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La impronta fundacional de Magali García Moré

 Esbelta, alta y atrayente mestiza, criolla distintiva de la mujer cubana, así es Magali García Moré, quien ha dejado memorables huellas en la historia del movimiento sindical y en el periodismo insulares, entre estas el haber sido miembro del Secretariado fundacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC), el cual arriba a su aniversario 40, motivo de este diálogo. Fue además la primera directora de un órgano de prensa nacional, suerte que le tocó a nuestro periódico entre los años 1982 y 1986.

Junto al Gabo a inicios de la década de los años 80.

Esbelta, alta y atrayente mestiza, criolla distintiva de la mujer cubana, así es Magali García Moré, quien ha dejado memorables huellas en la historia del movimiento sindical y en el periodismo insulares, entre estas el haber sido miembro del Secretariado fundacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC), el cual arriba a su aniversario 40, motivo de este diálogo. Fue además la primera directora de un órgano de prensa nacional, suerte que le tocó a nuestro periódico entre los años 1982 y 1986.

“Ser parte del Secretariado del SNTC (1978- 1981) supuso para mí una valiosa experiencia, ya que me eran casi desconocidas las numerosas actividades que se desarrollaban en el seno de la organización sindical. Fue un descubrimiento que me llevó por otro derrotero”, enfatizó esta singular dama, cuyo carácter denota una admirable comunión de ternura y afecto con arrojo y firmeza.

Al referirse a sus vivencias en los años iniciales del SNTC, apuntó que “lo primero que debo reconocer es a los excelentes hombres y mujeres que durante su vida laboral se han dedicado a esta difícil y anónima profesión, poco reconocida y muchas veces desestimada. Creo que no exagero con esta afirmación, pues en nuestra sociedad el desempeño de un dirigente sindical debe estar fundamentado en sus convicciones revolucionarias, honestidad de su conducta y entrega. Y es el colectivo quien lo evalúa”. Recordó que este sindicato “surge de la unificación de Artes y Espectáculos y Prensa y Libro, al crearse el Ministerio de Cultura, con el compañero Armando Hart como ministro. Lo anterior supuso cambios en el contenido y la forma del trabajo del naciente organismo.

“En el Congreso Constitutivo —agregó— fui electa miembro del Secretariado Nacional; esto me exigió dejar las filas del periódico Granma. Al distribuirse los contenidos entre los directivos del SNTC, pasé a ocupar el frente de Educación, Cultura y Deportes. Me esperaba un intenso quehacer, puesto que el país todo estaba inmerso en la batalla por el Sexto grado, en tanto crecía el apogeo de la Secundaria Obrera y la Facultad Obrero-Campesina.

Era enorme el esfuerzo por alcanzar altos niveles educacionales entre los trabajadores, lo que posibilitaría abrir nuevos horizontes en el desarrollo técnico, cultural y científico a que aspiraba la Revolución desde sus inicios”. En ese empeño múltiple, en el que participaron disímiles organismos y organizaciones, García Moré recuerda “de manera especial a Rosario Fernández, miembro del Secretariado Nacional de la CTC, quien atendía esta actividad, entusiasta y ordenada, capaz de llevar al movimiento sindical a cumplir con sus objetivos”.

Al transcurrir el primer año de su permanencia en el SNTC, fue propuesta como segunda secretaria para ocuparse de la Organización y las finanzas, entre otras tareas, “que me dieron una visión diferente de cuánto podía ser de exigente al enfrentarlas y asumirlas con el afán de hacerlas bien.

A ello contribuyeron de manera decisiva el grupo que laboraba conmigo directamente y que era realmente eficiente, y el Secretariado en su conjunto”. Su trabajo le obligaba a estar durante un extenso tiempo lejos del hogar, ante lo cual Magali estableció estrategias que le propiciaron sostener la armonía doméstica junto con la sólida formación de sus hijas Aurika, Yamilka, Karenia y Tamara, además de atender las demandas de sus ancianos padres; en tanto ganar respeto entre los afiliados al SNTC con los cuales se relacionó en “constantes visitas a provincias, no solo para reuniones con los ejecutivos a ese nivel, sino para reuniones con las secciones sindicales, que incluían centros grandes y pequeños; amén de interesarme por lo heterogéneo de nuestros afiliados”.

Su estela en el periódico Trabajadores

Cinco años después, al concluir en el SNTC, “fui nombrada subdirectora del periódico Trabajadores. José M. Ortiz, Pepín, quien estaba a su frente, debía reintegrarse al Departamento de Orientación Revolucionaria del Partido.

