Por Tania Albizu Boló*
Por su repercusión en el ámbito económico y social del país, la generalización de las innovaciones y racionalizaciones constituye una valiosa herramienta para la puesta en práctica de los resultados y soluciones probadamente positivos como consecuencia del quehacer científico-técnico. Lo anterior incluye la selección, implementación, financiamiento y evaluación final de la iniciativa a introducir o aplicar.
El esfuerzo realizado por los territorios, empresas y otras entidades e instituciones del país ha permitido ganar claridad y tomar conciencia de la trascendencia de esa tarea, así como materializar la divulgación de un buen número de soluciones, y convertirla en un asunto priorizado por los Organismos de la Administración Central del Estado.
Tales logros se han alcanzado no sin dificultades e incomprensiones por diferentes razones que evidencian, por ejemplo, la necesidad de conferirle a la actividad un carácter estatal, planificado y financiado, sin que obstaculice las demás vías para su materialización.
Cabe señalar que por negligencia o desconocimiento no todas las entidades cumplen con lo establecido en la Ley 38/82, al dejar de evaluar las propuestas de innovaciones y racionalizaciones.
Por otro lado, aun cuando circula la información de los resultados científicos y tecnológicos concedidos por esa norma jurídica, en muchos lugares estos no se encuentran organizados, elemento que impide su conocimiento y posterior utilización, y limita su introducción, aplicación y generalización en aquellas entidades que pudieran compartirlo.
Al mismo tiempo, ocurre que el logro de una iniciativa no es de conocimiento público ni extendido al país, sino que queda concentrado en la entidad de origen, cuando realmente existen problemas similares en otras del municipio, provincia o país que también podrían ser solucionados.
La generalización tiene entre sus objetivos propiciar que las buenas experiencias se conviertan en patrimonio colectivo de todo el que las precise y desee utilizar. Es un proceso que no puede ser impuesto ni tampoco espontáneo. Tiene como elementos principales la cabal comprensión de su relevancia política y económica, la identificación de las necesidades, las posibilidades de financiamiento y la disponibilidad de información actualizada.
A tal efecto la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) ha puesto su granito de arena con la celebración de exposiciones desarrolladas desde la base hasta la nación, encuentros de mujeres creadoras, intercambio de experiencias con la representación de diferentes sindicatos y territorios, entre otros eventos.
No es ocioso recordar que según señala el Decreto 281 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, con fecha 16 de agosto del 2007, “todas las empresas que aplican el Sistema de Dirección y Gestión, deben confeccionar un plan de generalización, el cual forma parte de su plan anual”. Con total claridad, en la clausura del VII Fórum Nacional de Ciencia y Técnica, efectuado en 1992, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz expresó: “…si hay un resultado hay que generalizarlo muchas veces (…) la generalización no depende solo de las comisiones, ni mucho menos de los innovadores o de los racionalizadores, o de los científicos, la generalización depende de todo el mundo, depende de los organismos, depende de la dirección del Estado, depende de la dirección del Partido, todo el mundo tiene que trabajar en eso que se llama generalización, o lo que pudiéramos llamar, la rápida aplicación de cualquier resultado de las investigaciones…”
*Miembro del Buró Nacional de la Anir
Uno de los grandes logros de la Revolución es poseer UN MILLON DE GRADUADOS UNIVERSITARIOS capaces de producri CIENCIA Y TECNOLOGIA.
La generalización de las investigaciones, invenciones y racionalizaciones es el PETROLEO para desarrollar el país, socavar el bloqueo y lograr la INDEPENDENCIA TECNOLOGICA.