Tanta fuerza en su brazo
Un instinto les dice a los trabajadores que la Revolución es buena, que la Revolución es su liberación, que la Revolución es su ascenso a la condición real de hombre, de ser humano; un instinto les dice que la Revolución es lo justo (…); los trabajadores son la clase revolucionaria por excelencia, y los trabajadores son el apoyo de la Revolución…
El modelo de desarrollo que debe ser el turismo
Por Juanita Perdomo
No es formalidad ni halago de ocasión. Lo que el turismo significa para Cuba, y mejor, todo lo que aún puede significar, lo vislumbró Fidel. Así de rotundas llegan las opiniones cuando se indaga por su relación con un sector que desde muy temprano estimó como estratégico. Si alguien tuviera dudas de la impronta marcada por él, de la manera en la que entendió la gestión de la actividad turística, paso ineludible sería hurgar en varios de sus discursos.
Solo así podría comprenderse su pensamiento preclaro, admite el Doctor en Ciencias Económicas José Luis Perelló Cabrera. Como tesoro pareciera conservar el prominente estudioso cada una de esas intervenciones, algunas tan lejanas como aquella de octubre de 1959, al inaugurar en La Habana la XXIX Convención de la Asociación de Agentes de Viajes de los Estados Unidos.
Con especial admiración, Perelló lee fragmentos de las palabras del entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario: “Ustedes y sus amigos en invierno necesitan sol, nosotros tenemos todo el sol que ustedes quieran; cielo azul, todo el cielo azul que ustedes quieran; playas y arenas de todos los colores; en verano tenemos aire fresco. No es vanidad, no tenemos muchas, pero sí muy buenas cosas para los turistas, y más importantes que todas esas bellezas naturales es nuestro pueblo…
“Tenemos el propósito de desarrollar el turismo tanto como sea posible sobre esta base: buen servicio y precio justo, sobre todo precio justo, porque lo que nosotros queremos no es que vengan 100 000 a pagar precios altos por una habitación y por nuestros artículos, lo que queremos es que vengan muchos cientos de miles de personas, de modo que los que vengan a Cuba, a nuestras playas, no sean solo los que tienen grandes fortunas, sino también los que tienen pequeñas fortunas y los que no tienen otra fortuna que su trabajo”.
Según el hasta hace poco profesor de la Facultad de Turismo, en la Universidad de La Habana, ese momento revela la percepción que de la actividad ya iba formándose Fidel, lo que esbozaría tangiblemente tiempo después, tal y como lo certifican las referencias hechas al turismo en diversos discursos.
Claro mensaje, apunta, tuvo el del 26 de julio de 1988, acto en Santiago de Cuba en el que explicó la necesidad de aprovechar los recursos naturales con los cuales este archipiélago ha sido bendecido. “Hay gente que todavía no entiende que tengamos que explotar el sol, ese sol y esa luna, incluso, que nos ilumina hoy…”.
Reflexiones valiosísimas abundan, sugiere Perelló Cabrera, en las intervenciones que hiciera el líder histórico de la Revolución en las aperturas de los hoteles Sol Palmeras y Paradiso, en Varadero (10 de mayo de 1990), Guitart-Cayo Coco, en Ciego de Ávila (noviembre de 1993) y Playa Pesquero, en Holguín (21 de enero del 2003).
Fidel legó una práctica turística aún no satisfecha
El Comandante en Jefe, quizás sin proponérselo, en sus discursos legó ideas, conceptos que deberían convertirse en consulta obligada para los empleados y empleadores de la industria cubana del ocio. Con la tesis concuerda el Máster en Ciencias Lázaro Cruz Torres, profesor auxiliar del Departamento de Turismo en la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos.
“Hay en ellos una suerte de clase, de conferencia de cómo conseguir calidad, eficiencia y hacer muy rentable el turismo, visto por él no como la mera prestación de los servicios, sino como un modelo de desarrollo para el país, tanto para propiciar el encadenamiento productivo del que hoy se habla como para mejorar los ingresos y la calidad de vida de la gente.
“¡Y qué clase de visión tuvo! Aunque debe generar mayor cantidad de divisas, ser el segundo que más aporta, detrás de la exportación de servicios médicos, habla de las potencialidades del turismo, algo impensable para muchas personas convencidas en aquellos años de que la verdadera fuente cubana de desarrollo era el petróleo, y no la industria sin chimeneas”.
Recuerda Cruz Torres, que ante ese debate, Fidel, con su típica inteligencia, echó manos a los números e ilustró que, por ejemplo, las 100 mil toneladas anualmente pronosticadas para extraer en Varadero, de un petróleo pesado y con mucho azufre, por su bajo precio en el mercado, generaría un valor que el turismo podría multiplicar 150 o 200 veces más por año.
“El tiempo le dio la razón”. Pese a los 100 km que los separa, Perelló, en La Habana, y Cruz, en Matanzas, coinciden en traer al presente lo dicho por Fidel en la apertura del IV Congreso del Partido, en octubre de 1991: “… estamos construyendo miles y miles de habitaciones todos los años para el turismo internacional… Es notable el crecimiento de los ingresos por el turismo, y es muy importante que se comprenda la necesidad que tiene el país del turismo, aunque implique algunos sacrificios para nosotros.
