Aunque el envío de fuerzas y equipos especializados de varias provincias posibilitó la plena inserción de Varadero en la temporada de alza turística, la recuperación pos-Irma garantizó operatividad en la mayoría de los hoteles solo a horas de haberse asomado el huracán por los alrededores del principal balneario cubano.
“Fue determinante la actitud de los trabajadores”, explica Ivis Fernández Peña, delegada del Ministerio de Turismo (MINTUR) en Matanzas. “De manera espontánea salieron a despejar las áreas llenas de vegetación, árboles derribados, ramas en el piso… alzaron con sus brazos y colocaron encima de los camiones cualquier cosa que encontraron a su paso. Eso sucedió en todos los colectivos afectados, una disposición general digna de reconocimiento”, había dicho Ivis días después del evento meteorológico.
Su deseo de enaltecer los memorables desempeños quizás ya estén satisfechos. El pasado 29 de diciembre, nueve de esas instalaciones recibieron la Bandera de Proeza Laboral, el alto estímulo merecido por Meliá Las Américas, Royalton Hicacos, Blau Varadero, Starfish Cuatro Palmas, Iberostar Taínos, Iberostar Varadero, Roc Arenas Doradas, Los Cactus y Sol Palmeras, este último a donde Trabajadores llegó para contar momentos de una instalación distinguida por su calidad.
“Un estímulo así no podía faltar en la historia de nuestro centro. Fueron días de extraordinaria entrega”, estima Arnaldo Díaz Hiedra, secretario general del buró sindical. “Irma nos puso a prueba por lo difícil de lidiar con los posibles impactos de un huracán de esa tremenda magnitud y con más de 900 clientes hospedados”.
De acuerdo con el experimentado sindicalista, se trataba, en esas horas complejas, primero de preservar la vida de visitantes y también de los empleados, luego de retornar a la normalidad de los servicios “no ocurrió un solo accidente, ni el más mínimo, algo para resaltar debido a las adversas condiciones”, y sonríe feliz.
“Alemanes, ingleses, argentinos, canadienses, franceses, huéspedes de los principales mercados, se sintieron protegidos y, en compensación, a muchos se les vio sacando agua de las habitaciones o interesados en colaborar con esto o aquello. Eso explica la cantidad de agradecimientos aparecidos en las redes sociales y en TrypAdvisor, la importante web de viajes”.
En el comedor obrero ocupa su puesto un hombre acostumbrado a estimar la realidad en su justa medida. Por eso no anda con ambages para afirmar que decidieron no elegir a ningún destacado en lo individual, sino a la totalidad del personal.
Sin embargo me sugiere un nombre, es el de Guillermo Monterrey Lugo, jefe de turno de Seguridad interna. “A él tienes que entrevistarlo. Él estuvo a la vanguardia”, pero el joven aludido lo niega: “Los méritos no son míos, son del turno completo, de los 11 subordinados que aplicaron cada una de las indicaciones. No se podía arriesgar la integridad física de nadie, pese a los peligros del huracán.
“Nos dieron una misión al turno de Enildo y al mío, y había que responder como se esperaba. Fue clave la colaboración de la gente y la manera en la que la dirección dio el ejemplo. Si los jefes son los primeros, van delante, hay que seguirlos sin vacilación”.
Según Díaz Hiedra, a los elegidos para prestar servicios ante la llegada del ciclón se incorporaron de manera voluntaria otros que sumaron un total de 240, la mayoría de los cuales permanecieron hasta tres días sin ir a sus casas, “actitud muy digna de elogios, porque algunos dieron el paso a frente a pesar de los daños constructivos en sus viviendas y estar separados de su familia”.
Otro récord a pesar de Irma
Unas 72 horas después de iniciada la recuperación, el hotel quedaba listo para brindar el servicio. Piscinas acondicionadas, casi el 80 % de las áreas verdes recogidas y las playas con sus sombrillas así lo corroboraban.
“El trabajo mayor se realizó en el cambio de cubierta de un ranchón”, afirma el subdirector general, Irán Ramos Sánchez. “También aprovechamos e hicimos mejoras importantes en el restaurante bufé, coherentes con tendencias actuales de la gastronomía, materiales de primera línea y la reparación capital de varias habitaciones”.
Recuerda que en medio del beneplácito por la disciplina en cada fase vivida, un aspecto negativo asomaba. El huracán bajaba a 260 la ocupación, cifra jamás registrada. “Hubo algunas cancelaciones, pero a los tres o cuatro días comenzamos una línea ascendente y hoy estamos en los promedios de la última década, unos mil 500 diarios.
“Ayudó sobremanera la información al mundo desde las redes sociales y el mercado nacional que empezó a venir al hotel, como ya es costumbre en el mes de septiembre”.
Cumplir el plan de ingresos, las utilidades y los aportes al Estado, sería la meta a la que había que llegar, y llegaron más lejos. “Sobrepasamos en 195 mil dólares el plan de ingresos y el resto de los indicadores”, se ufana Ramos Sánchez y razones tiene. En cada período del último lustro han impuesto récord en la satisfacción de los planes. “¡Y también llevamos ocho años consecutivos como Vanguardia Nacional y aspiramos a seguir en ese camino!”, aclara el secretario general del buró sindical.
Nacer derecho y seguir igual
Fruto de la primera empresa mixta establecida en el país e inaugurada por Fidel Castro Ruz el 10 de mayo de 1990, el hotel es resultado de la acertada estrategia de desarrollo turístico visualizada por el Comandante en Jefe, de la confianza en el destino Cuba, que tuvo Sol Meliá, y del sostenido desempeño de directivos y empleados, “formidables personas”, asegura el español Manuel Diez Sánchez, director de Alimentos y bebidas.
“Unidad y criterio de equipo, es la fórmula con la que conseguimos tan buenos saldos económicos y de satisfacción. He andado por muchos lugares en mis 32 años en la Meliá, en esta isla llevo dos décadas, pero aquí, aquí las cosas funcionan. Es un gran honor pertenecer a Sol Palmeras”.
Criterios similares se escuchan en ámbitos diversos, lo mismo por directivos que por turistas. En una reunión en Varadero, el ministro de Turismo, Manuel Marrero Cruz, expresó: “Sol Palmeras nació derecho y sigue derecho”, en alusión a la sostenida calidad de un cuatro estrellas que todos los años encanta por los valores añadidos.
El titular del MINTUR evocó la frase a unos días del primer aniversario de la desaparición física de Fidel, el líder histórico que 27 años atrás realizara una inolvidable exhortación: “Los que inician su trabajo en este hotel puedan demostrar también que, cuando queremos, podemos. Y lo que más nos gustaría es que, al igual que se puede decir de la construcción del hotel, se pueda decir de los trabajadores del hotel que son excelentes, que son óptimos”.