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Al pan, pan… Lo español

Foto: Yander Zamora
Foto: Yander Zamora

El I Festival Internacional de Danzas Españolas y Flamenco concluyó en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Aplausos para el Ballet Español de Cuba y su director Eduardo Veitía por la iniciativa, que honra una extraordinaria tradición entre nosotros.

El número y la calidad de las agrupaciones cubanas participantes dan fe del arraigo de esas danzas en el panorama nacional.

Tres décadas cumple la compañía que dirige Veitía, y su presencia ha sido permanente en los escenarios; también su labor de formación de bailarines y coreógrafos, muchos de los cuales ahora integran diversos elencos del país.

El Ballet Español de Cuba ha sido cantera y puntal. Pero, por fortuna, otras formaciones enriquecen el espectro de la tradición española aquí. Lo más interesante: la variedad de sus presupuestos estéticos y conceptuales.

Desde la visión “mestiza” y “contaminada” del Ballet Lizt Alfonso hasta el homenaje más raigal de la compañía Ecos. Son propuestas disímiles, pero jamás excluyentes.

Convendría, eso sí, marcar las distinciones, una labor que deberían asumir asimismo la crítica y la academia.

¿Hasta qué punto se asumen las danzas españolas respetando sus pautas y sus implicaciones culturales? ¿Cuándo comienza la tan llevada y traída “fusión”? ¿Qué tan “legítimo” es tomar elementos aislados de algunas de esas expresiones folclóricas para recrearlos en nuevos entramados coreográficos?

He ahí un campo para los estudios teóricos en Cuba para los estudiantes de la carrera de Danzología de la Facultad de Danza de la Universidad de las Artes.

Lo que sí queda claro es que el flamenco (que más que una manifestación de la danza y la música, es una cultura), que los bailes tradicionales de las diferentes regiones de la península, que todo ese gracejo y esa espectacularidad tienen un público garantizado en el país.

El deseo de tantas familias de que sus hijos integren círculos para la enseñanza de los bailes españoles se explica en el éxito y la persistencia de nuestras principales compañías.

No se puede entender el folclor cubano ignorando la gran huella de España. Ese “diálogo” trasatlántico no ha decaído nunca. No podrá decaer, porque es uno de los puntales de nuestra cultura.

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