Ya quisiéramos disfrutar de todos los hoteles, pero se trata de salvar la patria, la Revolución y el socialismo, y necesitamos esos recursos…”. Un año antes, exactamente el 10 de mayo de 1990, Fidel asistía a la inauguración de Sol Palmeras, fruto de la primera empresa mixta creada en Cuba en asociación con el grupo hotelero español Sol Meliá, aperturado en Varadero, sitio al que concediera gran importancia en los nuevos planes de desarrollo turístico del Gobierno Revolucionario, confiesa la Máster en Ciencias Teresa Iglesias Oduardo, coordinadora de la Comisión de Historia Turismo del Centro de Capacitación en el prestigioso balneario.
“En presencia de importantes personalidades nacionales y extranjeras, turistas ya alojados, trabajadores y los constructores, tuvo palabras de reconocimiento para los inversionistas y por sobre todo por la confianza que tuvieron al invertir en Cuba en medio de tan difíciles condiciones y exhortó a los jóvenes trabajadores que se iniciaban en el hotel a ser ejemplos de hospitalidad, disciplina, eficiencia y a brindar un servicio de calidad”. Nada le fue ajeno a este hombre de una claridad meridiana, sostiene Perelló Cabrera.
“Sus discursos lo testimonian”. Lo dicho en Playa Pesquero resulta elocuente: “Cuba dispone de una diversidad de destinos para el desarrollo de una oferta variada y de opciones. La hospitalidad y espíritu fraternal de su población, el interés que despierta la Revolución, sus logros en diversos campos y los caminos emprendidos en su desarrollo social, son y serán cada vez más atributos de gran atracción; alto nivel de atención a la salud y la seguridad; cuidado del medio ambiente e institucionalización de su protección; el espíritu de solidaridad y cooperación con las islas del Caribe y los demás destinos turísticos de la región, que goza de excelentes recursos naturales e instalaciones para el multidestino.
“Todo el desarrollo del turismo durante estos años ha requerido un gran esfuerzo del país en el proceso inversionista. El turismo ha creado una demanda que ha contribuido a la reanimación de otros sectores de la economía nacional…”.
Pero si en un documento se resume la relación de Fidel con este fundamental sector es en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. A juicio del profesor Cruz Torres, la mejor manera de honrarlo es cumplir con los retos allí planteados.
“El de la tecnología es uno de ellos, hay que apostar hoy por destinos inteligentes, donde la conectividad posee un peso trascendental. El de la sostenibilidad es otro desafío. Habrá que convertir al turismo definitivamente en el motor de desarrollo soñado por él. Ese pensamiento turístico que nos dejó hay que echarlo a andar”.
Galería entre «Entre todos el 1ero»
El triunfador que siempre vi
Por Lourdes Rey Veitía
Fueron más de cien las ocasiones en que el Comandante en Jefe visitó Villa Clara, a varias de estas tuve la fortuna de asistir. Y puedo sumar una que llamo fundacional, porque en 1965 cuando se celebró el acto por el 26 de Julio en esta ciudad, mi madre estuvo allí, embarazada de mí.
Creo que desde ese instante, la presencia de Fidel quedó calada en mi alma, como en la de muchos de mi generación que confiaron en su ejemplo y en su indeclinable posición de principios. Haberlo visto entre proyectos y programas hace que brote, este día en que ya no está, pero con esa extraña dicotomía de seguir estando, el agradecimiento infinito por lo que emprendió.
En Santa Clara se le recuerda siendo un joven abogado que defendía la causa 543 en el tribunal de urgencia de Las Villas. Todo indica que ensayó en esta ciudad la autodefensa, que años después, le consagraría para la historia. Se le vio llegar, el 5 de enero de 1959 como el rey mago que trae la Libertad presidiendo la Caravana. Volvió siempre para impulsar grandes obras y reconocer esfuerzos.
Lo vimos entre ciclones, crecidas de ríos, en trágicos accidentes, inaugurando fábricas, escuelas, impulsando centros científicos y viales de la montaña… De cada momento guardo un Fidel personal e íntimo. Tengo insertada en mi memoria al hombre en el que se confía en horas difíciles.
Ese que habló con los afectados del ciclón Michelle en Corralillo, el ser humano que alentó a los damnificados, que pasaba la mano por el pelo a una mujer desesperada porque todo lo que había conquistado en su vida, lo arrasó la furia del viento y el agua. También al hombre que en aquellas circunstancias tuvo la gentileza de mirarnos a Minoska Cadalso, reportera de Radio Rebelde, y a mí; y con la mayor dulzura, decirnos: “Ustedes se acaban de pintar los labios”; y era cierto, queríamos estar hermosas frente a él.
