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Del Yuro al río Mizque

El 8 de octubre el Che le ordenó a Francisco Huanca Flores (Pablito) que protegiera a los guerrilleros que por su precario estado físico no podían combatir y los sacara de la Quebrada del Yuro. Eran ellos el médico cubano Octavio de la Concepción de la Pedraja (Moro), el peruano Lucio Edilberto Galván Hidalgo (Eustaquio) y el boliviano Jaime Arana Campero (Chapaco).

No lograrían sobrevivir por mucho tiempo. El 12 de octubre en la confluencia de los ríos Mizque y Grande, los cuatro fueron sorprendidos por el ejército y allí sostuvieron su último heroico y desigual combate contra 145 efectivos del ejército boliviano.

Médico comprometido con su tiempo

Octavio de la Concepción de la Pedraja se ganó con su desempeño revolucionario y profesional ser escogido por el Che para dos misiones internacionalistas, la del Congo y la de Bolivia. Morogoro, Muganga, Médico y Tavito fueron sus seudónimos en tierras africanas, bolivianas y en su patria donde se vinculó al Ejército Rebelde.

Nacido el 16 de octubre de 1935 en La Habana, sus padres fueron a vivir un tiempo después al central Fernando de Dios en Tacajó, actual provincia de Holguín, y posteriormente el joven matriculó en la Universidad de La Habana para estudiar Medicina. Cuando la dictadura cerró la Casa de Altos Estudios, retornó al oriente del país se unió al Movimiento 26 de Julio y se incorporó a las fuerzas del Segundo Frente Frank País, como auxiliar de cirugía y mereció los grados de segundo teniente.

Al triunfo revolucionario fue designado jefe de sanidad militar en Baracoa, Guantánamo y Yateras, más tarde pudo regresar a la capital para continuar sus estudios hasta graduarse de médico.

Su servicio social lo realizó en Baracoa donde alcanzó la militancia del Partido Comunista. Sus cualidades como cirujano, especialidad en la que se preparó, fueron elogiadas por el Che durante su campaña en el Congo. En Bolivia el Che calificó su comportamiento de muy bueno. Fue el último de los cubanos en caer en combate.

Pablito: el más joven de los guerrilleros

En una conversación reseñada en su diario que el Che sostuvo con Pablito, el jefe guerrillero escribió: “Se mostró firme y decidido, de Patria o Muerte y hasta donde se llegue”. Francisco Huanca Flores, tal era su nombre, había nacido en el poblado de Laja, departamento de Oruro, el 17 de septiembre de 1945. En las minas de Coro Coro inició su actividad revolucionaria y se unió a las filas comunistas. Se incorporó a la guerrilla boliviana con el grupo de Moisés Guevara. Fue un puntal de la vanguardia. Al morir contaba solo 22 años, era el menor de los combatientes.

Eustaquio, luchador siempre

Antes de sumarse a la guerrilla boliviana, Lucio Edilberto Galván Hidalgo había integrado el Ejército de Liberación de Perú y participado en el alzamiento de Puerto Maldonado. Al fracasar la lucha armada en su tierra, se incorporó junto con Juan Pablo Chang (el Chino) a la guerrilla boliviana y el médico peruano restituto José Cabrera. Eustaquio, como se le conoció en el destacamento, integró el centro y cumplió la doble función de radiotécnico y combatiente.

Había nacido el 7 de julio de 1937 en Huancayo, capital provincial del mismo nombre situada en el departamento de Junín, Perú.

Al evaluar su comportamiento, el Guerrillero Heroico señaló su firmeza y disposición para mejorar.

Chapaco decisión de vencer las dificultades

Jaime Arana Campero nació en la ciudad de Tarija, capital del mismo nombre en la zona sur de Bolivia, el 31 de octubre de 1938. Chapaco se le llamó en la guerrilla y es el sobrenombre que suelen darles a los nacidos en Tarija.

Sus inquietudes políticas comenzó a manifestarlas desde que estudiaba la carrera de Ingeniería en la Universidad de San Andrés, fue dirigente del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) en La Paz y estuvo becado en Cuba. Aquí solicitó integrar la célula de la Juventud Comunista boliviana formada por sus compatriotas.

Ocultó la falta de un pulmón debido a una herida sufrida, para que ello no le impidiera sumarse al destacamento encabezado por el Che. Cuando dio muestras de un gran agotamiento físico y mental, el jefe le plantó la disyuntiva de abandonar la lucha, pero dijo que no se iría y mantuvo hasta el final la decisión de vencer las dificultades.

Nota aclaratoria: En la pasada edición apareció por error en la semblanza biográfica de René Martínez Tamayo, la foto de su hermano José María, caído también en la guerrilla boliviana. Ofrecemos disculpas a nuestros lectores.

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