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Vegetales no tan lejos de la mesa

Salvadas todas las posturas porque los agricultores fueron precavidos. Foto: José Luis Martínez Alejo
Salvadas todas las posturas porque los agricultores fueron precavidos. Foto: José Luis Martínez Alejo

El huracán Irma derribó el 100 % de los techos de las casas de cultivo del tipo Parral, tecnología con más de 20 años de explotación y la desventaja de no ser desmontable, en la unidad empresarial de base (UEB) de producción de vegetales, perteneciente a la empresa agroindustrial Ceballos, de la provincia de Ciego de Ávila.

Afloran después de la tormenta nuevas casas para semilleros de cultivos protegidos en Ceballos. Foto: José Luis Martínez Alejo

Pero allí no todo está perdido. “Antes del ciclón nos preparamos, pues el 40 % de nuestras instalaciones de cultivos protegidos se puede desmontar y lo hicimos. Además, ya empezamos a recuperar mallas laterales y cubiertas azotadas”, afirma el ingeniero agrónomo Ernesto Torres Hernández, jefe de producción de la UEB.

“Contamos con 14 casas totalmente montadas en esta fase de recuperación y están en funcionamiento las que tienen instalado el sistema eléctrico.

“Sembramos las primeras hectáreas de tomate, melón de castilla y  col, productos de ciclo corto que nos permitirán solventar el déficit de producción y que los vegetales no estén tan lejos del alcance de la población, los organismos priorizados y el turismo, nuestros principales clientes”.

Tampoco está tan distante de los consumidores un nivel de encurtidos, de acuerdo con la opinión de Decter Hernández Pulido, trabajador de la minindustria de vegetales. “Aprovechamos tomates y pepinos caídos, los envasamos en tanques con vinagre, esperamos por la entrada de las latas para envasarlos y comercializarlos”.

Gracias a la precaución…

Si hoy ese colectivo reconocido como el mejor de su tipo en el país en el sistema empresarial del Ministerio de la Agricultura, puede avanzar en medio de los daños al programa nacional de producción de alimentos, es porque protegieron los centros dedicados al desarrollo de los semilleros.

Testigo de tal logro es Madeline Aldana Mariño: “Adoptamos medidas para no perder ninguna planta, por eso desde nuestro puesto de trabajo podemos aportar a las siembras de tomate, pepino, melón, col, pimiento y berenjena”. “Tenemos casi medio millón de posturas para plantarlas en más de 17 hectáreas”, subraya Ernesto Torres.

Argumenta el ingeniero Edniel González, director adjunto de la UEB que la creación por parte del colectivo laboral de cisternas y tanques como fuentes alternativas de abasto de agua, con el fin de enfrentar la vulnerabilidad de los semilleros ante la falta de riego por interrupciones eléctricas, les posibilitó en esta fase de contingencia meteorológica preservar las posturas para arrancar el proceso de recuperación.

El fenómeno quebrantó la infraestructura de los cultivos protegidos, pero allí sus labradores les ripostan hoy con la construcción de dos nuevas casas para incrementar los semilleros, labor que acometen Joel Estévez López, Santiago Laurencio y otros compañeros de la brigada de mantenimiento de la unidad.

“Irma nos hizo lamentar, pero no amilanarnos”, afirma la sindicalista Reina Moreno. Foto: José Luis Martínez Alejo

Y para demostrar que sí se puede levantar el ánimo después del desastre, Reina Moreno Garachana, secretaria general del Buró sindical de la UEB de vegetales, expresa emocionada: “Irma nos hizo llorar, pero no pudo prohibirnos la entrega recientemente de 40 nuevas viviendas a los trabajadores.

“Ahora nos queda batallar sin perdernos de vista en la calidad de las siembras masivas que emprenderemos para materializar el cumplimiento del plan de producción que tenemos casi a la mano, ya que antes del paso del huracán se habían acopiado 2 mil 402 toneladas, de 3 mil 100 planificadas para el presente año”.

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