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Un alma compartida entre Cuba y Rusia

El 14 de enero se cumplen 25 años del deceso de la distinguida soprano rusa Mariana de Gonitch, quien dejó una obra digna de admiración, sobre la cual se sustentan los presupuestos éticos y artísticos de la Academia de Canto que lleva su nombre, dirigida por el maestro Hugo Oslé.

Para hablar de la Gonitch es necesario hacerlo con exquisitez. En ella se unen dos condiciones indispensables que la hicieron merecedora del respeto de sus seguidores: desarrolló una intensa labor como pedagoga y constituyó una fiel representante del género lírico en nuestro país.

Tuvo el privilegio de compartir escenario con los grandes tenores Feodor Shaliapin, Marcel Journé, Titto Schippa e Iván Petrov, así como con otras voces excelsas de su generación.

La diva de San Petersburgo, como también es conocida, influyó en los artistas Olga Navarro, Sergio Farías, Juan Piñera, Isaac Delgado, Alden Knight y Alina Sánchez, entre otras reconocidas figuras nacionales. Fue además fundadora de la Casa de Cultura del municipio de Plaza de la Revolución, primera institución de este tipo en el territorio. Pudo haber escogido otro sitio para vivir, ya que gozaba de prestigio internacional como intérprete de ópera, pero su amor por esta tierra la hizo permanecer aquí hasta el último de sus días. Sobre su excepcional labor en la enseñanza del bel canto, su discípula Martha Cardona, expresó: “Como profesora fue exigente al máximo”.

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