Cuando se instauró la actual estructura en la Serie Nacional (desde la 52 edición), pocos pensaron en la posibilidad que hoy comienza a tomar fuerza en muchos aficionados y especialistas sobre si es más justo avanzar a la segunda fase con el balance intacto de victorias y derrotas, arrastrar solo los resultados con los equipos clasificados o empezar desde cero en cuanto a triunfos y reveses.
La experiencia internacional (así se jugó el Panamericano Sub-23 y el Clásico Mundial), el mal paso de Industriales y Pinar del Río en esta ronda y la búsqueda de más rivalidad en un tramo importante como este han contribuido al razonamiento de si debemos o no cambiar algo en nuestra fórmula doméstica, sin que ello implique un cambio de estructura.
Empecemos por reconocer que el mejor sistema de cualquier certamen es el que enfrenta a todos los equipos entre sí. Sin embargo, desde hace mucho rato, también sabemos que los play off o las rondas de muerte súbita en no pocas disciplinas son más atractivos en cuanto a espectáculo para público y transmisiones televisas, en tanto no permiten que se pierda emotividad si algún conjunto se escapa y se sabe campeón con demasiada antelación.
Una vez asumido que las postemporadas son imprescindibles y han funcionado como ninguna otra en nuestros clásicos, en las segundas etapas de este nuevo formato nunca se ha hecho borrón y cuenta nueva, en función de que el rendimiento inicial de los equipos tenga un premio adicional. Por esa razón es que se ha considerado que los refuerzos comiencen a pedirse en orden inverso a como terminaron, es decir, del seis al uno y no viceversa.
La posible variante que pudiera introducirse en el futuro (por supuesto, tras consenso de los participantes) es que hacia esa segunda fase del certamen solo se arrastren como válidos los enfrentamientos entre los conjuntos que estarán en esta. Aclaramos que eso no significa borrar estadísticas individuales de ningún pelotero. Por ejemplo, en esta 57 Serie Nacional, la tabla de posiciones antes de iniciarse los 45 juegos finales hubiera sido: IND: 12-3/ MTZ: 9-6/, LTU: 6-9/ GRA: 6-9/ ART: 6-9 y PRI: 6-9.
Como se aprecia no es muy distinto el orden a como quedaron en realidad: IND-LTU-MTZ-PRI-GRA-ART, pero la diferencia entre ellos sí es notable, pues Matanzas concluyó a 5,5 del primer lugar y con esta variante estaría a tres; mientras Artemisa terminó a 8,5 de los azules y estaría a seis, igualado a otros tres elencos.
Para quienes gustan del análisis completo, les comento que en esa propia línea de razonamiento y tomando en cuenta el rendimiento de los seis conjuntos hasta este domingo, tendríamos el siguiente panorama: MTZ (31-17), LTU (27-21), GRA (22-23), IND (23-26), ART (20-27) y PRI (20-29). Es decir, estarían avanzando a semifinales las mismas cuatro escuadras que lo están ahora, solo que artemiseños y pinareños estarían metidos de llenos en la lucha.
Sea cual sea su criterio sobre si podemos o no aplicar esto para la próxima temporada, lo que resulta casi inobjetable es que así evitaremos siempre que una formación domine en la primera fase y con ello casi garantice su puesto en semifinales, aunque pierda todas las subseries en los otros 45 desafíos. Son las complejidades de un deporte como el béisbol, tan enamorado de estadísticas y probabilidades matemáticas.
Dedico las últimas líneas al líder de los bateadores de la actual campaña, el tunero Jorge Yhonson (406), quien es segundo en hits (104) y cuarto en anotadas (57). Como si fuera poco, es el que más ha impulsado de los Leñadores con hombres en posición anotadora (41).
Resultados del domingo: LTU-PRI 10-2 y 2-3; MTZ-IND 4-12 y 11-4; ART-GRA no jugaron por lluvias