Los bongoes, una guitarra y las criollísimas claves, con su continuo 3─2, 3─2… acompañan la música del Karaoke. Personas que evidentemente son habituales en el lugar siguen las letras y entones las cancines, fundamentalmente sones salidos de lo más genuino de la creación musical cubana. Es El Rincón Habanero, ubicado en la avenida Vía Argentina, en el corazón mismo de la ciudad de Panamá.
El ambiente resulta muy acogedor para el recién llegado de Cuba. En las paredes cuelgan fotos de Silvio Rodríguez, Omara Portuondo, Eliades Ochoa, Cándido Fabré, Lázaro Valdés y su grupo Bamboleo, el inolvidable Ibrahim Ferrer…, algunas de ellas autografiadas.
En la pared de la izquierda, la Virgen de la Caridad deviene símbolo de identidad y veneración genuina.
Hace años que funciona allí el Rincón…
En las mesas puede apreciarse platos criollas: arroz congrí, yuca con mojo, cerdo asado, tostones o tachinos…, y el trago, el trago de buen ron a la roca o en strike o la cerveza cubana, aunque también hay panameñas y de otros países. Y no falta el mojito, con su yerba buena y singular sabor.
Con amabilidad dan la bienvenida al recién llegado y fluye la pregunta: “¿cómo está la tierra, hermano?, con esa avidez de saber que causa la distancia y el tiempo.
Estar en El Rincón… es como estar en un centro con característica similares en cualquier lugar de Cuba, aunque al parecer, quizás por los “embates” de la nostalgia, en él todo parece más genuino quizás por el peso de miles de kilómetros de agua por medio y la añoranza de un “cubanazo” que solo es lograble, con certeza, en los sitios que exaltan de manera particular a Cuba, dondequiera que estén.
A ese local me invitó José H. Cigarruista, director del periódico Capital Financiero, un panameño que parece ser más cubano que yo. Habla de La Habana como si viviera en ella y de su familia en Boyeros, la que lo acogió en su hogar cuando el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, realizado en1997.
Al marcharnos me fijo una vez más en la imagen, a tamaño real, de Benny Moré, el Bárbaro del Ritmo, en la entrada, la que da la bienvenida y despide a la vez, con la consiguiente exhortación a regresar para sentir a Cuba en el corazón, bien cerquita, aunque se esté lejos de la patria querida.