Con la decisión de realizar la invasión por las columnas 8 Ciro Redondo y 2 Antonio Maceo, dirigidas por los comandantes Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos, respectivamente, se extendía la lucha guerrillera al centro del país.
Llegar a Las Villas era la meta, antes el trayecto estuvo lleno de dificultades. Unas veces lluvias, fango y hasta ciclones, otras esquivar al enemigo, el trayecto fue tormentos, extenuante, desgastante, los hombres mal comidos, mal vestidos, enfermos, callosos y cansados… pero llegaron y con ellos la esperanzas.
Para Guevara la victoria empezaba a tejerse cuando la tropa divisó “la mancha azul en lontananza”, porque los combatientes recobraron la fe y el Escambray comenzó a unirse por su presencia y autoridad.
El campesino José González sabe esa historia, su padre Emeterio González lo recibió en la finca Las Piñas, Güinía de Miranda, en lo más intrincado del macizo montañoso Guamuhaya. Desde ese mismo momento el argentino comandante cubano comenzó a preparar el ataque al cuartel del poblado, se interesó por algunos datos como la distancia que había entre la finca y el cuartel, el tipo de construcción de este, la cantidad de soldados.
Allí fue la primera victoria del Ejercito Rebelde y las topas que operaban en aquel momento en el Escambray. La acción el Che la describió como un combate poco rentable, pero útil porque levantó la moral de los combatientes. Fue este el momento en que se consolida su autoridad como jefe, creó la escuela de reclutas, organizó la tropa, estableció la comandancia en Caballete de Casas pacta en el Pedrero y logra la unidad. Varios combatientes han reconocido que fue una suerte la llegada de Guevara porque la desunión, desavenencias laceraban la revolución.
El comandante del Ejercito Rebelde Víctor Bordón rememoró la impresión que le causó aquel hombre. “Cuando llegué a la finca “Las Piñas” vi ante mí a un tipo de hombre que no conocía: profundo, comandaba una columna, lo mandaba Fidel. Tomó medidas, me degradó, pero no hubo discusión y le dije: me quedo con usted”.
En medio de este panorama el Che decide el 16 de diciembre de 1958 derrumbar el puente del poblado de Falcón. Para derribar la mole de hierro que se levantaba sobre la Carretera Central sobre el río Sagua la Chica, el pueblo ayudó con antorchas y equipos de soldaduras quedando incomunicado el poblado con Santa Clara, lo que posibilitó la posterior liberación de Placetas.
Se sabe que el Che, posterior a la destrucción del puente, se dirigió al pueblo exhortándolo a que continuaran la lucha por el derrocamiento de la tiranía y que varios de sus habitantes se le unieron a la columna.
Después de Falcón el Ejercito Rebelde no da tregua al enemigo ataca Fomento, Cabaiguán, Guayos, se está listo para llegar a Placetas. En Cabaiguán el Che se fractura el brazo y en Placetas estableció su comandancia en la habitación 22 del hotel Las Tullerías.
En Placetas los soldados se concentraron en la Colonia Española, en la azotea del teatro, aunque la posición más importante fueron los elevados. Los guardias tenían una trinchera en la que colocaron una ametralladora que protegía el frente del cuartel. Se recuerda que el Che se personó, llamó al capitán Roberto Rodríguez “El Vaquerito” para concentrar el fuego, luego se atacó de frente. A las 2 de la tarde del día 23 de diciembre se libera Placetas”.
En poder rebelde estaban también las localidades de Báez, Manicaragua, se operaba en Esperanza, Ranchuelo, Santo Domingo. Camajuaní se rindió y en Remedios los parranderos suspendieron su fiesta, pero la sustituyeron por el tableteo de ametralladoras. La Puerta de Hierro, lugar cercano a la entrada del pueblo donde residía la familia Fuentes, fue el lugar escogido por el Che para organizar la toma de la Octava Villa, allí se sentó en una piedra y envió una nota al capitán Emérido Mariño donde daba la orden de ataque.
El documento dice: Emérido, vete al cuartel con precaución, estos milicianos te guiarán. M- 26 -7. Che. Aquel triunfo tenía el mismo sonido ensordecedor de la parranda, que también huele a pólvora, pero esta vez como estandarte los barrios desplegaron desde la torre de la Iglesia Mayor una inmensa bandera del 26 de Julio que ondeó como símbolo de victoria.
El 26 de diciembre de 1958 se toma Caibarién. Mientras esto sucedía el Comandante Camilo Cienfuegos actuaba en la zona Norte, tomaba posiciones y cercaba Yaguajay. Se actuó también en Zulueta. Al Che le quedaba Santa Clara.
La batalla de Santa Clara es su batalla
Santa Clara era el punto culminante , se pensó que estaría meses actuando para tomarla y lo hizo en solo cuatro días de combate, el pueblo se volcó a las calles para apoyarlo y hacer crecer su leyenda porque Santa Clara y el Che siempre han tenido una confidencia entrañable desde aquel día en que llegó por un camino vecinal hasta la universidad donde estableció su primera comandancia en esta ciudad y el hospital de sangre.
Los primeros caídos ocurren en la carretera de Camajuaní al enfrentarse a una tanqueta de la dictadura.
Su segunda comandancia queda instalada en el edificio de Obras Públicas en medio de la batalla. Desde allí planificó la toma de la Loma del Capiro donde se situaron más de cuatrocientos soldados batistianos para impedir el avance del Ejercito Rebelde. No obstante los barbudos entraron, combatieron y los obligaron a abandonar la elevación. Los soldados batistianos se refugiaron en el Tren Blindado que estaba apertrechado con los más sofisticados medios bélicos de la época. Es entonces que surge la idea del descarrilamiento con el buldózer de la facultad de agronomía de la universidad, y la confección de cócteles molotov, con esa acción el Che demostró su genialidad de guerrillero.
El Che en persona con representantes de la Cruz Roja pacta la rendición.
La ciudad fue bombardeada por la aviación y se esquivó el ataque, se luchó también en el Cuartel de Los Caballitos, en la Audiencia, el Gobierno Provincial, la cárcel, en el Cuartel 31 de la Guardia Rural, la Estación de Policías, el Regimiento Leoncio Vidal se rindió y en el Gran Hotel, actual Santa Clara Libre, quedan las huellas de la batalla.
Pero esta batalla trajo también la más triste de las noticias: la muerte en combate del capitán Roberto Rodríguez “El Vaquerito” un combatiente que valía por cien, su vida se apaga injustamente minutos antes del amanecer del triunfo.
La segunda entrada a Santa Clara
El Che tuvo una segunda entrada a la ciudad, esa en que llegó a su definitiva comandancia: el Memorial. Esa vez para seguir combatiendo y ganando eternamente. Allí el Guerrillero Heroico no reposa. Fidel nos lo dijo aquel día: ‘No venimos a despedir al Che y sus heroicos compañeros. Venimos a recibirlos’. Fidel dejó claro que era inspiración para nuestras metas.