Documentos desclasificados en Estados Unidos revelan que el Che, sin dejar de ser radicalmente antiimperialista y un defensor inclaudicable de la soberanía y los principios de la Revolución, no se negó al diálogo y la negociación con el vecino del Norte, e incluso tuvo cierto protagonismo en la diplomacia secreta con ese país, historia poco divulgada que fue abordada por el Doctor Elier Ramírez Cañedo en el II Simposio Internacional La Revolución Cubana: génesis y desarrollo histórico, que tuvo lugar esta semana en La Habana.
A manera de ejemplo, el investigador se refirió a los contactos entre Guevara y el joven asesor especial para asuntos latinoamericanos del presidente Kennedy, Richard Goodwin, en agosto de 1961, cuando se efectuó en Punta del Este, Uruguay la Reunión Extraordinaria del Consejo Interamericano Económico y Social, donde Washington quiso vender a los pueblos latinoamericanos la llamada Alianza para el Progreso. El Che asistió como jefe de la delegación cubana y por la parte estadounidense, integraba la delegación Goodwin.
La reunión concluyó el 16 de agosto y en la madrugada del día siguiente en la residencia de un diplomático brasileño en la ciudad de Montevideo, tuvo lugar un encuentro entre ambos, propiciado por delegados argentinos y brasileños, que fue de carácter confidencial y privado. Este era, subrayó el historiador, el primer contacto directo de alto nivel entre autoridades de ambos países desde la ruptura de las relaciones en enero de 1961, y el más importante por el rango político de sus participantes acontecido durante la administración Kennedy.
Ramírez Cañedo dio a conocer a los presentes en el Simposio la impresión de la entrevista que le trasmitió Goodwin a Kennedy:
“Creo que esta conversación unida a otras evidencias que se han ido acumulando, indica que Cuba está pasando por un severa crisis económica; que la Unión Soviética no está preparada para afrontar el gran esfuerzo necesario para ponerlos en camino (un brasileño me dijo ‛no alimentas al cordero en la boca del león’), y que Cuba desea un entendimiento con los EE.UU. Es bueno recordar que Guevara indudablemente representa los puntos de vista más dedicados del Gobierno cubano y que si hay en Cuba lugar para algún espectro de punto de vista, debe haber líderes cubanos incluso más ansiosos por un acuerdo con los EE.UU. Esto es solo una especulación, pero creo que es razonable.”[
Se lamentó Ramírez Cañedo de la inexistencia de documentos cubanos que permitieran contrastar la información desclasificada de Estados Unidos ni se contase con ningún informe del Che con su versión de la entrevista, no obstante un telegrama del secretario de Asuntos Exteriores de Brasil al presidente de esa nación parte de la información recibida del embajador de Brasil en Uruguay que describía la conversación entre Guevara y Goodwin.
Cuando se supo que había ocurrido este acercamiento, el joven asesor del Presidente tuvo que rendir cuentas de ello ante el Senado que lo investigó y según expresó más tarde casi le cuesta el empleo, lo que sí le ocurrió al canciller de Argentina.
El colofón de este episodio fue que el 23 de agosto, el Departamento de Estado de los Estados Unidos en un telegrama circulado a todos gobiernos latinoamericanos difundió una declaración lanzada de la Casa Blanca en la que se planteaba que el diálogo de Goodwin y Guevara en Punta del Este, había sido simplemente un encuentro casual en una recepción diplomática y Goodwin se limitó a escuchar. Era la manera de recalcarles a los vecinos del continente que no había ningún cambio en la política de los Estados Unidos hacia Cuba.
En el contexto de la Conferencia Internacional por la Crisis de Octubre efectuada en 2002, Goodwin reveló en La Habana que él había regresado con el mensaje del Che a Washington, pero que no hubo interés en emprender negociaciones con Cuba, ya que en su criterio “las heridas, las humillaciones de Bahía de Cochinos eran demasiado grandes (…) porque Kennedy había sido humillado, él estaba muy colérico.”