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Luz de Las Tunas en Ciego de Ávila

Los linieros vencen las irregularidades del terreno y la humedad que dificultan el laboreo

“Para mí fue algo terrible. Salí de mi casa como a las 7 y 30 de la noche bajo el agua, con mi niño, mi esposo, mi suegro. Fuimos para la casa de unos vecinos. Ellos fueron muy amables con nosotros. Y cuando comenzó a batir fuerte tuve que meterme con mi niño en un closet.”

Así recuerda Marbelis Colón Domínguez el paso del devastador huracán Irma por el poblado Villa Palma, del municipio de Morón, en la provincia de Ciego de Ávila.

Y aunque resultaron horas traumáticas las del azote, su dolor más profundo lo experimentó en la mañana: “Cuando volví a mi casa y ya no estaba, y me vi sin otra ropa que la que vestía, todo destruido, sin nada…”, relata y el dolor le salta por los ojos, pero la angustia se refugia en la seguridad de que ni ella, ni los demás damnificados serán olvidados por la Revolución.

Después del azote, la solidaridad

“Cuando llegamos todo estaba sin servicios. Cables, postes, transformadores, metrocontadores derribados”, relata Rolando Labrada Jiménez, jefe de pareja de alumbrado eléctrico, y refiere que los árboles tumbados, los mosquitos, la humedad del suelo y otras irregularidades del terreno fueron obstáculos superados por la voluntad y la decisión colectiva de restaurar, en el más corto tiempo posible, las líneas y darle luz a la población.

Ese desolador panorama que dejó el poderoso fenómeno meteorológico en muchísimos puntos de la geografía cubana y el espíritu solidario sirvieron –y sirven de acicate- al contingente especial de la Empresa Eléctrica de Las Tunas que, al dejar casi restablecido en su totalidad esos servicios en su territorio de origen, acudió a tierras avileñas para borrar las huellas de destrozo dejadas por Irma y llevar luz a las comunidades más afectadas.

De su constancia dan fe vecinos de los municipios de Morón, Ciego de Ávila y Bolivia, y de sus localidades de la Isla de Turiguanó, Nereida, El Vaquerito, Ceballos, Patria y La Rosa, y otros territorios como Playa Cunagua (Bolivia); y los de la ciudad de Ciego de Ávila, donde laboraron con disciplina y entrega los   trabajadores de este sector, quienes han iluminado ya una cifra superior a las 10 mil viviendas.

“La tarea ha sido colosal, también restablecimos todo el circuito norte, desde Morón hasta Esmeralda, provincia de Camagüey”, asegura  Omilton Rodríguez Rivas, jefe del contingente tunero constituido a instancias de la unión Eléctrica de Cuba para enfrentar la contingencia, y cuenta que para alcanzar esos resultados reconstruyeron más de 20 kilómetros de líneas de 33 kilovoltios, más de 200 kilómetros de líneas de distribución primaria, enderezaron más de 300 postes y cambiaron cerca de 80 y dejaron 345 transformadores normalizados, certificados y cerrados.

Rodríguez Rivas exalta el protagonismo del grupo, constituido por 96 trabajadores, integrados en 10 brigadas de linieros y especialistas, técnicos y personal de apoyo logístico a las exigentes labores.

Los vecinos opinan

En medio de tanta desolación, el contingente es admirado, “hicieron rápido bien y muy rápido las cosas”, asegura Marbelis Colón, cuando recabamos su opinión sobre el trabajo de los tuneros.

Mientras, Luis Manuel Molina Padrón, el delegado de la circunscripción Villa Palma, dice que quedan muchas cosas por hacer en su demarcación para restaurar los daños del huracán, pero pondera el interés, la voluntad y la disciplina del solidario grupo.

Epílogo

Los trabajadores del sector eléctrico de Las Tunas cumplieron la tarea en Ciego de Ávila, y “estamos dispuestos a marchar hacia donde la Unión nos asigne otras labores de recuperación”, sentencia Rodríguez Rivas.

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