Los cubanos que soliciten visas para emigrar a EE.UU. tendrán que hacer las entrevistas en la embajada de ese país en Bogotá, y primero deben obtener una visa para ingresar a Colombia, difundieron medios de prensa, y los que quieran obtener visas de visita, turismo o negocios, podrán hacerlo en una tercera nación.
Citando como fuente principal un anuncio de la embajada de EE.UU. en La Habana, la información es presentada como la solución del Departamento de Estado a la suspensión de dichos servicios consulares en esa sede diplomática debido al retiro este mes de la mayor parte de sus funcionarios, ordenado desde Washington.
La disminución del personal, justificada por supuestos “ataques sónicos” contra una parte de ellos y sus familiares, es un paso más para revertir el proceso dirigido a normalizar las relaciones entre ambas naciones, iniciado en diciembre del 2014 por el presidente Raúl Castro Ruz y el anterior mandatario estadounidense Barack Obama, tras reconocer el fracaso de la política aplicada por EE.UU. contra Cuba durante más de medio siglo, y que tiene como pieza central el bloqueo económico, comercial y financiero.
La primera arremetida del presidente Donald Trump contra ese proceso comenzó el 16 de junio, cuando anunció un grupo de medidas que fortalecen el régimen de sanciones anticubanas, que colocan obstáculos adicionales a los muy limitados y escasos vínculos comerciales entre las dos naciones y afectan particularmente a los ciudadanos y empresarios estadounidenses interesados, según el caso, en viajar o invertir en Cuba.
Cabe recordar que ese bloqueo constituye una flagrante y criminal violación de los derechos humanos de todo el pueblo cubano, además de ser el principal impedimento al desarrollo económico del país. De acuerdo con estimaciones del Ministerio de Economía, el costo anual del bloqueo representa alrededor del doble de lo necesario para un desarrollo económico integral.
Muchos se preguntan por qué Trump desmonta la política hacia Cuba iniciada por Obama, si en un principio simpatizó con ella; y por qué el senador Marco Rubio trabajó durante varias semanas con la Casa Blanca en la redacción del cambio anunciado en junio, cuando fue su enconado adversario en la campaña electoral del 2016.
Al respecto se especula con que Rubio —quien no pierde ocasión para ascender como personaje de la política anticubana en EE.UU.—, por su condición de miembro de la Comisión Selecta de Inteligencia del Senado, puede apoyar al mandatario ante un posible y futuro proceso de impeachment (destitución) por obstrucción a la justicia, derivado de la investigación que esa Comisión realiza por presunta interferencia rusa favorable a Trump en las pasadas elecciones.
En cuanto a los supuestos “ataques sónicos” con los que EE.UU. justifica la retirada de su personal en La Habana —y también la expulsión de un total de 17 funcionarios de la embajada de Cuba en el vecino país— hoy pierden credibilidad ante sus inconsistencias. Y mañana se sabrá que fueron una burda manipulación orquestada, no solo para justificar aquellas decisiones, sino además para culpar al Gobierno cubano por los serios inconvenientes que implica para los interesados viajar a la nación norteña y, en general, para una mejor relación entre quienes residen en ambos Estados.
Esta maquiavélica práctica de “te culpo por lo que yo hago” no es nueva en los gobernantes estadounidenses. Su empleo ahora hace recordar el memorando secreto del Gobierno de EE.UU. del 6 de abril de 1960, ya desclasificado, que revela los verdaderos objetivos del bloqueo oficialmente impuesto dos años después: “(…) provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) debilitar la vida económica de Cuba negándole dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.
Vale apuntar que, sin divulgarse aún documentos secretos en torno a los citados “ataques sónicos”, la más importante de las agencias de prensa de EE.UU., Associated Press (AP), afirma que la mayoría de los supuestos “lesionados” pertenecen a los servicios de inteligencia estadounidenses. A buen entendedor…