El tema fue sometido a consulta popular en Escocia antes del referendo de la salida de la UE y ellos decidieron que querían permanecer integrados al RU. Las encuestas posteriores han confirmado esa postura.
El tema de la migración sale con frecuencia en los análisis que se hacen acerca de la situación actual del RU…
Al RU llegan personas de muchas partes de Europa y también de otros lugares del mundo, ellas realizan los trabajos más diversos, desde el más calificado hasta personal de servicio… Hay de todo. El punto es que con la salida de la UE retomaremos el control de nuestras fronteras, quién entra y quién sale. Si hoy un ciudadano europeo quiere vivir, trabajar y mantener una familia en Escocia, el gobierno británico nada puede hacer al respecto, escapa de sus manos pues la libertad de movimiento es un derecho dentro de la UE.
En RU no exigimos que una persona tenga antepasados británicos para ser naturalizada, eso explica en gran parte la diversidad racial, cultural, étnica… En Londres se hablan más de 300 idiomas, y muchos inmigrantes se han integrado perfectamente, son británicos como yo, con iguales derechos.
Pero ciertamente la migración es un preocupación en nuestra vida política, el tema va más allá de la salida de la UE y ha generado un debate muy vivo. Las cifras son muy grandes y no existe suficiente claridad acerca de cuánta inmigración queremos, de qué tipo, cómo integrarla, cómo desarrollar la sociedad para aceptar la diversidad y a la vez preservar nuestra cultura.
El fenómeno migratorio ha estado presente por muchos años en el RU. Hace 2 años, de junio 2015 hasta junio 2016, la cifra de inmigrantes netos (cifra de los que arriban menos los salen) andaba por los 300 mil. Al año siguiente fue de 230 mil. Después del referendo el proceso ha continuado, pero la tendencia es a que disminuya.
Algunos economistas han alertado que el brexit significará un freno para la economía británica…
Varios pronosticaron que la crisis sería catastrófica e inmediata para la economía británica, y no ha sido así. Aún tenemos la segunda más alta tasa de crecimiento económico del G-7, solo Alemania está delante, y vamos más rápido que Italia, Francia, España, País Vasco…
En noviembre del 2017 alcanzamos la tasa de empleo más alta en 42 años y tenemos la mayor del mundo en capacidad para invertir y recibir inversiones foráneas. Actualmente el RU está bien posicionado y queremos seguir así pero con mayor soberanía, como la que tiene Cuba, por ejemplo. La salida de la UE no será un divorcio, es solo un cambio de relación.