Nunca olvidaré al Fidel que llegó a la INPUD y fue recibido por mujeres que querían tocarlo y abrazarlo, que aplaudían al verlo; o al hombre que sin prejuicios sonrió feliz con aquel pregón de las obreras del contingente agrícola Las Marianas: “Coma rabanito, que pone a los hombres bonitos”.
Ese Fidel cordial, averiguador, me sigue latiendo dentro, y se me antoja atesorarlo intacto, suspicaz, varonil. Tengo otro Fidel: el que se asombró ante la colosal obra del pedraplén. Recostado al borde de uno de los puentes y mirando hacia el fondo del mar, admiró la calidad de la construcción, elogió el esfuerzo.
Y esa obra era suya. Él durante años estuvo al tanto de la constitución de la primera brigada, de la productividad de los equipos, del avance de ese camino de piedras sobre el agua en cada una de las facetas, incluso en los momentos de extremas dificultades que el período especial impuso.
Ese día se le vio orgulloso. El pedraplén tiene su huella, lo concibió como la vía de enlace entre la cayería y la tierra firme, vial que propició el desarrollo turístico de la provincia de Villa Clara, lo cual es una realidad palpable pues existen varios hoteles y una amplia infraestructura de servicios que es visitada por miles de personas de todo el mundo.
Y tengo mi propio Fidel guerrillero, es ese que emocionado, habló por primera vez desde la plaza que lleva el nombre de Ernesto Che Guevara en esta ciudad. Llegó sereno, miró el horizonte, y aún siento cómo su mirada se llenó del verde azul de la montaña del Escambray.
Confieso que lo que con más transparencia recuerdo es el gesto, que en sincera demostración de respeto por el amigo entrañable, por su primer Comandante de la Sierra, hizo el líder de la Revolución Cubana ante la estatua del Che: se cuadró militarmente ante el Guerrillero Heroico para luego hablarle al pueblo desde el pedestal. El guerrillero Fidel saludaba al mayor de los Quijotes. Aquel día dos motivaciones especiales se unían: Fidel y el Che. El pueblo gritaba a coro su nombre.
Lo repetía: ¡Fidel, Fidel, Fidel! Alguien con un cartel le pedía ¡Fidel, habla, lo necesito! Vi humedecérseles los ojos a jóvenes y a combatientes que lo acompañaron durante la Caravana de la Libertad, llorar a otros de alegría. Fidel elogió a los villaclareños y nos llamó vencedores de dificultades y obstáculos, nadie ha olvidado esa frase. Volvió luego para inaugurar centros educacionales, en esas ocasiones conversó entusiasmado con los directivos y estudiantes de las escuelas de trabajadores sociales e instructores de arte. Era pasión y sueños aquel diálogo, delineaba una idea magna, entregaba sus fuerzas y creatividad a un proyecto humanista. Fidel estaba desbordado por la idea que promovía.
Y guardo para siempre al Fidel que da lecciones inesperadas. Consternados, creímos que despedíamos a Guevara en su regreso definitivo a la patria, y de pronto, en la ceremonia de inhumación de los restos del Che y sus compañeros, con la sabiduría de los grandes, nos dijo que los recibíamos para juntos continuar luchando y ganando, que se convertían en Destacamento de Refuerzo. Desde esa plaza, años después, también nos dio una gran lección de arrojo; cuando rodilla en tierra se levantó como el gigante que sabe superar obstáculos, ese Fidel triunfador, batallador…
Meses más tarde habló por vía telefónica con Chávez desde este lugar, creí tenerlo a mi lado defendiendo la América Nuestra. Conservo al Fidel de siempre, el invencible, el que ha sabido establecer diálogo amplio y franco, el que defiende la verdad y la unidad conquistada, el que hizo triunfar a un pueblo, el que llegó hasta el Che en su paso durante la caravana a la inmortalidad para repasar la historia vivida, esa que solo es cierta porque será por siempre: ¡Hasta la Victoria!
Los que cuidan a Fidel
Por Betty Beatón Ruíz
Nadie supo qué pesaba más en aquella mujer, si sus 94 años de vida o el desgarramiento interior que le provocó un llanto en surtidor. Contó que venía desde lo más recóndito de Yateras, que bajó lomas, cruzó ríos, pasó lo inenarrable… pero estaba allí, y muy a pesar de sentimientos encontrados dijo a todos que era feliz. Cumplió con él y con ella misma, se le acercó, le regaló una flor, le pidió protección y bendiciones, y le dejó un gracias infinito por la vida de antes y por la de ahora, aunque en otra dimensión.
La anciana es, entre los miles de personas que ha visto rendirle tributo a Fidel, de las que más ha conmovido a Carlos Rosabal, jefe de turno de los agentes de seguridad y protección del cementerio de Santa Ifigenia, uno de los tantos trabajadores del camposanto santiaguero que desde el 4 de diciembre del 2016 laboran día a día vinculados al sitio de reposo eterno del líder de la Revolución cubana.
