Una sensible pérdida para la prensa cubana, y en particular para nuestro colectivo, se produjo durante la noche del viernes 3 de noviembre tras el fallecimiento del compañero Jorge Luis Canela Ciurana, ex director del periódico Trabajadores en las etapas comprendidas entre 1986 y 1992 y 1995 y 2011, durante las cuales no solo contribuyó, con su ejemplo y dedicación, a consolidar el prestigio de esta publicación, sino además ganó simpatía y respeto entre todos los que laboramos en ella.
Hombre sencillo, culto, moderado al hablar y con extraordinaria sensibilidad humana y profesional, Canela —como cariñosa y simplemente todos le llamábamos— nació el 22 de noviembre de 1939 en la ciudad de Camagüey, e inició allí su carrera periodística poco tiempo después de ser inaugurada la emisora Radio Cadena Agramonte —(RCA) creada el 9 de junio de 1957—, la cual lo acogió como a uno de sus fundadores.
Desde entonces, en los años siguientes del triunfo revolucionario asumió diferentes responsabilidades asignadas por el Partido —entre ellas director de la Revista El Militante Comunista—,y nunca dejó de hacer periodismo e, incluso, incursionar en otros géneros, como el humor, del que se recuerdan sus memorables trabajos para el periódico Palante, entre ellos simpáticas décimas, buena parte de ellas de corte costumbrista o existencialistas.
Su desempeño en Trabajadores comenzó cuando nuestra redacción radicaba en el edificio del antiguo periódico El Mundo, en Virtudes y Águila, Centro Habana. Luego, hacia finales de la década de los años 80, estimuló con entusiasmo, entre los colegas y empleados que laborábamos en este centro, el traslado hacia el nuevo edificio recién construido para la prensa nacional, con diferente tecnología, y donde aún radicamos, en Territorial y General Suárez, Plaza de la Revolución. Aquí trascendió buena parte de su vida laboral al servicio de un periodismo militante y creador.
Luego de concluir su labor al frente de Trabajadores, y al solicitar su jubilación, la actividad de Canela dentro del sector de la prensa no se detuvo. Entonces pasó a dirigir la revista de la Central de Trabajadores de Cuba, cargo que asumió con igual desvelo y dedicación hasta que reiterados problemas de salud le impidieron continuar. Allí, igualmente, dio muestras de solidez revolucionaria y partidista, de amor y entrega hacia la labor informativa a la que prodigó todo su talento y todas sus fuerzas.
Padre y esposo ejemplar, nuestro querido ex director, también fue impulsor de importantes proyectos culturales comunitarios ideados por la redacción Cultural de Trabajadores bajo su conducción, entre ellos el Proyecto Cultural Comunitario La Majagua, en apartados bateyes del municipio avileño homónimo, y el Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso, que a 20 años de creado aún se mantiene —desde su surgimiento— como el de mayor participación nacional de aficionados y profesionales a la lírica, entre otras actividades en favor del acercamiento e intercambio de nuestra redacción con los lectores, entre las que igualmente se destacó su interés por realizar los periódicos encuentros, en diferentes provincias, entre estos últimos y nuestros redactores.
Su febril convicción revolucionaria, su ejemplo de honradez y disciplina, y de magisterio como directivo, no solo causaron admiración entre los colectivos que dirigió, sino además dentro de todo el sector de la prensa que hoy lamenta tan sensible pérdida.
Los trabajadores de este diario recibieron la fatídica noticia de este sábado con consternación. Sin embargo, nos queda el orgullo de haberlo tenido entre nosotros y de haberlo sabido nuestro. Llegue hasta sus familiares, colegas y amigos nuestras más profundas muestras de condolencias. Hasta siempre, querido Canela.