Luego ocupé la dirección del diario. Traía a mi favor el haber sido dirigente sindical”. Entonces “regresaba al periodismo desde el conocimiento que da el ejercicio de la práctica. Muchos ya llevaban años allí, y me propuse hacer cambios que posibilitaron profundizar en temas esenciales para los lectores a que estaba dirigido”.

Magali irrumpió en Trabajadores cuando nuestra redacción estaba en la calle Virtudes, entre Águila y Galiano, antiguo periódico El Mundo. Lo hizo como un flexible —y necesario— soplo de fraternidad, comprensión y diálogo afable con todos, lo cual le facilitó establecer sólidos cambios en el programa editorial, en la disciplina y el trabajo grupal, ello sin subvalorar el legado dejado por ese gran director que fue Pepín Ortiz.

Ella ha reiterado que “Trabajadores fue, y sigue siendo, una de las cosas de mayor importancia que me ha tocado hacer en este más de medio siglo vivido en Revolución.

Me pareció más que una sorpresa, un gran susto, un extraordinario descubrimiento, no solo en el abordaje de variados asuntos y con una mirada siempre renovada, sino porque posibilitó que encontrara la llave maestra de cualquier directivo: las estrechas relaciones con el colectivo. Esa será siempre la gran lección de Trabajadores”. Cuando llegó a nuestra redacción ya García Moré gozaba de admiración y respeto entre sus colegas, mediante su quehacer en el rotativo Granma (1966-1978), tras sus estudios universitarios.

De esa época se recuerdan sus crónicas (1973), sobre la guerra en Vietnam, viaje de trabajo que realizó a través de la Unión de Periodistas de Cuba, coincidentemente con la primera visita que efectuó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz a ese país asiático.

Llegó el momento en que la directora de visión profunda y certera, la compañera, y la amiga dispuesta a compartir nuestros problemas personales, debía finalizar su dirección en Trabajadores.

Bohemia, el Gabo y El amor en los tiempos del cólera

Posteriormente pasó a dirigir la centenaria revista Bohemia (1986-1988). Tal fue el prestigio alcanzado, y tanta la admiración que por su ocupación sintió el gran escritor Gabriel García Márquez, que accedió a publicar en ese órgano un adelanto de su célebre novela El amor en los tiempos del cólera, acontecimiento al que nunca Magali hace mención por esa extraordinaria modestia que le caracteriza, debido a la cual tal vez haya sido poco reconocida.

En la Facultad de Periodismo

La siempre alegre y contagiosa presencia de Magali junto a
sus bisnietos Amaia y Diego, con casi dos y siete años de edad,
respectivamente. Fotos: Cortesía de la entrevistada

Sus despedidas de Trabajadores y Bohemia no fueron menos apesadumbradas en comparación con la pena que sintieron sus alumnos de la Facultad de Periodismo (1988-1990), al concluir su decanato. Lugar en el que hizo memorables reformas en favor de la formación de los educandos.

Uno de ellos expresó: “Si no hubiera poseído la sensibilidad que la identificó, si hubiera priorizado las tareas por sobre el ser humano, su historia hoy no tendría el mismo valor…”. (1) Fémina defensora del legado patriótico y humanístico de José Martí y de Fidel Castro, el líder histórico del que asimismo ha sido promotora de su ideario socialista, Magali siempre se ha mantenido vinculada al movimiento sindical. Desde hace cerca de 25 años preside el jurado del Concurso de Periodismo 1º de Mayo que auspicia la CTC.

En el ICRT, y luego con los economistas

Entre 1994 y 1995 laboró en Radio Rebelde como subdirectora de programación, en momentos en que el reporterismo había tomado protagonismo durante la campaña de devolución del niño Elián González. En esa emisora se jubiló del periodismo. “Al siguiente año, fui contratada para hacer Exclusivo de Rebelde, el cual alterné con la dirección de la Revista de la Mañana, de la Televisión Cubana.

Un día pensé que ya debía irme de ese medio y me fui a trabajar a la Asociación de Economistas de Cuba, donde estuve más de una década, como editora del periódico El Economista de Cuba, y luego de la edición digital de este diario.

“Después de tanto andar, pienso que ya debo de parar”, enfatizó Maga, como muchos de sus colegas y amigos le llaman, quien ahora disfruta del amor de sus ocho nietos —cuatro varones e igual cantidad de hembras—, además de sus dos bisnietos, Amaia y Diego, hijos de Liuba, la primera descendiente de Aurika. Magali, la periodista, la directora, la sindicalista, la revolucionaria sin tachas, a las puertas de su octava década de vida, hoy disfruta del amor que cosechó durante tantos años y entre tantas gentes. Su nombre, por el propio peso de su legado, quedará en la historia como el de una gran mujer.

(1) https://alvarodealvarez.com/magali-garcia-morela- huella-parte-ii

 

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