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Salir de cajas y anécdotas

La historia del deporte cubano, entendida como la huella dejada por sus protagonistas en más de un siglo de práctica, anda entre dos terrenos fundamentales: el organismo rector de la actividad física (Inder) y los medios de comunicación. Todas las demás voluntades que se sumen, bienvenidas, sobre todo si pretenden sacar de cajas y anécdotas algo tan sensible y vital para el presente y el futuro.

Lo hecho hasta el 2017 en este tema ha tenido vaivenes, omisiones y no pocas veces ideas sin arte y creatividad, lo cual ha dejado una sensación de vacío en deportistas, entrenadores y en quien se sienta parte de una gesta tan arraigada en el pueblo. De ejemplos podemos estar llenos, aunque hay algunos más visibles que otros.

Tras la inauguración del Museo Nacional del Deporte en 1991, la desidia, el robo y la irresponsabilidad se apoderó del lugar y por más denuncias e investigaciones, aún no contamos con un espacio que desempolve los objetos expositivos, las medallas o trofeos donados por quienes escribieron páginas de glorias y confiaron en una transparencia desaparecida con el tiempo.

Es imposible pensar que no pueda enrutarse, de una vez y por todas, y a partir de la investigación seria y profunda, no solo el Salón de la Fama del Béisbol Cubano, sino la extensión de espacios similares en boxeo, lucha, judo, ciclismo o atletismo, por solo citar algunas disciplinas con mucho que mostrar. Esto no sería un invento nuestro, sino que resulta la práctica internacional.

¿Por qué cada estadio beisbolero del país no cuenta con una mínima sala de historia? ¿Qué impide recordar y hasta hacer coincidir un espectáculo deportivo con la fundación de una instalación, el nacimiento de un atleta o simplemente el aniversario de algún récord o hazaña memorable de nuestros atletas?

¿Es tan difícil sistematizar un encuentro mensual con glorias deportivas donde el pueblo pueda asistir para preguntar, recordar su historia o llevarse un autógrafo o una foto? En comparación con otros tiempos, los espacios televisivos Glorias Deportivas y Confesiones de Grandes han permitido visibilizar muchos rostros olvidados, en tanto algunos textos editoriales han podido imprimirse sobre estadísticas, perfiles de vida o hechos trascendentes de este mundo atlético. Pero todavía es poco y hay que llevarlo a ser prioridad en los medios de comunicación y en el organismo rector como garantía de los resultados del mañana.

Se impone revisar qué están haciendo las provincias, los municipios y hasta las escuelas (en todos los niveles) para preservar y mostrar la historia local. Salones interactivos, exposiciones itinerantes, conversatorios sistemáticos y trabajos periodísticos en coordinación con el ICRT u otros medios pueden permitir un salto al podio de ese inmenso testimonio que tenemos desde el juego batos hasta la última medalla repartida.

 

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