Otra que lo estremeció en lo profundo, al igual que a sus compañeras Sandra Figueredo y Yunelvis Jay, fue la señora que hincada de rodillas frente a la piedra funeraria no encontraba consuelo, y por unos minutos detuvo la fila de quienes esperaban por rendirle honores a su Comandante.
“Con total comprensión hubo que sujetarla por los brazos y alejarla de allí”, cuenta Yudis García Delis, administradora de Santa Ifigenia, quien ha sido testigo de muchas manifestaciones de respeto y amor hacia ese cubano universal “cuyas cenizas custodiamos con total responsabilidad y orgullo los trabajadores de este cementerio”.
Con manos obreras
Invariablemente los amaneceres sorprenden a Mirtha Miranda Silegas en plena tarea. A las cinco de la madrugada, junto a Maricel Medina, su compañera de faenas, sus pasos van y vienen por el llamado Sendero de la Patria. Con balde, colcha, trapeador, escoba y paño, se encargan de mantener la pulcritud de cada milímetro de ese espacio físico que para ellas resulta sagrado.
“Antes del 4 de diciembre del 2016 nos ocupábamos de la limpieza del mausoleo a José Martí, eso ya era muy importante en nuestras vidas. Después de esa fecha nos escogieron también para atender la zona de la piedra que protege a nuestro Fidel, y se convirtió en lo máximo, lo más grande que nos pudiera pasar.
“¿Usted se imagina? Día por día nos acercamos a esa roca, pasamos el paño por el mármol donde se inscribe en bronce su nombre, ponemos a cada lado una rosa blanca y las cambiamos en el transcurso del día si se marchitan, estamos siempre atentas a cada detalle para que todo esté a la altura que él merece…
“Yo le digo que no hay palabras para explicar lo que se siente, sin duda vivo orgullosa de mi trabajo y se lo hago saber a todo el que tenga la oportunidad”. Similares sentimientos marcan a los integrantes de la brigada de jardineros de esa área del cementerio patrimonial santiaguero en la cual se integran armónicamente los sitios de descanso póstumo de Mariana Grajales, Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, los caídos en misiones internacionalistas, los mártires del 26 de julio de 1953 y, por supuesto, Fidel Castro Ruz. La misión de cada jornada está bien clara para Eduardo Landa, Onelio Cid, Gabriel Pérez, Noel Navea, Arturo Cruz, Yordanis Cabrera, Ismael Palacio y Rafael Hechavarría, y la cumplen con el reconocimiento de todo el que acude al cementerio.
“Nos complace que las personas expresen su admiración por lo bonito de la jardinería, dice Eduardo, nunca hemos recibido un señalamiento por algo mal hecho o descuidado, y quienes pasan un tiempo sin venir y luego regresan no dejan de hablar de cómo están de cuidadas las plantas, y ahí mismo uno se siente feliz de saber que el esfuerzo que hacemos se nota y se queda grabado en fotos y videos que recorren el mundo entero”.
Para estos obreros el tiempo de trabajo se inicia igualmente en las primeras horas de la madrugada y ya a las siete de la mañana todo reverdece: el césped San Agustín, las rosas de varios colores que circundan a la Madre de la Patria, el manto rojo de las jardineras frontales, los colgantes de lluvia de fuego o llanto de Cupido, las diez del día, las palmas y particularmente el jazmín de café y los helechos que crecen junto al monolito de Fidel, plantas que Arturo Cruz cuida con particular esmero.
“Vivo cerca de aquí, por eso muchas veces ya a las cuatro de la mañana estoy regando, detenido por espacio de una hora más o menos en los helechos que rodean la piedra del Comandante, ya se sabe que esas son plantas delicadas, y yo le pongo todo el empeño porque el sol y el calor de Santiago de Cuba no son fáciles.
“Mantenerlos así como están de lindos, de copiosos y bien verdecitos requiere de entrega, por eso, sin importarme la hora de irme a las seis de la tarde vuelvo a echarles agua.
“En el resto del día estoy muy pendiente de las jardineras donde el pueblo pone bastantes flores a Fidel, hay ocasiones en que he tenido que vaciarlas hasta dos veces porque se colman de ramos, o de soliflores de rosas, azucenas, calas, ave del paraíso y otras más.
“Ya se cumple un año de la partida física del Comandante y soy testigo de que el sentimiento de las personas no se apaga, siguen viniendo, honrándolo, agradeciéndole… Estoy convencido de que así será por siempre y mientras así sea nosotros seguiremos aquí, cuidándolo y cuidando este sitio que le pertenece a todos”.
Cuba consolidó una cultura de resistencia
bajo la guía de Fidel
Te lo prometió Martí
y Fidel te lo cumplió.
Nicolás Guillén
Por Jorge Rivas
La puesta en práctica del ideario del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz hizo posible que Cuba alcanzara los impresionantes niveles de educación y cultura que exhibe ante el mundo.
La materialización de sus ideas en beneficio del conocimiento se remontan a pocos meses después del triunfo revolucionario al crear, en marzo de 1959, la Imprenta Nacional de Cuba (INC), y con ella comienza a germinar el incontenible desarrollo de la cultura cubana, cuya mayor épica fue la Campaña Nacional de Alfabetización, que erradicó la ignorancia.
