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El aborto es posible evitarlo

El condón no solo ayuda a evitar el embarazo no deseado, sino también protege contra las enfermedades de transmisión sexual. Foto: Jorge Luis González

De acuerdo con cifras recogidas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, la tasa de mortalidad materna causada por aborto (lo cual excluye los embarazos ectópicos) en los últimos cinco años, nunca ha sido superior a tres por cada 100 mil nacidos vivos.

Las características del Sistema Nacional de Salud, que garantiza el acceso masivo a los servicios médicos, y el hecho de que el aborto sea legal, son dos elementos que aseguran que, en la mayoría de los casos, ese procedimiento no tenga un desenlace fatal.

Omayda Safora Enríquez. Foto: Agustín Borrego

Sin embargo, “en ocasiones tenemos que lamentar la muerte de mujeres muy jóvenes por esa causa”, afirmó a Trabajadores la doctora Omayda Safora Enríquez, quien se desempeña en el hospital ginecobstétrico América Arias, de la capital, conocido como Maternidad de Línea.

“En Cuba la mujer tiene el derecho de dar término al embarazo cuando así lo desee. Esto asegura que ese proceder se realice en todos los hospitales ginecobstétricos, con las condiciones adecuadas y con un personal entrenado y capacitado”, explicó la también especialista de Segundo Grado en Ginecología y Obstetricia.

No obstante, por sus propias características, continúa siendo riesgoso para la vida, además, puede dejar importantes secuelas físicas y psicológicas, que repercuten en la familia.

De eso y mucho más dialogó amablemente la Profesora Auxiliar e Investigadora Agregada, convencida de que “lo mejor es evitar el embarazo cuando no se desee ser madre”.

¿En qué consiste el aborto?

El aborto es la interrupción de la gestación en las primeras 22 semanas. Pueden ser espontáneos, que ocurren de manera aislada; habituales o a repetición, que se producen tres o más veces consecutivas; precoces, que suceden antes de las 12 semanas; y tardíos, que acontecen entre las 12 y las 22.

Llamamos interrupción voluntaria del embarazo al aborto provocado, que se solicita con tiempo menor a las 12 semanas.

¿Cuáles son los procedimientos más comunes para la interrupción?

Cuando la gestante tiene menos de seis semanas es posible realizar la regulación menstrual, la cual se lleva a cabo en los policlínicos y cuentan con la ventaja de que no necesita anestesia. Este método, de hacerse en el tiempo adecuado, tiene pocas complicaciones.

Después de las seis semanas y hasta las 12 la interrupción se practica en hospitales ginecobstétricos, y exige varios análisis.

En este tiempo es posible finalizar al embarazo por método farmacológico (las pastillas) o por legrado de cavidad. Este último es considerado un proceder quirúrgico, por tanto, requiere anestesia general y se lleva a cabo en un salón con todas las medidas de asepsia y antisepsia.

Indudablemente, el aborto farmacológico implica menos riesgo, pues la mujer no es sometida a la anestesia, y tampoco se le manipula el útero. Pero esto no significa que sea totalmente seguro.

¿Cuáles son las secuelas físicas y psicológicas que puede dejar un aborto?

Cuando inicia la gestación solo hay dos caminos: el aborto o el parto. Y el conocimiento de la gravidez muchas veces constituye el primero de los problemas, porque en la mayor parte de los casos ni estaba planificada ni era deseada.

El aborto puede tener repercusiones médicas importantes, como sepsis, hemorragias, perforación uterina, complicaciones anestésicas, etc. De una forma u otra siempre afecta, pues existe la posibilidad de efectos diagnosticables a largo plazo, como la incompetencia cervical y la infertilidad.

Asimismo el aborto reiterado, que sucede en no pocos casos, multiplica los peligros y todavía vemos dolorosas escenas de adolescentes y jóvenes que han debido finalizar el proceso con la extirpación del útero, o, en el peor de los casos, han muerto.

Y todo esto desde la perspectiva física, pues, dependiendo de cómo se tome la decisión de interrumpir el embarazo y de las consecuencias que deriven de ello, serán más o menos profundas las consecuencias psicológicas.

¿Usted cree que la mayoría de las interrupciones voluntarias que se hacen hoy en Cuba son porque la pareja no se ha protegido?

Definitivamente sí; numerosos estudios lo han demostrado. Considero que ello no está totalmente relacionado con la disponibilidad de métodos anticonceptivos y sí con una gran irresponsabilidad en ese sentido por parte de la pareja.

Y hablo de pareja, porque el embarazo se produce con participación de hombre y mujer; por ende, la responsabilidad es de ambos, aunque el riesgo biológico lo enfrenta solo la mujer.

Es válido apuntar que en Cuba existen logros sustanciales en la planificación familiar, un elevado conocimiento de la anticoncepción y un alto nivel educacional. Sin embargo, hay una amplia brecha entre el conocimiento y el hacer.

Es cierto que algunos métodos de prevención tienen mayor tasa de fracasos que otros, pero, con la revolución y el avance científico en esta materia, cada día son más efectivos.

¿Es cierto que las pastillas e inyecciones poseen efectos negativos a largo plazo (cáncer, obesidad, infertilidad, etc.)?

Esta es una pregunta muy frecuente en las consultas y generalmente se fundamenta en informaciones no profesionales. Los anticonceptivos hormonales son de los más seguros y eficaces. Además, son muy utilizados mundialmente durante largos períodos.

Las píldoras y las inyecciones son excelentes opciones para la mayoría de las mujeres que no desean ser madres, e incluso, gozan de otros efectos beneficiosos como regular los ciclos menstruales y disminuir el dolor durante estos.

Si alguna persona duda sobre ellos, puede solicitar consejería en nuestras consultas, que también están para dar información correcta sobre anticoncepción.

Aun así yo siempre invito a una reflexión: ¿si produjeran efectos negativos para la salud, estuvieran a disposición de la población y fueran ofertadas en las consultas de planificación familiar? Definitivamente no.

Lo más importante: la vida

“El aborto sigue siendo un problema de salud, sobre todo por la práctica tan frecuente entre la población más joven”, sentencia la doctora Safora Enríquez, quien recientemente presidió el comité organizador del XVI Curso-Taller Nacional de Ginecología Infanto-Juvenil y Salud Reproductiva del Adolescente.

Con la seguridad que le confieren sus 25 años salvando vidas, afirma que es un gran logro del país garantizar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

De igual forma refiere que no solo la mujer, sino la sociedad en general, deben adquirir conciencia de los riesgos que supone. “El único método válido para contribuir a evitar la interrupción de un embarazo no deseado, es una buena educación para la sexualidad. Es por eso que, amén de los programas elaborados, con los adolescentes el trabajo debe ser puntual, creciente, paciente y sobre todo, constante, pues es en esta etapa donde ocurren la mayoría de las gestaciones no planificadas”.

Solamente de esta manera —concluye enfática— estaremos en condiciones de mejorar la salud sexual y reproductiva de las nuevas generaciones.

La doctora Omayda Safora habla desde su compromiso con la vida y con los pacientes. Desde la sensibilidad con el dolor ajeno, que no debe faltarle a un profesional de la salud.

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