Para quien hace menos de un mes vio al mayor embalse del país reducido a un “charco”, le cuesta creer que hoy la Zaza pueda compararse con la inmensidad del mar.
Las lluvias asociadas a Irma le proveyeron, en 72 horas, alrededor de 700 millones de metros cúbicos de agua, y las precipitaciones y sucesivos escurrimientos de los últimos días elevaron su nivel más allá de su cota de restricción situada en 920 millones de metros cúbicos.
Ello motivó el alza de las seis cortinas de la presa —inmóviles desde noviembre del 2013— para evacuar unos 125 millones de metros cúbicos durante miércoles, jueves y viernes pasados. Yusliadys Lorenzo Coca, subdelegada de Recursos Hidráulicos en Sancti Spíritus, explicó que la acción estuvo en línea con los estrictos protocolos que rigen el funcionamiento de la obra, destinados en especial a proteger a miles de personas residentes en las inmediaciones.
De ese riguroso control dan fe Ariel Fiallo y Carlos Cisneros, dos de los encargados de la vigilancia técnica de la Zaza. “El monitoreo es permanente. Medimos el nivel del agua, los picos de la venida y el estado de los 3 mil 295 metros de la cortina. En estos momentos la presa se halla en condiciones de estar a máxima capacidad”, enfatizó Fiallo.
Para Rafael Yánez Pardillo, jefe de brigada del aliviadero Cayajaná, el embalse es una bendición. “Es la única forma de regular las aguas del río que le aporta el nombre. Además, constituye una garantía para el desarrollo económico del municipio de La Sierpe y de la provincia, porque con esos volúmenes se garantizan las producciones arroceras del próximo año”, declaró.