El ferviente interés del entrañable líder por hacer de la cultura un arma de todo el pueblo, y a través de su consolidación favorecer la emancipación y la autodeterminación nacional, fue claramente expuesto en su memorable alegato La historia me absolverá.
Por ello no es casual que en 1962 la INC, bajo el nombre de Editorial Nacional, y la dirección del célebre escritor Alejo Carpentier, publicara su primer texto: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, novela publicada en 1605 por Miguel de Cervantes Saavedra, la obra más relevante de la lengua española. Durante el año 1961, como parte de la política cultural emprendida con su guía, surge el Consejo Nacional de Cultura junto con un amplio programa de reanimación —en correspondencia con las ideas revolucionarias— del Ballet Nacional de Cuba, la Biblioteca Nacional y la Academia de Artes Plásticas de San Alejandro, así como otras nuevas instituciones. Tales son los casos de la Orquesta Sinfónica Nacional, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y la Escuela Nacional de Arte.
También, con una perspectiva latinoamericanista, se crearon la Casa de las Américas y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos. Ese noble interés del Comandante en Jefe por fortalecer la cultura igualmente sobresale en su tenacidad por constituir otras entidades que posibilitaran ese fin con rapidez. Anhelo que adquiere relevancia cuando se repasa la historia y se advierte que justamente entre los años 1959 y 1962 se agudizaron las agresiones de la contrarrevolución y del imperialismo contra Cuba, entre estas más de 50 bombardeos con explosivos o fósforo vivo a centrales azucareros y áreas urbanas; y la voladura del vapor francés La Coubre, que provocó la muerte de más de 100 personas. Fueron años de incesantes y colosales amenazas que difícilmente otro estadista habría podido enfrentar pensando, a la vez, en el enriquecimiento espiritual de su pueblo.
Ya desde entonces, con su ejemplo, ponía en práctica su célebre frase pronunciada en 1998 durante el VI Congreso de la Uneac: “Lo primero que hay que salvar es la cultura”, premisa también inquebrantable de su ideario ante otros crueles sucesos como los bombardeos a Ciudad Libertad y a las bases aéreas de San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba; y el desembarco de mil 500 mercenarios por Playa Larga y Playa Girón, derrotados en menos de 72 horas.
El hombre que logró cristalizar la cultura y la identidad de los cubanos lo hizo en medio de otras grandes hostilidades como atentados dinamiteros, estallidos de bombas, incendios y el descarrilamiento de trenes, mientras que en el Escambray decenas de pandillas armadas acometían acciones subversivas y asesinaban a humildes maestros y campesinos.
Dos meses después de Playa Girón se produce su trascendental discurso en la Biblioteca Nacional (junio de 1961) ante un grupo de escritores y artistas, inigualable disertación que quedó recogida en la historia como Palabras a los intelectuales, donde trazó el posterior programa de la Política Cultural de la Nación: “La Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura, cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura, precisamente para que el arte y la cultura lleguen a ser un verdadero patrimonio del pueblo”.
El imperialismo yanqui, a pesar de sus fracasos, continuó —y aún continúa— su política de hostigamiento hacia Cuba, y con la obsesión de asesinar al Comandante en Jefe en más de 630 intentos. Pero, al enfrentar adversidades, sobre todo las derivadas del bloqueo, Cuba arribó a la década de los años 80 del pasado siglo convertida en una indiscutible potencia cultural, tras la puesta en funcionamiento de escuelas como el Instituto Superior de Arte y la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños; amén de infinidad de centros de la enseñanza artística en toda la geografía nacional.
En una ardua batalla seguida muy de cerca por Fidel nació uno de los más increíbles proyectos de la Revolución: la creación de casi una decena de instituciones básicas de la cultura en todos los municipios del país —cines, museos, Casas de Cultura, galerías de arte, talleres literarios, bibliotecas, agrupaciones musicales, teatrales y danzarias—; a la vez que el arte y la cultura fueron llevados a los centros de trabajo, las escuelas y las penitenciarías, desarrollándose un fuerte movimiento de artistas aficionados.
Con el apoyo de la entonces comunidad socialista de Europa, y en particular de la Unión Soviética, Cuba se convirtió en referente cultural para el mundo, sustentado, también, por la realización de prestigiosos eventos internacionales, entre otros muchos, la Feria Internacional del Libro, los festivales del Nuevo Cine Latinoamericano, del Ballet y de Teatro de La Habana; además del Premio literario Casa de las Américas, y las bienales de Artes Plásticas de La Habana, y de Humorismo Gráfico de San Antonio de los Baños.
Al producirse el derrumbe de la Unión Soviética y del campo socialista, esa circunstancia fue aprovechada por el Gobierno de Estados Unidos para intensificar el bloqueo económico, comercial y financiero —que ya sobrepasa los 35 mil millones de dólares de daños solo en el sector de la cultura—. Cuba inició una difícil crisis económica que ocasionó carencias de todo tipo y, entre estas, el sostenimiento de las instituciones de la cultura.
