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Danzas con Rebeldía

José Donato Mirando, director de la agrupación (al centro), junto a su compañía Danzas Rebeldía, fundada en abril de este año. Foto:
Heriberto González Brito

Un sueño hecho realidad, una pasión y la imperiosidad de mostrar la valía de su arte es lo que caracteriza a la novel compañía Danzas Rebeldía, fundada en abril del presente año, dirigida por el bailarín y coreógrafo José Donato Mirando e integrada por muchachos de 10 a 12 años de edad.

Disímiles sitios han sido testigos del talento y la entrega de estos príncipes, la escuela de enseñanzas primaria y secundaria Salvador Allende del municipio de Marianao, el teatro de variedades América, entre otros centros.

Trabajadores conversó con su director tras una presentación del grupo en el Museo Palacio de los Torcedores, donde conocimos el funcionamiento de un proyecto tan abarcador, que comprende en su programa varios géneros musicales como el son, los bailes afrocubanos, franco haitianos, el chachachá, el merengue y otros.

No es tarea fácil concretar un empeño de tal índole, pero gracias a la voluntad y el afán de ofrecer al mundo la vasta cultura que define a nuestra nación, para los niños de Rebeldía los imposibles encuentran derroteros.

Los primeros pasos

“No solo les enseño cómo bailar, los preparo para la vida, es mi misión principal, que sean hombres y mujeres de bien; significa el mayor regalo que puedo recibir. Los espectadores dan el veredicto final, y cuando en el escenario estallan los aplausos y solicitan más números, entonces sé que hice un buen trabajo.

“Decidí —agregó— llamar a la compañía de esta manera en homenaje al legado de nuestros héroes; además constituye una etapa en que los pequeños crecen, se vuelven más osados, aventureros, luchan por sus sueños y es también el espíritu de Danzas Rebeldía”.

El joven director enfatizó que “muchos de los muchachos cuando empezaron eran tímidos, y con el paso de los meses se han vuelto expresivos, conversadores y hasta un poco más alegres. Me satisface haber logrado este cambio positivo en su personalidad.

“Tengo el deber de formarlos para el futuro; quiero verlos triunfar en las batallas del porvenir. Anhelo que me recuerden como el maestro que les enseñó algo más que danza. Asimismo me interesa que aprendan elementos de la cultura en general, los principales bailes, ritos, ceremonias, forman parte de su identidad y la de cada cubano”, puntualizó Donato Miranda.

“Siempre les doy un consejo a los padres, no limiten a sus hijos, atiendan sus inclinaciones artísticas.¡Cuántos talentos se han perdido por no despertar esa llama a tiempo! El día de mañana ellos lo van a agradecer”.

El entusiasta promotor cultural subrayó que es muy riguroso con los ensayos (de lunes a sábado a partir de las 2:00 p.m., en calle Aguacate, entre Sol y Luz, en el municipio de La Habana Vieja). “A veces son las 10:00 p.m. y estoy inmerso en pulir detalles de las coreografías. Los niños no se cansan, piden que siga con las rutinas, tienen un aguante…

Por eso disfruto trabajar con ellos, no imponen límites —sonríe Donato Miranda con aire de júbilo, pues sabe que su proyecto dará buenos y exitosos frutos”. Por último este amante de la danza aseveró que su intención fundamental “es que se conviertan en bailarines profesionales, por eso les exijo tanto y la disciplina es un factor clave para el éxito. Si definiera nuestro quehacer, diría que nos mueve la fuerza y la valentía para asumir cualquier reto”.

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