Fue entonces cuando el Comandante en Jefe, haciendo uso de su brillantez intelectual en el VI Congreso de Uneac, tal preclaro promotor del legado martiano, recordó: “Ser culto es la única manera de ser libre”. Ante tantas dificultades, había que salvar la cultura. Tras el desmoronamiento del socialismo en Europa, durante la crisis de los 90 conocida como período especial, el producto interno bruto de Cuba se constriñó a un 35 por ciento.
A pesar de esto ninguna de las instituciones de la cultura cerró sus puertas, y aquellas que lo hicieron por falta de mantenimiento fueron priorizadas dentro de los programas del Ministerio de Cultura, en tanto continuaron realizándose los eventos internacionales de mayor renombre, aunque más austeros.
Los creadores cubanos se multiplicaron para enfrentar la escasez de recursos mediante inventivas de todo tipo con el afán de salvar la cultura. En una suerte de explosión cíclica de cada 20 años (1960, 1980), en el 2000, tras un leve alivio económico, Fidel lanza una nueva gran contienda en favor de la cultura: la Batalla de Ideas, a través de la cual se fundan las escuelas de Instructores de Arte, se inaugura el programa Universidad para Todos, se crean dos nuevos canales en la televisión, con una programación educativa y cultural, mientras que las Ferias Internacionales del Libro —de las que fue entusiasta promotor— convocadas cada dos años, se multiplicaron por todo el país con frecuencia anual. Se creó el Sistema de Ediciones Territoriales (Riso), con 22 casas editoriales a lo largo de todas las provincias.
Es imposible enumerar todos los proyectos ideados o acogidos con desvelo por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en tiempos de bonanza económica o en medio de las más duras carencias, siempre bajo la amenaza, el bloqueo y el hostigamiento del imperialismo, al que le demostró que este pueblo, bajo su guía, consolidó una fértil cultura de resistencia, alabada por connotados intelectuales de todo el mundo, y los desposeídos de Latinoamérica, África y Asia vieron en ella una luz de esperanza.
La sonrisa que conquistó multitudes
Por Elaine Caballero
Tres exposiciones fotográficas, organizadas por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), quedaron recientemente inauguradas en homenaje al líder histórico de la Revolución Cubana. Las imágenes detallan al Fidel del pueblo, el que con los obreros se sentó a comer o a cortó caña, e hizo frecuente su presencia en trabajos voluntarios y congresos de la CTC. Ese gigante es el que recrean las instantáneas captadas por el lente de fotorreporteros de varios medios de prensa y del Instituto de Historia de Cuba.
La primera muestra, permanente en la sede de la CTC, ofrece una selección de los 64 momentos en que Fidel visitó la institución, donde se evidencia el activo papel desempeñado en distintos acontecimientos relevantes como en el Fórum Tabacalero, el 8 de abril de 1959; la inauguración del X Congreso de la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros en el Palacio de los Trabajadores, el 22 de mayo de 1959; la clausura de los congresos X de la CTC, en el Teatro de la CTC, el 21 de noviembre de 1959, y el de Educación y Cultura efectuado en esa misma sala, el 30 de abril de 1971.
La segunda exhibición, ubicada en el Centro Cultural Palacio de los Torcedores, tendrá carácter itinerante por las provincias en las que hizo paradas el cortejo fúnebre que trasladó las cenizas del Comandante en Jefe hasta la necrópolis de Santa Ifigenia, en la Ciudad Héroe. Primero en Matanzas (desde hoy y hasta el 9 de diciembre), después en Villa Clara (del 12 al 19 de diciembre), Granma (del 21 al 28), Santiago de Cuba (del 8 al 15 de enero del 2018).
El periplo continuará el 23 de enero en la CTC, donde concluirá el 28 de ese mes, coincidentemente con el aniversario 165 del natalicio del Héroe Nacional José Martí, y el 79 de la fundación de la central sindical. La última de las exposiciones, Fidel Vive, también a disposición del público en el Complejo Administrativo de la CTC, comprende un total de 91 reproducciones, pues “el máximo líder de la Revolución cumplió el 13 de agosto del 2017 esa cantidad de años.
Y seguirá cumpliéndolos como místico inmortal. Recordémoslo tal y como lo vemos en estas imágenes: sencillo, alegre, profundo”, puntualizó en las palabras del catálogo el crítico y colega Jorge Rivas Rodríguez, quien también realizó la curaduría de los tres proyectos. En esta se muestran los históricos encuentros con el papa Juan Pablo II, Ernest Hemingway, Oswaldo Guayasamín, Yuri Gagarin y Gabriel García Márquez.
Además, su fraternal juego de pelota junto a Camilo Cienfuegos. Otras expresan su desafiante perfil e intensa mirada, tras la cual se escondía el universo de palabras del hombre que no descansó en su lucha antimperialista, latinoamericanista y en favor de los pobres.
Durante la apertura de Fidel Vive, Ulises Guilarte De Nacimiento, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba y secretario general de la CTC, en unas palabras escritas sobre el cartel de la exhibición, expresó: “Los trabajadores y su movimiento sindical siempre seremos fiel a tu legado”.
A los héroes se les recuerda sin llanto
Ha pasado un año y Cuba entera te recuerda como el primer día que entraste victorioso con la Caravana de la Libertad, con un discurso diferente, diáfano, donde el pueblo por vez primera iba a ser protagonista de hechos sin precedente alguno.
Así lo demuestran los testimonios del documental El mérito de seguir vivo, producido por los Estudios Mundo Latino, con la dirección general de Omelio Borroto Leiseca, y recientemente estrenado por el canal Cubavisión. El audiovisual ofrece, a través de sentidas declaraciones, cómo los cubanos asumieron la noticia que estremeció a la nación entera en la noche del 25 de noviembre del 2016. Nadie se resigna a perder a un padre; yo no estaba preparada; ha muerto el hombre más grande del mundo, fueron algunas de las expresiones de los entrevistados, prueba de aquellos conmovedores momentos donde el pueblo se unió en un solo ideal: “Yo soy Fidel”.
El Héroe de la República de Cuba Gerardo Hernández Nordelo, en su testimonio, evocó la visión preclara del Comandante en Jefe cuando proclamó una y otra vez incesantemente una frase que fue bandera por más de 10 años: ¡Volverán! Por su parte el doctor Eusebio Leal Spengler puntualizó sobre el pensamiento y la ética de Fidel: “Cuba no fue nunca invasor, siempre libertador, y desde esa experiencia en la lucha contra la esclavitud humana, contra la opresión de los pueblos, de los pobres, dio todo cuanto podía. La mayor expresión de amor al prójimo es dar por él, pensar por él como uno mismo. (…).
Ese concepto altruista y generoso es también parte de su vida. Él es el único que hasta hoy venció a la muerte”. El material también ofrece detalles del paso de la Caravana con las cenizas del máximo líder de la Revolución Cubana por todo el país, así como la experiencia de varios profesionales de la prensa, los fotorreporteros Juvenal Balán Neyra y Fernando Medina Fernández, y el camarógrafo Antonio Delgado Gómez, entre otros especialistas, durante su trayectoria por las 13 provincias del territorio.
Las imágenes sorprenden por la sinceridad de los rostros, un mar de gente inundó las calles en agradecimiento al hombre que advirtió en su alegato de autodefensa: “(…) Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro”.
En la histórica Plaza de la Revolución Antonio Maceo Grajales, de Santiago de Cuba, el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, el 3 de diciembre del 2016, expresó en su discurso: “Juremos defender la patria y el socialismo y juntos reafirmemos todos la sentencia del Titán de Bronce: quien intente apoderarse de Cuba solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre si no perece en la lucha. ¡Fidel, Fidel, Hasta la Victoria Siempre!” Asimismo el audiovisual contiene además declaraciones de extranjeros a quienes la Revolución ha brindado una mano amiga en episodios difíciles de sus vidas.
Las notas de un piano dan cierre a El mérito de seguir vivo, donde el espectador visualiza una panorámica del cementerio de Santa Ifigenia, sitio en el cual descansan los próceres de la patria. Allí, en un lugar especial donde cabe toda la gloria del mundo, se pueden contemplar cinco grandes letras: Fidel.
Fidel en la ONU: un pensamiento orgánico
Por Hassán Pérez Casanoba
Existe una desconexión entre los discursos de numerosos mandatarios y las realidades que deben enfrentar las grandes mayorías. Ese abismo se acrecienta en cada nuevo período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El más reciente, el 72, no fue distinto, exceptuando los enérgicos pronunciamientos de los representantes de aquellos pueblos que no renunciamos a erigir un planeta signado por la equidad y la justicia. Las presentaciones del golpista Michel Temer y de Donald Trump son dos claros ejemplos de la brecha descomunal entre el común de los mortales y los multimillonarios que ocupan torres en lujosas avenidas y se parapetan en cargos públicos para acrecentar sus arcas.
En medio de toda la hojarasca, una y otra vez, la figura de un hombre excepcional emerge en el recuerdo de seres humanos de la más variada procedencia. Nadie como el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz empleó el podio enclavado en la cosmopolita urbe neoyorquina para denunciar atropellos, expresar verdades y proponer soluciones sobre las problemáticas globales más complejas de la última media centuria.
“¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra!”
El 26 de septiembre de 1960 Fidel intervino en la XV Asamblea General de las Naciones Unidas. Fue esta la primera de las cuatro ocasiones en las que acudió a los debates en dicho órgano. En esos viajes, imposibles de resumir en pocas líneas, se hizo sentir la impronta del estadista antillano.
Nunca una personalidad había despertado tantas expectativas en el seno de ese foro diplomático. Más de 800 delegados de 96 naciones permanecieron atentos a su serena exposición, la cual se prolongó durante 4 horas y 29 minutos, lo cual constituyó un récord.
Entre las múltiples ideas resaltadas por él, figura aquella de que no habría paz en los marcos impuestos por el colonialismo y el imperialismo, y que la Asamblea General tenía que discutir la propuesta de desarme nuclear total y completo.
Un símbolo que se agiganta en el tiempo fue que, ante la negativa de brindarle el hospedaje donde previeron (en realidad estaba dispuesto a acampar en los jardines de la ONU o en el mismo Parque Central) se alojara en el Hotel Theresa, situado en Harlem.
En sus predios fue arropado por la comunidad negra, la cual lo acogió como hermano de batallas. Allí el guerrillero victorioso en la Sierra Maestra recibió, entre otros, a Malcom X; al presidente de la República Árabe Unida, Gamal Abdel Nasser; al primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru, y al líder soviético Nikita Jruschov, a quien le devolvió el gesto asistiendo a la sede diplomática de la URSS en la ciudad. En el edificio de la organización multilateral saludó también al primer ministro de Ghana, Kwame Nkrumah.
“Los principios de la coexistencia pacífica deben ser la piedra angular de las relaciones internacionales”
En 1979, con 53 años de edad, regresó el Comandante en Jefe a territorio estadounidense. Sus palabras ese 12 de octubre no tuvieron como tema central las denuncias de las agresiones sufridas por nuestro digno país a lo largo de 20 años, sino que asumió el mandato de presentar el resultado de las deliberaciones y los acuerdos emanados de la VI Cumbre de Jefes de Estado o Gobierno del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), celebrada con todo éxito entre el 3 y el 9 de septiembre de ese año en La Habana.
Consignó entonces que la coexistencia pacífica debía ser la piedra angular de las relaciones internacionales y que la explosión demográfica no era la causa, sino la consecuencia del subdesarrollo.
“El anacrónico privilegio del veto y el uso abusivo del Consejo de Seguridad por parte de los poderosos, entronizan un nuevo colonialismo dentro de las propias Naciones Unidas”
El 21 de octubre de 1995 nuevamente arribó a la sede de la ONU, en esa ocasión para participar en las sesiones especiales desarrolladas con motivo del quincuagésimo aniversario de la organización. Además de sus vibrantes palabras durante la jornada conmemorativa, realizó profundas reflexiones en el acto de solidaridad con Cuba celebrado en la Iglesia Bautista Abisinia de Harlem; y en los intercambios que sostuvo con las agrupaciones boricuas, en el Bronx, y con representantes de los Pastores por la Paz, en la sede de la Misión Permanente de Cuba.
A diferencia de los discursos en 1960 y 1979, esta vez la exposición apenas rebasó los cinco minutos, lo que no le impidió denunciar con la contundencia acostumbrada los principales problemas que afectaban a la humanidad.
La intensa agenda cumplida incluyó, entre otras actividades, encuentros con Peggy Rockefeller, nieta de David, expresidente del Chase Manhattan Bank; y con varias de las más relevantes personalidades de la prensa de ese país, como Dan Rather, de la CBS; Mortimer B. Zuckerman, presidente y coeditor del Daily News; Diane Sawyer, Barbara Walters y Peter Jennings, de ABC; Mike Wallace y el productor ejecutivo de 60 Minutes, Don Hewitt, de CBS; la editora de la revista New Yorker, Tina Brown; el entrevistador de PBS, Charlie Rose; Tom Johnson, de CNN; y William Safire, columnista del The New York Times. Como cuestión que concitó el rechazo de muchos, quedó el hecho de que Rudolf Giuliani, alcalde republicano de Nueva York, ofreció a los mandatarios asistentes a la cumbre una cena de bienvenida de la que fueron excluidos Fidel y el líder palestino Yasser Arafat.
“La lucha por lo imposible debe ser el lema de esta institución que hoy nos reúne”
Cinco años más tarde, en septiembre del 2000, volvió a brillar, esta vez en la denominada Cumbre del Milenio. Al igual que en las ocasiones anteriores, Fidel cumplimentó un programa abarcador, que le permitió entrar en contacto con disímiles personalidades políticas y sociales. Si bien cada uno de sus análisis ante la Asamblea General estuvieron permeados por los imperativos del momento en que se produjeron, estos son expresión de una visión orgánica acerca de los graves riesgos impuestos por un orden internacional injusto, y además constituyen testimonio de honda significación dialéctica y creadora sobre cómo enfrentar esos desafíos.
Cada intercambio fue aprovechado, asimismo, para dar a conocer la realidad cubana, pues esas visitas propiciaron encuentros con diversos sectores de la sociedad estadounidense, estableciendo senderos para desarrollar vínculos entre las dos naciones en diferentes ámbitos. Sus intervenciones ante la Asamblea General representaron genuina demostración de la política exterior de la Revolución Cubana, vertebrada sobre principios irrenunciables y colosales victorias de los pueblos latinoamericanos y tercermundistas, quienes vieron reflejados en su voz las aspiraciones más nobles de naciones que históricamente fueron preteridas en los escenarios internacionales.
*Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana